“Oleum. El aceite de los dioses” es la decimosexta novela de Jesús Maeso, uno de los grandes escritores de novela histórica del país. También ha escrito poesía, ensayo histórico, numerosos artículos de investigación y diversos relatos en varias antologías. Sin embargo, en esta última obra ha querido tratar un tema muy querido para él que se educó en la cultura del aceite. Vivió y jugó de niño entre vides. Conoce perfectamente sus procesos y su historia. Ahora, los ha volcado en su novela más personal y también de las más apasionantes. Ha utilizado recursos a los que ya ha recurrido en otras de sus novelas, las referentes al mundo romano y a Tartessos.
Es autor de novelas imprescindibles del género histórico hispano, quiero apuntar cuatro de sus obras maestras imprescindible para entender la idiosincrasia de nuestro país: El Papa Luna, Tartessos, La Cúpula del Mundo y Comanche. A las que ahora deberíamos incluir esta “Oleum. El aceite de los dioses”.
Su nueva novela se desarrolla en el periodo del emperador Tiberio y, posteriormente, en el de Calígula. Una época intrigante y despótica de Roma. Comienza en la Judea de Herodes Antipas y Poncio Pilatos. Cuando comencé a leerla todo me recordaba a otra gran novela histórica “Ben-Hur”, de Lew Wallace y pensé “¡vaya estamos ante otro Sidi! Me equivoque, la novela aunque relata en sus comienzos esos hechos ya conocidos, intenta dar una visión diferente de los personajes del Nuevo Testamento. Su visión sobre Herodes y Pilatos es sutilmente diferente y mucha más radical en personajes como Salomé y los sacerdotes Anás y Caifás. Aun así, el que el protagonista fuese galeote me seguía recordando a la obra de Wallace. Lo tomé como un largo preludio y seguí leyendo la novela y acerté.
Josef ben Caifás, convertido en Jasón de Séforis, el protagonista absoluto de la novela, es un personaje original y audaz. Jesús Maeso de la Torre convierte a un esclavo, anteriormente depositario de los secretos de los aceites, en un reputado experto en las artes del óleum, tanto en el sentido de las artes de la producción del aceite como en la de sus aceites esenciales y perfumes. Se nota que don Jesús ha mamado esos procesos desde niño y si alguno no lo conocía se ha documentado a conciencia. Ese cariño se nota en todas y cada una de las páginas de la novela.
Escrita en primera persona, desde la perspectiva de un Jasón anciano, denota la pasión del autor sobre la historia que cuenta. Más que novela histórica, la podríamos definir como de aventuras porque son tantas y tan fogosas que el autor no da tregua al lector. Todos los capítulos contienen sorpresas y cambios de ritmo en el desarrollo de la historia.
Como buen historiador que sabe divulgar - y son pocos los que lo hacen bien-, consigue que sean interesantes los capítulos más descriptivos. Me refiero a los que cuenta las costumbres romanas y, sobre todo, las ibéricas, que hunden sus raíces en los ritos tartesios que tan bien conoce nuestro querido autor. Especial mención merece la relación que mantiene el protagonista con Marco Anneo Séneca, y sus hijos, en especial con Lucio; y no nos podemos olvidar a su esposa Helvia Albina. Estos pasajes son los más históricos de la novela o, por lo menos, tanto o más que los que transcurren en Judea.
No puede faltar en su novela las historias de amor. Muchas de ellas rotas por las tragedias que suceden en la narración, aun así en todas hay el triunfo del amor puro y hasta ciertamente platónico. Tampoco faltan las intrigas, la corrupción, las traiciones y defecciones. También, en algunos pasajes de la novela, Jasón se conduce como un inteligente investigador de enigmas. Son muchos los registros que toca el autor edbetense en la novela y todos los hace con acierto y tino. Su forma de escribir es de una claridad meridiana, sus descripciones son ricas en adjetivos y muy visuales. Los diálogos tienen la fuerza del escritor que sabe lo que hace y dice.
En mi opinión, la parte más rica es la que discurre en la Corduba natal de los Séneca. Allí la intriga es donde consigue su punto más álgido y definitivo. Podemos decir, sin lugar a equívocos, que estamos ante una de las mejores obras de Maeso de la Torre. Si hubiese arriesgado más en los inicios, le hubiese quedado una novela tan redonda como Comanche o las anteriormente mencionados. Una de las novelas histórica imprescindible de este 2020.
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