Cercana lejanía es una aproximación a la mirada de dos autoras, tan lejanas geográficamente (India<>España) como cercanas en el latido que subyace y alienta sus versos. En ambos casos, los textos giran en torno a cuestiones que no siempre son noticia, puesto que su persistencia en el mundo real, les resta el interés de algo que ya se ha contado, o que sucede en esa lejanía que no se circunscribe a nuestro entorno más inmediato, bien geográfico bien social. Así, en el primer poema de Bina Sarkar Ellias, “Bajo las botas” llegan las armas, “los chicos / de ojos de acero” la violencia y la sangre que crecen a la sombra del fanatismo religioso y su afán de poder absoluto y de férreo control. Esta primera parte, se arma con las potentes metáforas a través de las imágenes reproducidas, como el medio taxi que aflora desde el suelo, instalación de Subodh Gupta titulada “Todo está en el interior”, con las que la poeta dialoga desde sus versos “que el viaje de la vida / es de espalda contra / espalda”, dice en Migración 1. La supervivencia desde las alcantarillas, se soporta en estos versos sobre el sueño<>aspiración de una vida digna ascendiendo desde el basural. Las guerras por un territorio que parte los países y las familias y establece fronteras con “los alambres de púas de la religión”. El homenaje a la madre y una llamada a la resistencia de la mujer “que queme el bosque / de las arrogancias/ de los machos. Y la haga libre, cuyo universo se expanda más allá de las cuatro paredes del hogar. Y a la par, también dialogan las poetas entre sí, puesto que Nieves Álvarez retoma el verso con la misma pulsión que une a ambas poetas: el amor a la vida. A una vida digna en la que debemos caber todas en pie de igualdad, seamos de aquí o de allá, de un género o de otro, de más arriba o de más abajo. Y sí, la voz de ambas resuena como a dúo, cada una con sus matices, y nos lleva de los labios para que a nosotros también nos duelan “tus gritos, mi tristeza, / el dolor de la llave, / la entrada de la fiera, / el silencio del verso, /…/ cuando ya hemos perdido / el tiempo de soñar”, dice en su primer poema Y ahora qué. El mismo dolor que recorre las páginas de su imprescindible Tremor de polvo rojo, su anterior poemario publicado en 2018 por Amargord. Versos medidos para nombrar una violencia sin medida que Nieves desgrana con la elegancia equilibrada y rítmica a la que nos tiene acostumbrados. En la página anterior, la fotografía de una mano de madera caída cuan largo es el brazo, de Miguel Ángel García, (magnífica, como todas las demás incluidas en este libro), acompañada con una cita de Malcom X, nos invita a la resistencia y a la rebelión contra quienes ejercen la violencia como forma de relacionarse y de dominio sobre los otras. Y vuelve en Llanto un pedazo de memoria oscura: “Pero todo se acaba tras la llave / que empuja la tristeza”. Llave que abre la puerta y rompe la calma y los cuerpos. En otro sentido, Bina Sarkar también nombra a las llaves que puedan “abrir las puertas / de tu / mente petrificada”. Es así como estos versos abren esas cerraduras oxidadas por el machismo y la estrechez mental, cuyos resultados son las violencias ejercidas de forma cotidiana, en cualquier lugar de la sociedad o del mundo. Los poemas hurgan en el dolor vivido a modo de ganzúa que abre las estancias interiores y restaña las heridas, para que el miedo al otro no vuelva a ser verdad, para que no se sufra en soledad. Y una forma de hacerlo es escribir>decir>pronunciar con “las palabras precisas, / como dolor, ausencia, camino, caminante / Mediterráneo, muerte, mujer, indiferencia, / suicidio, casa, fuego, / maltrato, drogas, nieve, amor eterno…/, dice Nieves en su poema Reflexión poética, a modo de recuento de lo que nos va deparando su lectura. Y dice bien. Cercana lejanía es el título preciso para este muestrario de las diferentes formas en que nos acomete la rotura (de una mujer, de una vida, de una familia, de una sociedad, de un pueblo, de un país…) y evidencia, porque la nombra en sus múltiples acepciones, la fragilidad que nos constituye como seres humanos y como colectividad. Cercanía vital de sus dos autoras, desde esa lejanía geográfica que no desmiente el vínculo poético que las une. Porque si Bina Sarkar dice “ella bebió profundamente la líquida luz, bebió profundamente la noche”, Nieves Álvarez responde “mi poema es el viento de una noche sin luz”. Les invito a que pasen y lean. Se darán cuenta, tras la lectura, que es un error creer que estamos lejos, que estamos a salvo, que a nuestra cómoda casa no llegará el temblor ni serán las grietas una circunstancia determinante. Quizás también descubran que es un error creer que lo que sucede en otros lugares del mundo, o a otras personas, no nos concierne. Puedes comprar el poemario en:
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