Su nueva obra “El lenguaje de las mareas” continua el sendero emprendido por aquella. Carmen Puerto es una singular investigadora que resuelve los casos, en los que la piden ayuda, desde su propia casa. Con claros síntomas del síndrome de Asperger, insociable hasta la médula, se muestra intransigente con las personas y totalmente insociable y déspota. En esta ocasión, cede un poco en su comportamiento, pero los rasgos siguen siendo más o menos los mismo.
Su compañero, Jaime Cuesta, asume un poco más el papel de protagonista; aunque riguroso en los procedimientos de investigación, se muestra carente de la más mínima imaginación para resolver un caso si no fuera por la ayuda de Carmen Puerto. Salvador Gutiérrez Solís ha ampliado el elenco de personajes de la obra y se muestra con pulso firme en las descripciones, tanto físicas como psicológicas de todos ellos. Ha cuidado realmente bien esos perfiles de los diferentes actores, sobre todo a los padres de las dos chicas, Sandra y Ana.
También introduce elementos anteriores a la trama de la acción principal para que conozcamos a esos personajes y, también, a los paisajes donde se desarrolla la trama de la novela, muy queridos para el autor y que conoce a la perfección. Todo ello, hace que se enriquezca portentosamente el horizonte novelístico de su narración dando un color un bastante sentimental a esas ubicaciones sagazmente escogidas.
La acción se desarrolla en la localidad onubense de Ayamonte donde dos jóvenes de 17 y 18 años han desaparecido. No se sabe si ha sido un secuestro o unos asesinatos lo que ha ocurrido. Gutiérrez Solís se cuida mucho de no dar excesivas pistas para mantener al lector sujeto a la lectura del libro. Es más, abre ciertos caminos y pistas para que el lector se imagine lo que no es. Hasta tal punto que no sabremos el desenlace hasta las últimas páginas.
El autor cordobés se vale de diferentes analepsis para informar de los prolegómenos de la trama. Y los diferencia en capítulos aparte que van alternándose con la narración de la desaparición de las chicas. Rompe, de manera acertada, el desarrollo de la investigación creando cierta ansiedad, que hará que el lector no pueda dejar de leer la novela. Recursos que él conoce muy bien y que suele enseñarlos en sus cursos de creación literaria.
Si no me equivocó tendremos a Carmen Puerto para rato, pero cada día serán más y más complejas sus novelas. En “El lenguaje de las mareas”, nos encontramos con un autor que cada día busca más el enigma en sus narraciones, pero también que su literatura siga y siga creciendo, haciéndola cada vez más atractiva. Es Gutiérrez Solís un escritor inconformista que busca dar cantidad y calidad narrativa a sus novelas. Siempre con formato de thriller, en un clima cada vez más in crescendo, busca una eficacia narrativa que pocos autores de novela negra consiguen. Siempre con la cadencia de la poesía de Dylan Thomas y la música de rock alternativa que tanto le gusta y que pone la banda sonora a este gran thriller autóctono.
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