En este poemario de unas 50 páginas encontraremos versos que por su musicalidad y alto grado de colorido nos recordarán al inigualable Rubén Darío. Por ejemplo, el primer verso del poema “Caperucita” reza así confirmando lo que acabo de decir: “Hay un reflejo como fresa que estalla” o cuando el yo lírico se manifiesta de la siguiente forma dentro del poema “Persecución”: “Y tú, esquiva, / Te vas hacia el oriente, / Esperando al sol, / Que corre tras tu risa.
Por otra parte, también hallaremos grandes metáforas unidas a descripciones de la naturaleza, es como si mezcláramos en la paleta de colores un poco de Lorca con un poco de Machado, pero este último algo más alegre que triste, y el resultado fuera entonces así de sugerente:
Retorna el sol,
Lentamente, como si fuera un pájaro.
Pero, hoy, el tejido de todos los afectos,
Colmena de pesares y victorias,
Dibuja luces en todas las penumbras.
Por otro lado, otra mezcla curiosa que hace la poeta es la de barajar con soltura estampas de la naturaleza (a modo machadianao y lorquiano a la vez) con cuentos tradicionales, lo que le confiere a sus versos un tono bello y vistoso como podemos apreciar dentro del poema “Mirada a un vergel de siglos” en una de sus estrofas:
Eres puente, engarce en la memoria.
Unes siglos y estampas de vida.
(…).
Nos deslumbras con tu verde cabellera,
La naturaleza es tu hada madrina.
En suma, un poemario novedoso, atípico como nos tiene acostumbrados la editorial Los Libros del Mississippi, en el que podremos leer versos tintineantes, sinuosos, coloridos., que captan a la perfección y de manera original estampas e impresiones de momentos e instantes, en los que predomina un aliento vital y esperanzador, ideal para vivir o navegar con serenidad, como nos invita el barquito de la carátula. Ejemplo de ellos son también los siguientes versos, pertenecientes al poema “Frontera” con los que doy casi por concluida esta reseña:
Puerta de piedra,
Que a mirar convidas
Lontananzas arbóreas,
Vegetación que vive.
Azul, collar de nubes.
Viajero,
No te detengas,
El Universo te espera en el ocaso.
Lo que traducido al lenguaje común de los mortales quiere decir, la última etapa de la vida posee todavía mucho esplendor y nos ofrece aún a todos todo un sinfín de posibilidades por explorar, atreveos, por tanto, a vivirla, con alegría, Carpe diem.
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