El autor tiene la teoría que las tres Giocondas que existen en el mundo son obras originales. La que se encuentra en el Museo del Prado, después de su restauración, dejó ver un fondo azul que había tenido oculto desde hace un par de siglos. Su maestría es innegable y ha sido considerada como una obra maestra. Con estos mimbres y otros más, Boyano pergeña una novela muy interesante en la que el lector se adentrará en uno de los mayores secretos del arte de todos los tiempos. En la entrevista, J. T. Boyano nos desvela algunos de los secretos que hay en torno a esta genial obra de la pintura universal. ¿Cómo surgió la idea de escribir la novela “Leonardo en Málaga”? Por una serie de casualidades. Una arquitecta dirigía una obra y encontró restos de un viejo manuscrito. Al excavar el terreno, vieron un hueco entre ladrillos. Una especie de horno árabe. Bajo la tierra, aparecieron los textos, fragmentos en parte carcomidos, protegidos por un cartapacio. Por supuesto, la arquitecta decidió permanecer en el anonimato. ¿Partió de algún hecho real para escribirla? Sí, claro. Hace unos años, el Louvre solicitó al Prado su Gioconda, una copia aparentemente sin valor, para una exposición temporal. En Madrid, Ana G. Mozo inició la restauración de esta copia de la Gioconda, atribuida al taller. De inmediato, se valoró como una obra maestra. Eliminaron un antiguo fondo negro, repintado en el siglo XVIII. Y allí abajo, vibrando a la luz, apareció un maravilloso paisaje de montañas azules. Al analizar los pigmentos, se detectó el lapislázuli. Para saber más, recomiendo un libro, La Otra Gioconda, de Peio H. Riaño ¿Está documentado que Leonardo da Vinci estuvo en Málaga por culpa de un naufragio? Por desgracia, sólo tenemos estos manuscritos de Málaga, escritos en un italiano antiguo, de sabor renacentista. Un historiador amigo los tradujo al castellano, pero el resultado era bastante incompleto. Había muchas lagunas y faltaban páginas enteras. Por otro lado, sabemos que hacia el año 1500 Leonardo viajó mucho. En ocasiones, dibujaba mapas con propósitos militares. Durante un tiempo, su rastro se pierde. Algunos piensan que todo el manuscrito es una falsificación romántica, una novelette escrita en el XIX. Pero yo sí creo. Lo he visto y salta a primera vista. Se trata de un documento fidedigno. ¿Cuánto tiempo ha tardado en documentarse y escribir la novela? No demasiado, me dieron la historia ya casi hecha. En 2018 recibo los manuscritos. El libro se publica en abril de 2020. Tardé dos años para organizar este material fragmentario. El historiador, que figura con el pseudónimo Boymor, me encargó dar forma al relato para facilitar su comprensión y hacer posible la divulgación del texto. No tendría sentido publicar la historia usando los términos originales, tal como se usaban en el siglo XVI. Resultaría muy complejo de leer, con tantos saltos y partes perdidas. ¿Qué es lo que más le atrae de Da Vinci? ¡Es un personaje único! Su inagotable curiosidad abarca todos los ámbitos del saber: la anatomía, la tecnología del vuelo, la geología, la medicina… Ninguna forma de conocimiento le es ajena. Fue un pionero en el campo de la experimentación científica, frente a la sabiduría clásica, muy anquilosada tras la Edad Media. Hay algo que me resulta increíble. A día de hoy, mucha gente aún duda de la ciencia, le da mayor crédito al pensamiento mágico. En cambio, hace más de 500 años, Leonardo da Vinci lo percibió con claridad: para progresar, era necesario observar de forma directa la naturaleza. Esto le condujo a cuestionar algunos saberes adquiridos, tradicionales, heredados de los griegos. Un mito es un mito, aunque lo firme Aristóteles. ¿Es cierto que las tres Giocondas son de Leonardo y/o de sus discípulos? Por supuesto, es seguro al 100%, totalmente real. De hecho, las tres Giocondas pueden verse hoy en el Prado, el Louvre y una colección privada, Isleworth. Incluso pueden visitarse telemáticamente. Además, existen múltiples estudios fotoquímicos, basados en técnicas ópticas y radiológicas muy sofisticadas, como la reflectografía infrarroja. ¿Cuál es la hipótesis más creíble? ¿Por qué pintó tres cuadros iguales o muy parecidos? Los talleres renacentistas solían producir distintas versiones del mismo cuadro, para vender y sacar partido a piezas de éxito. Esto explicaría que Leonardo hiciera dos versiones para sus clientes. Uno de ellos, sin duda, fue Francesco del Giocondo, el comerciante casado con Lisa Gherardini. Leonardo se reservó para sí mismo la tercera pieza, la más famosa, la Gioconda del Louvre. ¿Para continuar trabajando en ella? Tal vez… Le cogió cierto cariño, se resistía a perderla de vista. ¿Hay diferencias entre ellos? Sí, la primera, llamada Early Madonna, es más monocromática, ha quedado abierta, sin terminar. Le faltaba el lapislázuli para iluminar el paisaje. Leonardo hizo gestiones para conseguir este pigmento. La Gioconda del Prado es un retrato de la Mona Lisa joven, completado con espléndidos colores. Ahora sí disponía ya del lapislázuli. Probablemente, estaba destinada al palacio de un príncipe. Según mis documentos, para Giuliano II de Médici. La Gioconda del Louvre envejeció junto a Leonardo. Es un retrato mágico y vivo, que aún permanecía junto a él cuando murió en Francia. ¿Cada cuadro tiene alguna relación con los cuatro elementos? Es evidente. Hay un elemento predominante en cada una. La primera, Mona Lisa de Isleworth, es oscura y ocre como la tierra. La del Prado es azul y vibrante como el aire. La tercera, la del Louvre, es la culminación de la perspectiva aérea, es la recreación del aire. Leonardo estaba muy interesado en la investigación de la naturaleza y su conexión con el ser humano. “Falta una Gioconda, la relacionada con el fuego. Pero, por desgracia, ésta no ha sido encontrada…“¿Faltaría una? ¡Sí, así es! En la época tenían clara la teoría de los cuatro elementos. En consecuencia, falta una Gioconda, la relacionada con el fuego. Pero, por desgracia, ésta no ha sido encontrada… ¿Qué significa la Gioconda para la pintura universal? Hay gente que no entiende su importancia. Les recomiendo mi libro. La verán de otra forma. Leonardo pintó una mujer completamente real. No un simple reflejo. La famosa sonrisa está pintada con veladuras levísimas, usando pintura muy diluida. Leonardo inventó esta técnica pictórica, el sfumato, que se basa en superponer varias capas transparentes. Pues bien, escuchen esto... Los estudios recientes sobre percepción han revelado un hecho sorprendente. Estas zonas pintadas con sfumato, sin líneas nítidas, emiten ondas de baja frecuencia. El ser humano solo puede percibir esas ondas difusas con la visión periférica, pero no con la visión central. Es decir, el cuadro nos proporciona datos distintos según nuestra situación. Si cambiamos el ángulo de visión, nuestra retina recibe una información diferente. ¿Cómo podía conocer un pintor del Renacimiento, autodidacta para más inri, estos recientes avances, alcanzados por la psicofisiología y la física en el siglo XX? ¿Qué importancia tiene el color azul lapislázuli en la obra? Este pigmento, junto al oro, era el más valioso. Convertía el cuadro en un tesoro, digno de un hombre poderoso. Además de su valor económico, el azul de lapislázuli fue muy querido por Leonardo. Con él reproducía la lejanía de las montañas misteriosas, esos macizos que le obsesionaban y que figuran en el fondo de sus cuadros. Según José Luis Espejo, estas formaciones montañosas tan características recuerdan la sierra de Montserrat. Este investigador plantea la hipótesis de que Leonardo estuvo en Barcelona, donde tenía algunos parientes. Cristian Gálvez ha situado también a Leonardo en Monserrat. Ahora mismo, estoy investigando la presencia de Leonardo en Barcelona. Y puedo adelantar una primicia: existen indicios que lo confirman. Los tengo en mi poder. En la novela, cobran un protagonismo especial sus alumnos Salai y Yáñez de Almedina. ¿Por qué les da tanta importancia en la trama? Realmente, Leonardo creó una auténtica familia en su taller. Sus discípulos eran su familia de elección. Nunca se casó ni tuvo hijos, que sepamos, pero era muy sociable y abierto. Amaba estar rodeado de gentes, de cualquier clase de seres vivos. Toda su vida se rodeó de caballos, gatos, plantas y flores... Y entre ellos estaba Yáñez, este castellano, medio valenciano, originario de la villa de Almedina. Otro pintor misterioso, oculto en la historia. El único español discípulo del genio.
"Leonardo en Málaga" tiene una estructura muy elaborada. Saltos en el tiempo, diferentes puntos de vista. ¿Cómo ideó su estructura? En realidad, vino dada por el manuscrito, que relata la estancia durante nueve días, nueve jornadas, de Leonardo da Vinci en Málaga. Cada día, Leonardo debe encontrar una ofrenda, debe recoger un elemento para llevarlo consigo a Florencia. Esto le dio la oportunidad de conocer la medicina árabe y las obras de Avicena. Naturalmente, en la novela se narra también el proceso de creación de las tres Giocondas en su taller de Florencia. Al final, queda bastante claro por qué, para quién y cómo Leonardo creó cada una. Eso sí, he intentado respetar el orden en que se hallaron los textos, los fragmentos, las voces… Para mí, es importante ser respetuoso. ¿Y cómo surgió la voz narrativa? Si nos fijamos, en el manuscrito italiano original la voz parece muy cercana a Leonardo, como si todo ocurriese ante un testigo de primera fila. Además, creo que esta voz conocía muy bien al maestro. Ya digo, he intentado recrearla en castellano, pues el italiano del Renacimiento, lleno de formas dialectales de la Toscana, hoy sonaría muy arcaico. La novela incluye una serie de ilustraciones. ¿De dónde han salido? Hemos incluido pinturas conservadas de Leonardo. También, en cada capítulo hemos recreado los dibujos que aparecieron en el cartapacio, muy deteriorados. Incluso hemos recuperado una vieja plancha de cobre, imprimiendo el grabado de una biznaga, gracias a la profesora Capilla López de Villalta, de la Escuela de Arte de San Telmo. Para finalizar, ¿cómo dio el paso de la enseñanza universitaria a la escritura? Otra casualidad, una más. Como psicólogo, investigo la percepción y divulgo aspectos psicológicos del arte. Tal vez, conociendo esta vertiente mía, mi querido amigo, el historiador Boymor, me citó un día de lluvia y me entregó la historia, ya traducida. En un parking público, me sugirió que yo podría ser la persona indicada para volcar la historia, para darla a conocer al público hispano. Imagina mi sorpresa al ver esas páginas. No podía creerlo. Pero repito, únicamente soy el último eslabón. Supongo que repetirá suerte después del éxito de su novela. La hipótesis del viaje de Leonardo da Vinci a Barcelona me fascina. No conozco un historiador que haya tocado el tema, salvando a Espejo y Gálvez. Doy por seguro que su estancia en Barcelona fue una escala de la travesía relatada en El Secreto de las Tres Giocondas. Aquella arriesgadísima expedición en busca del lapislázuli, que acabó de forma tan trágica frente a las costas de Málaga. Puedes comprar el libro en:
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