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Ray Bradbury
Ray Bradbury

Ray Bradbury, el mosquetero del libro

jueves 20 de agosto de 2020, 07:00h
Hace cien años, quiso el Demiurgo regalar a la Humanidad una extensión de sí mismo en ese fabuloso creador de mundos que fue Ray Bradbury (22 de agosto de 1920 - 5 de junio de 2012). Si tuviera que definirle como escritor, lo haría con el nombre de un cuento y un libro de su autoría: El hombre ilustrado porque desde los doce años fue -como el tatuado hombre del relato- puro cuento de la cabeza a los pies.
La autora del artículo ante la entrada de la librería romana Farenheit 451
La autora del artículo ante la entrada de la librería romana Farenheit 451 (Foto: cedida por la autora)

Su obra es extensísima y fantástica, adjetivo este último, que en su prosa adquiere el más plurívoco de los significados. A diferencia de otros escritores de ciencia ficción, su legado no corre peligro de obsolescencia porque su fuerza narrativa no radica en un complicado atrezzo tecnológico, sino en el permanente acento sobre lo humano. Bradbury fue, ante todo, un humanista del futuro, que es como en 1971 lo definió el director de cine José Luis Garci en un magistral ensayo biográfico.

En la lápida de Bradbury solo reza “autor de Farenheit 451”. Fue su novela preferida y un enorme éxito cinematográfico de la mano del director François Truffaut (“Bah, demasiado intelectual”, opinó de la cinta). La razón de su favoritismo estribó en que durante décadas Farenheit 451 formó parte de los siete libros más prestados de la Historia de la Biblioteca Pública de Nueva York. Bradbury fue un niño pobre de Illinois que se sobrepuso a un destino miserable gracias a las bibliotecas públicas, donde se hizo lector y escritor. “Yo no estudié en la universidad porque era muy cara, toda mi formación la conseguí en las bibliotecas públicas” (…) “Amo las bibliotecas, si tocas una, me tocas a mí”. De existir en el panteón de literatos un mosquetero del libro -sobre todo del libro en papel- ese fue, sin duda, Ray Bradbury,

En Farenheit 451, publicada en 1953 en plena hoguera macarthista (curiosamente, Bradbury desciende de una condenada en los juicios por brujería en Salem, Mary Parkins Bradbury) nos proyectó una sociedad distópica donde la cultura había sido sustituida por el entretenimiento. Los libros eran quemados porque además de despertar inútiles preocupaciones, ya nadie deseaba leerlos, salvo un grupo marginal de disidentes que en la clandestinidad preservaba títulos de literatura y filosofía, deviniendo ellos mismos en libros humanos y parlantes, pues para conservarlos, los memorizaban. La sociedad de Farenheit 451 (temperatura a la que arde el papel) era una sociedad narcotizada mediante píldoras sedativas y pantallas enormes sobre las paredes del hogar que atontaban a sus moradores con una programación televisiva alienante. Una sociedad en la que los convivientes no hablaban entre sí, se limitaban a interactuar con los presentadores y personajes quevivían” en las paredes-pantalla de su casa. Un mundo eminentemente visual y huero, en el que el sujeto acrítico vegetaba ignorante, “feliz” y dócil.

Con Farenheit 451 y con bastantes de sus relatos, Bradbury se inserta en la categoría que denomino “escritores Casandra” (Huxley, Orwell, Saramago…), autores que no nos predicen el porvenir, sino que nos previenen de él. Bradbury nos alertó de los potenciales efectos deshumanizantes de la excesiva tecnologización de la sociedad: la subordinación del ser humano a la hegemonía tecnológica, la perdida de libertad individual, la destrucción del medio ambiente, el fin de la cultura libresca, la muerte del libro como objeto físico, el ocaso de las bibliotecas y de las librerías; la lobotomización de la inteligencia y el deceso de la libertad de expresión y creación. Hoy, en la nueva hoguera de puritanismo bien pensante, Bradbury se habría revelado y rebelado como un tremendo hereje contra la censura/muerte intelectual. “Existe más de un modo de quemar un libro. El mundo está plagado de gente preparada con cerillas encendidas. Cada minoría, ya sean baptistas, unitarios, irlandeses, italianos, octogenarios, budistas zen, sionistas, adventistas del séptimo día, feministas, republicanos, mataquinarios o cristianos de la iglesia cuadrangular, se creen poseedores de la voluntad, la verdad y del deber de empapar con queroseno y prender la mecha”.

Además de Farenheit 451, otras novelas extraordinarias brotaron de su máquina de escribir (al comienzo de su carrera era tan pobre que usaba una alquilada por horas y no pudo comprarse un coche hasta los 37 años): El vino del estío, El árbol de las brujas y La feria de las tinieblas, por mencionar solo algunos títulos. Pero el mejor Bradbury -el más “fabuloso”- el Badbury en estado puro es siempre el cuentista…Crónicas Marcianas, Remedio para melancólicos, Las doradas manzanas del sol, El país de octubre…libros de narraciones breves cuajados de imaginación exuberante y de cuidada poesía, género que también cultivó (La ultima vez que florecieron los elefantes en el jardín), lo mismo que el ensayo (Zen en el arte de escribir), el teatro (Columna de fuego y otras obras para hoy, mañana y después de mañana), inclusive el musical: con José Feliciano llevó su cuento The Wonderful Ice Cream Suit a los teatros más importantes de California. Bradbury era un tipo divertido e inquieto. También un intelectual controvertido y políticamente incorrecto.

En el paseo de la fama de Hollywood existe una estrella con su nombre. En la luna, el Cráter Dandelion, fue bautizado así en honor a Dandelion Wine (El vino del estío, en español). Y en el espacio infinito…un asteroide, el Bradbury 9766, orbita alrededor del sol, habitado por el espíritu demiúrgico del más fantástico de los contadores de cuentos que en el universo han sido.

Libros de relatos

Crónicas Marcianas (1950); El hombre ilustrado (1951); Las doradas manzanas del sol (1953); El país de octubre (1955); Icarus Montgolfier Wright (1956); Remedio para melancólicos (1960); Las maquinarias de la alegría (1964); Fantasmas de lo nuevo (1969); Mucho después de medianoche (1974); Cuentos de dinosaurios (1983); Memoria de crímenes (984); El convector Toynbee (1988); Más rápido que el ojo (1996); A ciegas (1997); De la ceniza volverás (2001); Algo más en el equipaje (2002) y El signo del gato (2005).

Novelas

Farenheit 451 (1953); El vino del estío (1957); La feria de la tinieblas (1962); El árbol de las brujas (1972); La muerte es un asunto solitario (1985); Cementerio para lunáticos (1990); El ruido de un trueno (1990); Sombras verdes, ballena blanca (1992); Matemos todos a Constance (2004); El verano de la despedida (2006); Ahora y siempre (2009).

Ensayos

Ayermañana. Respuestas evidentes a futuros imposibles (1991); Zen en el arte de escribir (2002); Bradbury habla (2008).

Poesía

La ultima vez que florecieron los elefantes en el jardín (1973); The complete Poems of Ray Bradbury (1983. Publicado en España, póstumamente en 2013).

Teatro

El maravilloso traje de color vainilla (1973) Columna de fuego y otras obras para hoy, mañana y después de mañana (1975).

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