La facultad de sueños tiene un estilo cambiante a lo largo de la novela, y vamos conociendo mejor a Valerie y a aquellas personas que formaron parte de su vida (su madre, su padre y abusador, alguna de sus parejas…), a través de entrevistas que le hace la narradora a una ya fallecida Valerie, a través del juicio contra la protagonista a causa del intento de asesinato del conocido pintor estadounidense, de conversaciones con su madre, con la psicóloga que la trata cuando la incapacitaron judicialmente o con su compañero El niño.
A lo largo de la obra se habla también de su obra SCUM, un polémico ensayo que realizó la protagonista en el marco de la segunda ola feminista, en el que Valerie habla de la superioridad de las mujeres y proponía el exterminio de los hombres. A través de una enferma Valerie y de la ya fallecida Valerie, la autora da rienda suelta a la imaginación para poder ampliar e interpretar el contenido del mencionado manifiesto.
Personalmente, me ha gustado mucho la novela, que hace una narración dura de leer sobre la vida de Valerie y de todo aquello que vivió y que la llevó a ser quien era; partiendo de la base de saber que gran parte del contenido es imaginario, pero que la estructura y los hechos principales sí que sucedieron en la realidad. De modo que he podido conocer una de las posibles versiones de Valerie entrando en profundidad, dejando en la superficie lo que hizo y pasando a interesarnos más en todos y cada uno de los detalles que formaron el carácter y la forma de ser de la escritora y, por lo tanto, lo que la llevó a atentar contra la vida de Andy Warhol y a confesar su culpabilidad posteriormente. Entre esos detalles se cuelan situaciones de abuso sexual infantil y prostitución, que la endurecieron y le hicieron odiar a los hombres.
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