Quedamos en la terraza de un hotel, para poder guardar las distancias sanitarias, que tiene unas espectaculares vistas a la madrileña Puerta de Alcalá y al resto de sky-line de la ciudad. El autor gallego se muestra muy disconforme con la actual situación. “Los políticos me tienen descentrado. Fuera de las reyertas políticas hay ciudadanos que demandan decisiones y soluciones sensatas, no sólo están afectando a nuestra salud, también a la viabilidad económica de nuestra sociedad. Pese a todo, soy optimista y creo que vamos a salir pronto de todo este galimatías”, dice con rotundidad y acierto. Después de dar un repaso a la actualidad política nos adentramos en los misterios que ocultan las páginas de “La puerta”. “Galicia es un escenario ideal para contar este tipo de historias inquietantes. Mi tierra está llena de misterio y leyendas. Por eso, la Galicia rural es un personaje más de mi novela. Muchas zonas pertenecen a esa España vaciada donde es difícil tener cobertura en el móvil en la actualidad”, cuenta con un suave acento gallego muy cosmopolita. Muchos fines de semana, Manel Loureiro suele salir a caminar por la montaña, en los montes que hay entre Pontevedra y Orense. “Suelo ir con un mapa de la zona, pero un día me perdí, estuve más de tres horas deambulando y llegué a la cima del Seixo, allí vi una puerta megalítica levantada por los celtas hace más de 25 siglos, con un menhir de unos cinco metros que impresiona. Descubrí que aquello estaba lleno de plantas, flores y velas puestas por la gente que visita el lugar. Me di cuenta que aquello tenía un potencial terrible para escribir una novela”, nos descubre. “Sabía que allí había un thriller poderoso. Me pasé cerca de un año preguntando cosas de aquellos megalitos por los pueblos limítrofes, lo que levantaba muchas suspicacias. Ya sabemos cómo somos los gallegos, es muy difícil que no te respondan con una pregunta”, señala con cierto humor y añade “esta gente sigue teniendo las mismas creencias que sus abuelos. Y es muy real, yo he crecido en esa cultura celta con meigas y embrujos”. En su novela ha reflejado de manera fidedigna esos pueblos y también los personajes que deambulan en su novela. Sin embargo, se ha buscado una protagonista guardia civil que llega de Madrid a un olvidado pueblo gallego donde hay un desastrado cuartelillo. “Raquel es una persona totalmente racional que llega de la gran ciudad donde hay todo tipo de medios, pero tiene un hijo que se está muriendo de una rara enfermedad y había leído que una menciñeira sanaba todo tipo de enfermedades de índole extrañas. De ahí que pidiese el traslado a la población gallega”, nos adelanta el escritor pontevedrés. “He querido enfrentar dos mundos totalmente diferentes, el de la ciencia y el de la fe”“He querido enfrentar dos mundos totalmente diferentes. Galicia es un mundo lleno de tradiciones y ella viene de la modernidad. Así, chocan el mundo de la ciencia con el de la fe, el de la razón con el de la religión y el del escepticismo frente a la creencia”, expone de manera clara. Para hacerlo, cree que ha tenido que pasar varios años de profesión para “tener la pericia técnica necesaria de afrontar una novela como esta”. En su opinión, “un buen thriller tiene que cumplir con tres premisas claras: unos buenos personajes, todos ellos justificados; una relación entre ellos que tienen que ser complejas y tener sus componentes de tensión, y una descripción fiel de los escenarios para que la narración sea lo más atractiva posible. En el thriller todo tiene que estar muy hilado, no admite errores. Todo debe encajar milimétricamente. Todo tiene que tener un por qué”.
Según Manel Loureiro, “la atmósfera de la novela es más de novela negra, pero tiene muchos elementos del thriller, éste vive da la inquietud que se genera. El motor es la tensión. El ritmo es muy importante para mantener esa tensión y siempre hay que hacerlo de una forma ascendente”. De ahí que el final siempre ha de ser la culminación de toda la tensión generada en la narración. Los personajes en “La puerta” son realmente buenos. Raquel es una mujer que se está ahogando y su flotador es esa menciñeira que puede salvar la vida de su hijo. “Al llegar a su nuevo destino sabe que está tirando su carrera por la borda, aun así procura desenvolverse de la manera más profesional posible. Allí se encuentra con Juan Vilanova, todo un antihéroe, con escasas habilidades sociales, pero que está muy a gusto con lo que hace. Ella irá descubriendo que es un tipo encantador y fascinante. Las relaciones de los personajes se tienen que construir de abajo a arriba. Al principio se ocultan cosas hasta que va surgiendo la complicidad”, desgrana Manel Loureiro. Para finalizar, Manel Loureiro nos confiesa que es “un lector voraz del género”. Para escribir sus novelas, suele documentarse en profundidad. En esta ocasión, lo ha hecho con la Guardia Civil. Se han portado conmigo de una manera exquisita. Les he preguntado hasta cómo huele la escena de un crimen y cosas más aparentemente triviales como donde se sientan o cómo conviven, si hay humedades en esas casas cuartel tan vetustas”, subraya. Pero para escribir una buena historia siempre hay otro elemento imprescindible que es la imaginación. “En ocasiones, se me ocurren las ideas durmiendo. Es como una epifanía, me tengo que levantar para apuntar lo soñado”, reconoce. En su novela, nos sumergiremos en un mundo no cotidiano, lleno de misterio, intriga y magia. Algo que a Galicia y Manel Loureiro les sobran. Puedes comprar el libro en:
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