Cuenta la leyenda que el rey Salomón mandó construir un objeto en el que dejaría escrito todo el conocimiento del mundo: una mesa plagada de oro y joyas capaz de colmar con su poder la ambición de quien la poseyera.
Año 711 d. C.: las tropas musulmanas desembarcan por primera vez en el sur de la península Ibérica con un afán imparable de conquista que hasta el momento no ha conocido rival. Sorprendido mientras luchaba en el norte de su territorio, el rey visigodo Roderico debe partir para defender la provincia más meridional de un reino que se enfrenta ahora a demasiados enemigos.
A la vez que los ejércitos se preparan para la lucha y las viejas rencillas comienzan a aflorar entre los nobles godos, un religioso escoltado por una pequeña partida se dirige hacia el campo de batalla portando una reliquia que podría cambiar el curso de la contienda. Es el momento de comprobar si su poder sagrado será suficiente para hacerse con la victoria, o si, por el contrario, terminará convirtiéndose en la perdición del reino.
José Zoilo Hernández (Tenerife, 1977) es un biólogo de profesión que trabaja en el ámbito de la agricultura y el desarrollo rural. Aunque su labor profesional ha discurrido por el campo de las ciencias, es un auténtico apasionado de la Historia desde muy temprana edad.
El alano fue su primera novela y con ella inició la épica trilogía, «Las cenizas de Hispania», una apasionante recreación de la Hispania tardorromana. Niebla y acero fue la esperada continuación. Con El Dux del fin del mundo, José Zoilo Hernández pone fin a esta espectacular recreación de un momento decisivo de la historia de la península Ibérica.
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