El autor del libro es doctor en medicina y diplomado en estudios avanzados de Historia Antigua y Medieval, además de ser un destacado nacionalista leonés, empeñado en la segregación de León de la Comunidad castellano-leonesa. Sus estudios sobre Fernando el Católico, Alfonso VII el Emperador, Alfonso VIII y Alfonso X de León y de Castilla son imprescindibles para entender la Alta Edad Media española. En sus monografías une la rigurosidad académica con la amenidad de las muchas anécdotas que escribe sobre sus biografiados. “Urraca I de León. Primera reina y emperatriz de Europa” es un sólido estudio donde deja a la reina en su justo término y lugar, después de haber sufrido múltiples manipulaciones por historiadores interesados y mendaces. ¿Cómo surgió la idea de escribir una biografía sobre la reina Urraca I de León? Desde hace mucho tiempo, quizás desde la biografía de los profesores Portela y Pallarés, he tenido in mente acercarme a la emperatriz de León, tal como ella se nominaba “Imperatrix Legionis et Regina tuta Ispanie”. Además el ser una muyer en la Alta Edad Media leonesa me era doblemente grato, cuanto más que al Reyno de León los medievalistas lo definimos como un “Señorío de Mujeres”. ¿Cómo ha tratado, en general, la historia a la reina Urraca? Se puede juzgar por el texto del copista-canónigo de la Crónica Compostelana, Geraldo de Beauvais: “¡Oh maldad! Nada respeta- dice de ella-de nada se avergüenza, tiene una mente de criminal víbora cargada de pestífero veneno, y no rehúye nada abominable”. Probablemente, detrás de la opinión, de este malévolo clérigo-culto se hallaría la del maquiavélico arzobispo Diego Gelmírez. Para más inri añade que su forma de gobernar era “¡tiránica y mujerilmente!”. Y, a posteriori, Ruy Ximénez de Rada, otro gran enemigo-castellanista de León y de les muyeres escribiría que: “y como la reina no guardaba la mesura debida en estas y en otras cosas parecidas, el rey (Alfonso I el Batallador de León, de Aragón y de Pamplona), hizo que fuese recluida en un castillo que se llama Castellar”. Según la clerecía del siglo XIII, a las mujeres era preciso marcarles normas y vigilarlas en grado superlativo, para evitar el desmadre de su voluble naturaleza. La vida de Urraca I tiene ciertos paralelismos con Leonor de Aquitania, ninguna de las dos fueron educadas para ser reinas, pero lo fueron. ¿Qué características compartieron ambas reinas? Inteligencia, personalidad, idiosincrasia de ser mujeres, parece ser que belleza física, y nivel cultural superior a la media. La reina de Inglaterra transmitirá su legado de fuerza e inteligencia femeninas a sus hijas Leonor Plantagenêt de Castilla, esposa de Alfonso VIII de Castilla, el de Las Navas de Tolosa, Matilde y Juana, y, asimismo, volcará su sensibilidad fuera de serie a su hijo predilecto Ricardo I Corazón de León. La corte de Aquitania tiene los mejores músicos académicos del momento: Giraut Riquier, Jauffré Rudel, y, sobre todo, el inconmensurable Bernart de Ventadorn. Algunos regios-padres también respetan a sus hijas, el caso más destacado es el del rey Fernando I de León con sus hijas Urraca y Elvira; y ambas tías-paternas tendrán un influjo importante en la educación de su sobrina ¿Fueron en realidad las primeras reinas de Europa? Urraca I de León es reina-titular. Su titulación así lo define: “Ego Urraka imperator Legionis, Dei nutu totius Yspanie Regina, beate memorie catholici imperatoris domni Adefonsi Constancieque regine filia”, siendo Alfonso el Batallador el consorte; pero, Leonor de Aquitania lo es solo como condesa-titular de Aquitania, los reyes titulares lo fueron sus dos maridos: Luis VII de Francia y Enrique II de Inglaterra, aunque esto no quita un ápice a como estuvo en el trono a la altura de sus dos regios-esposos, siendo Enrique II de Inglaterra muy superior en todo al Capeto francés. La vida amorosa de Urraca I fue muy tormentosa. ¿Qué nos podría destacar de su primer matrimonio con Raimundo de Borgoña? ¿Fue un matrimonio de conveniencia? La relación importante del rey Alfonso VI de León con Cluny, por cuestiones familiares, su regia-esposa Constanza era de Borgoña, conlleva la aparición de magnates borgoñones en la Corona de León, buscando fortuna y medraje; entre otros aparece Raimundo de Borgoña y su primo Enrique de Lorena. El primero conoce a la infanta de 6 años de edad, él tiene 17, y queda prendado de ella. Nada se le consultará a Urraca, pero ya es muy importante como pieza de recambio; puesto que es la posible reina de León. El monasterio de Cluny es receptor del oro del cobro de las parias mahometanas, este enlace marital es vital para los intereses cluniacenses. Lucas de Tuy, el historiador leonesista, indica: “Viendo el rey (Alfonso VI de León) que no tenía hijo que reinara después de él, entregó a su hija primogénita Urraca al conde Raimundo, nobilísimo varón de la regia estirpe de los godos, para que de tal unión se suscitara la semilla de los reyes”. El rey Alfonso VI nunca tuvo mucha simpatía al infante Alfonso Raimúndez, su nieto y futuro Alfonso VII de León, “que el rey casi ni le prestaba atención, porque el conde Ramón nunca le había agradado”. La reina estuvo muy influenciada en su juventud por su tía Urraca. ¿Qué cualidades compartieron ambas señoras? Esta situación familiar de influjo femenino parte de su abuela-paterna, la reina Sancha de León, fallecida en el año 1067, quien ha educado a sus dos hijas, Urraca de Zamora y Elvira de Toro, en las disciplinas liberales y la cultura, además del huso y la rueca. Ambas muy vinculadas a su hermano Alfonso VI. La infanta Urraca nacerá en 1081, y sus tías morirán en 1101 (Urraca) y en 1099 (Elvira). Su madre Constanza en 1093. Por consiguiente, tendrá grandes influjos de las féminas de su familia, todas ellas poseedoras de una personalidad arrolladora y conscientes de ser mujeres con derechos y deberes, y no simples adornos. Todo ello se grabaría indeleblemente en la personalidad de la niña para la posteridad. Su segundo matrimonio fue con Alfonso I el Batallador. ¿Se llevaron mal desde un primer momento? A Alfonso VI nunca le convenció, totalmente, el primer marido de su hija, ya que su ambición rebasaba las expectativas del monarca legionense, su reiteración en definirse como: “comes Raimundus totius senior et dominus, et consul”, era sorprendente para la monarquía legionense; más, si cabe, cuando era Urraca la transmisora de los derechos políticos. El rey muere el 1 de julio de 1109, y su yerno de un probable Infarto Agudo de Miocardio en el año 1107. Desde el año siguiente, la joven viuda mantiene relaciones con el conde Gómez González Salvadórez, “el Conde de Candespina”, fallecido el 26 de octubre de 1110 en la batalla de Fresno de Cantespino. “Fueron los nobles y los condes de la tierra” quienes presentaron el proyecto del nuevo matrimonio: “Tu non podrás gobernar, nin retener el reino de tu padre e a nosotros regir, si non tomares marido,… al rei de Aragón”. Pésimas relaciones, el Batallador pretendía dominarla absolutamente y eso era inadmisible para ella. Llevaba 36 años soltero, y su idiosincrasia se acercaba a la de los monjes-caballeros de las órdenes militares (fornido, robusto, osteoporosis, artrosis, medía entre 1’61-1’62). Su axioma de vida era: “un verdadero soldado debe vivir con hombres y no con mujeres”. La definición medieval del matrimonio fue el de: “maldito y descomulgado ayuntamiento,… causa de todos los males de las Españas”.
¿Fue maltratada Urraca I por parte del Batallador como cuentan las algunas crónicas? La reina lo define como: “…como si se avergonzara de los hombres sabios y nobles, haciéndose compañero de viles sinvergüenzas… O, me casé contra mi voluntad con el sanguinario y cruel tirano aragonés, uniéndome infelizmente a él en nefando y execrable matrimonio”. El Batallador era muy extraño, violento y claramente misógino o ginecofóbico: “…me deshonraba continuamente con torpes palabras, sino que toda persona noble ha de lamentar que muchas veces mi rostro haya sido manchado con sus sucias manos y que yo haya sido golpeada con su pie”. Inclusive la reina lo acusa de intentar asesinar al infante-niño Alfonso Raimúndez, futuro rey Alfonso VII el Emperador de León. El 13 de junio de 1110 la ruptura es inevitable. Está convencida de que ya no necesita a su esposo para nada. ¿Sus desavenencias fueron más por cuestiones de territorio o por el carácter de ambos? Las disputas fueron de muchos tipos: personales, de territorio y de lucha por las áreas de influencia. Todo ello tiene su origen en las capitulaciones matrimoniales, de diciembre de 1109, en ellas el Batallador cedía a Urraca, en concepto de arras, castillos, fortalezas y señoríos; y todos los varones y mujeres de ambos monarcas juran fidelidad de palabra y de obra. La heredad mutua pasaría al infante que engendrasen; y si no lo hubiere, todo sería para Alfonso Raimúndez. El resultado final sería el caos absoluto. Son incompatibles desde la propia intimidad de la alcoba. ¿Fue Alfonso I el Batallador leal con la reina Urraca? En ninguna circunstancia: “La reina Urraca debe comportarse como la buena hembra debe hacer para con su señor. El rey Alfonso debe hacerlo como el buen varón debe honrar a la buena esposa”. El sometimiento personal de la reina es claro, y los súbditos legionenses estarán sometidos a la autoridad del Batallador. Urraca actuará en los reinos de Aragón y de Pamplona como una mera figura decorativa, a la que no se respeta. “El rey non habiendo bergüença de la reina, a manera de bárvaro cruel, con sus manos tomó un venablo e firiólo e matólo…” En algunas crónicas se habla de una cierta fealdad de la reina. ¿Es así o quizá todo lo contrario? En la Primera Crónica Anónima de Sahagún se escribe: “La reina Urraca de León, empero, ansí como hera de alta nobleça e de sangre real e de gran fermosura, ansí aún era de gran prudencia e graciosa fabla e eloquençia”. La imagen del Tumbo-A de la catedral de Santiago de Compostela representa a una muyer joven y muy guapa. Urraca I vivió maritalmente con Pedro González de Lara con el que tuvo dos vástagos. ¿Le restó credibilidad esa unión? Los historiadores contemporáneos pasan de puntillas sobre esta relación, que no tenía la necesaria relevancia en pos de la sucesión regia, pero lo espurio de su esencia no era aceptado por la reina, para ella fue muy importante. Por ello, la soberana de León deja bien claro que tiene una libertad absoluta para elegir a sus parejas amorosas, es la única dueña de su Corona de León. Tanto el conde Gómez González de Candespina como Pedro González de Lara (¿?-c. 1130) aparecen como confirmantes en los diplomas más decisorios de la reina, y a pesar de las descalificaciones morales de los clérigos, ambas relaciones definen la madurez y la estabilidad personal de la reina Urraca I de León. Sus hijos con el conde de Lara fueron: Elvira Pérez de Lara (c.1111-c.1174) y Fernando Pérez Furtado (c. 1114-c. 1156. Ferdinandus Furtado, frater Imperatoris). “…Nunca perdonó a su mismo honor ni hizo diferencia de los maridos a los adúlteros, pensó en casar con ella, y poníase muy delante en los negocios de todo el reino de León, presumiendo de mandar y vedar como absoluto señor. Pero ella no se sabía sujetar ni a su afición ni a la ajena” (Jerónimo Zurita y Castro, 1512-1580. Cronista mayor de los reinos de Aragón, sobre Pedro González de Lara. “Indices rerum ab Aragoniae regibus gestarum, 1578”). Ella dirige ya su destino, y no será bien vista por los varones, sobre todo por la pseudomoral de los clérigos medievales y sus entecos parámetros pseudoéticos. ¿En la Alta Edad Media se les consentía a los reyes lo que no se aceptaba en las reinas? Rodrigo Jiménez de Rada es muy crítico y agresivo con la reina, la rechaza como muyer-reina y, agrava la cuestión, su odio al Reyno de Lleón-León. Por supuesto la que se entrega al conde de Candespina es la reina; para el prelado toledano todos los varones que se acerquen al tálamo regio son descalificados sin ambages. “Este conde Pedro González de Lara, según se rumoreaba, encadenado por los firmes lazos del amor, solía galantear a la reina y por ello tenía en su poder Castilla y no poca parte de la tierra de Campos”. La unión amorosa entre la reina y el conde de Lara durará hasta la muerte de la reina, y fue tan estrecha que en el año 1123 la soberana leonesa establece un pacto de protección y de amistad con Gelmírez, siendo garante el conde. En todas circunstancias los monarcas son contemplados, en sus excesos, con mucha mayor benevolencia que lo que hagan las reinas. También se le achaca a Urraca que no dedicase muchos esfuerzos para continuar la Reconquista. ¿Qué hay de cierto en ello? Los cronistas del siglo XIII le dan poca importancia a la reina en su lucha contra el Islam, colocando a Alfonso el Batallador o a Alfonso Raimúndez a la cabeza de las luchas reconquistatorias, pero los homónimos del siglo XII no excluyen a la reina de la directa intervención en las batallas contra los sarracenos. No obstante, se puede resumir la cuestión indicando que la reina Urraca I encabeza el amplio pulso contra los ismaelitas, lo que desembocará en la batalla de Las Navas de Tolosa, el 12 de junio de 1212. El siglo XII es el que define la definitiva interrupción de la llegada del dinero de las parias de las taifas andalusíes. Un caso paradigmático es el de la implicación total de la reina en la defensa de Berlanga de Duero de las agresiones almorávides. La Crónica del Emperador Alfonso dedica apartados a la lucha de la reina de León contra el emir Alí ben-Yusuf de los almorávides. Urraca tuvo que luchar tanto con Alfonso I como con su hermanastra Teresa de Portugal. ¿Esto restó efectivos para luchar contra los almorávides? Todo parte del 3 de junio de 1112, fecha de la muerte del conde Enrique de Portugal; entonces va a intervenir la sibilina y maquiavélica condesa-viuda Teresa, quien acusa a su hermanastra de querer envenenar al Batallador, Urraca niega la mayor. En determinados momentos, el conde Enrique de Lorena pretendería ser el substituto del fallecido Raimundo de Borgoña, Alfonso VI se negó y el conde abandonaría la curia regia leonesa “ayrado del rey”; entonces el lorenés atravesó los Pirineos: “buscando ayuda de los franceses, con los quales, guarnecido e esforçado, por fuerça toviese el reino de Espanna”. La pareja de condes de Portugal ya no aparecerá en los diplomas leoneses, y el conde portocalense apoyará siempre que sea menester al Batallador frente a Urraca I; todo partía de un pacto dinástico realizado con su primo fallecido, Raimundo de Borgoña, in illo tempore: “que todo aquello que del reino de la reina ganasen, fuese partido por la meytad entre amos a dos”. Tras la muerte de la reina de León: “La tía del rey Alfonso VII traspasaba los límites de la justicia y no se dignaba prestar ningún servicio por el reino que en nombre de aquél debía tener”. Las reyertas con el Batallador y con su hermanastra Teresa de Portugal distraerán los esfuerzos legionenses de la Reconquista, y los almorávides observarán con deleite estas disensiones entre cristianos. ¿Por qué hubo tantas tensiones entre los reinos cristianos? La aparición de los mozárabes en los reinos del norte, sobre todo en la Corona de León, conlleva ese neogoticismo rector de la lucha contra el Islam; estos cristianos en territorio mahometano aportarán cultura, inteligencia y religiosidad, ya que han sufrido los rigores mesiánicos y yihadistas de los agarenos. El resto de reinos: Aragón, Castilla, Pamplona y Portugal, según épocas, plantarán cara a ese concepto imperial legionense, y se utilizarán todos los medios lícitos e ilícitos para dar al traste con esta situación. Además, ninguno olvida la necesaria Reconquista contra el Islam. También existen magnates condales que reivindican derechos casi regios, y solo aceptan aquello del primum inter pares en su relación con su soberano. La jerarquía episcopal deseosa de seguir obteniendo prebendas y poder se enfrenta entre sí; lo que antecede es muy claro en la Corona de León, con el enfrentamiento entre Braga y Compostela; y, además, el Vaticano trata de obtener diezmos, primicias y pingües beneficios, manteniendo un poder casi reverencial y mayestático sobre los monarcas de la época. Con todo este caldo de cultivo la única solución para reafirmar el propio poder de cada reino es la guerra pura y dura, si vis pacem, para bellum. "No existió un régimen feudal, sensu stricto, en la Españas medievales, como si se produce en la Europa Occidental"¿Había un régimen demasiado feudal en las tierras cristianas? ¿Fue positivo o negativo? No existe un régimen feudal, sensu stricto, en las Españas medievales, como sí se produce en la Europa Occidental. La causa de ello está contenida en el fenómeno, único en la Península Ibérica, de la Reconquista. Los monarcas necesitan que los territorios reconquistados sean defendidos fehacientemente, y para ello es necesario crear las condiciones políticas de seguridad por parte de los defensores. Eso se hace por medio de la norma política, proveniente del derecho romano, de la PRESURA, que consistía en el asentamiento de campesinos, o apropiación territorial, en las tierras yermas o abandonadas que eran reconquistadas. El rey concedía ALODIOS o tierras en propiedad con o sin documento escrito, al primer campesino que las roturase, quien por medio de esta fórmula mantenía su condición jurídica de hombre libre, siempre que las cultivase, las defendiera y se mantuviese bajo el mandato regio. Sobre este hecho del inicio de la Reconquista, se asientan las foralidades o Fueros, siempre y en primer lugar de los reyes-emperadores de León, nacientes con Alfonso V de León relativo a la urbe-regia legionense, que conllevan libertades ciudadanas y de los alfoces para evitar que caigan bajo la férula opresora de los magnates condales de turno. En segundo lugar, y esto ya en el año 1188 con el nacimiento de las Cortes, las primeras las del Reyno de León con Alfonso IX de León, según la Unesco (junio-2013) declaradas la Cuna del Parlamentarismo; que son leyes de libertades generales inclusive para todos los territorios de la Corona de León. Asimismo los Adelantamientos, cuyos adelantados eran los delegados regios para la administración de la justicia del rey (fazer justicia juzgando) y del mando militar. Todo ello pretendía evitar el estilo de los todopoderosos magnates ingobernables europeos. ¿Qué papel jugó la incipiente burguesía en el reino de León? Los artesanos y burgueses son la columna esencial de la estructura política de la Corona de León. Las crónicas medievales sobre el siglo XII-XIII son escritas por clérigos y, consiguientemente, contrarias a la burguesía urbana, los burgueses son los que están propugnando los necesario y revolucionarios cambios políticos y sociales, el trono debe encauzarlos y controlarlos. En el siglo XVI ya darán origen a los comuneros leoneses (Núñez de Guzmán, Acuña y Maldonado). El influjo ciudadano desborda las cercas medievales urbanas. En Sahagún, los abades mitrados pretenden imponer sus estrictas normas a la opulenta villa sahagunina, muchas veces manu militari. La reina tiene una corte itinerante, así consigue los caudales precisos del realengo, y dirime pleitos resolviendo conflictos, restableciendo su autoridad, inclusive: “O emprendiendo el camino por los ásperos y pedregosos montes de Asturias”. Existe un diploma, anterior a su segunda boda, por el que libera al conceyu de Lleón del pago de la mañería (impuesto regio o condal, que pasaba a ellos si el muerto fallecía sin testamento). En dos ciudades, Compostela y Sahagún, la burguesía está al lado del Batallador frente a la Reyna, algo excepcional y motivado porque los ciudadanos estiman que la soberana apoya a sus enemigos, que son el arzobispo Gelmírez en la capital religiosa del Reyno de León, y los abades Domingo I o Diego I en Sahagún de Campos. En otras ciudades, como Calahorra, Nájera, Burgos, Carrión de los Condes, Lugo, Astorga, Toledo, Zamora, Grajal de Campos y León, etc, la burguesía apoya sin fisuras a Urraca Adefónsez. Da la impresión de que existe un deseo de respetar la jerarquía piramidal social medieval, ya que la concepción de clase oprimida no está muy desarrollada, como para realizar una revolución. Las revueltas son el fruto del sistema de explotación feudal, ya que las elites intelectuales de burgos y villas, preparadas intelectualmente, desean dirigir a sus urbes y a sus ciudadanos. ¿Cuál fue la relación de Urraca con el arzobispo de Santiago de Compostela Diego Gelmírez? ¿Y con la jerarquía eclesiástica? La Reina tratará de que las vacantes episcopales sean ocupadas por prelados de absoluta confianza; siendo éstos magnates temporales, necesitan el apoyo del trono para seguir en su puesto. “…La relación política y personal con el poderoso y visceral prelado compostelano está rodeada de todo tipo de altibajos, acres malos entendidos, incomprensiones y de aristas puntiagudas, que subrayan cual era la idiosincrasia difícil y complicada de ambas personalidades tan ricas y variopintas”. El maquiavélico prelado conoció a la infanta cuando estuvo, como notario del conde de Galicia; ella es muy joven, y el cronista de la Compostelana es Munio Alfonso. Cuando el cronista sea Giraldo de Beauvais la cuestión es muy diferente: “Tras su muerte, del Rey Alfonso VI, la fidelidad, como si nunca hubiese existido, es relegada y la paz que en otro tiempo había dominado el reino desaparece con el soberano”. Tampoco el Batallador se libra de la crítica del canónigo compostelano: “…en incestuoso matrimonio con la reina de León, el sanguinario y cruel tirano aragonés, el celtíbero furibundo, perpetraría múltiples y continuados malos tratos de palabra y de obra contra su regia esposa”. El objeto final de las desavenencias entre reina y arzobispo es lo relativo al control sobre un amplio señorío episcopal denominado los castillos de Compostela. El resumen final será la desaforada antañona lucha por el poder entre los monarcas legionenses y sus prelados episcopales; por ello las personas de cualquier rango y condición apoyan a la reina contra el poder omnímodo del arzobispo de Santiago de Compostela.
¿Sus desavenencias con Teresa de Portugal surgieron por el robo de las reliquias de Braga? La Corona de León tiene como columna vertebral o parte central y preeminente del conjunto al Reino de León, que se puede equiparar a la corona homónima; sobre el que la monarca leonesa tiene jurisdicción, y sus territorios dependientes que son: el condado de Galicia, las tierras de Castilla y el Territorio Portucalense. El reinado de Urraca abarca desde el momento en el que el obispo Diego Gelmírez cruzó el río Miño, y para demostrar cuál era la sede religiosa del reino de León, Santiago de Compostela, y llevó a cabo el robo o latrocinio o expolio de toda una serie de reliquias de santos existentes en la sede rival que era la Augusta Braga, con un gran escándalo para los lugareños de ese territorio portucalense. En ese momento histórico todavía vivía el rey Alfonso VI; y entre este hecho citado; y aquel en el que el conde Alfonso Enríquez reclama su condición de reino independiente para su condado portugués, con la inexplicable e inestimable ayuda papal, como rey Alfonso I de Portugal; estando en el trono imperial leonés su primo-carnal Alfonso VII el Emperador, son los dos hitos históricos que jalonan o acotan el tiempo que dura el reinado de la reina-emperadora Urraca I en el Regnum Imperium Legionensis. La Historia Compostelana define el hecho, en la alocución de Gelmírez en Burgos: “Pues nosotros sabemos que la reina Urraca y su hijo, el rey Alfonso, deben poseer por derecho el reino que les fue entregado y que mientras vivan no puede transferirse el gobierno del reino a otros. No obstante, a pesar de estar sustentados por la defensa de una justa causa, aunque queremos expulsar a los enemigos de la patria, lo cual es justo, nosotros que antes habíamos sido triunfadores, ahora siendo muchos somos superados por pocos”. El arzobispo reivindica, como se aprecia, los derechos de la reina y de su hijo agredidos por enemigos exteriores. La Corona de León tiene varios enemigos recalcitrantes, y una primera frontera muy extensa que separa el territorio leonés y sus adláteres del homónimo mahometano de Al-Andalus; la corriente de agua que separa ambos espacios territoriales es el río Tajo. La segunda frontera es la que, en las tierras castellanas dependientes, separan al Reino de León de las enemigas tierras aragonesas del rey Alfonso I el Batallador, y al oeste se está produciendo, en estos inicios del reinado de Urraca I, ya una tenue identidad diferenciada con el todavía dependiente condado portugués o portucalense. Aunque, en lo más profundo de la psicología de ambas mujeres las desavenencias pueden ser más personales, y típicas de dos hermanastras, con linajes diferentes y posibilidades antagónicas de reinar. ¿Cómo era la organización territorial de la Corona Leonesa? Es necesario citar a la Villa, asiento de las comunidades campesinas, desde el punto de vista macroeconómico. Es el lugar donde se produce la actividad agraria, motor económico innegable de la Alta Edad Media; es el referente principal de la transferencia principal de bienes y derechos creado por la reina de León, para los campesinos con propiedades, el hecho conlleva dos connotaciones: la plena propiedad de sus bienes y la exención del pago de determinados tributos. En otras ocasiones la villa es un coto jurisdiccional, y conllevará concesiones del trono que sobrepasan los derechos de propiedad o la exención tributaria. El hecho advocatorio religioso esencial está asociado a la Ecclesia, y la impetración del auxilio del santo patrono conforman la Parroquia. Y, por supuesto los castillos y fortalezas son esenciales como estructuras de defensa y de poder. La Reina Urraca pone en pie nuevos castillos, aunque algunos de sus magnates erigirían los propios en contra de la voluntad regia; en este caso la soberana ordena su destrucción, verbigracia las fortalezas de Grovas y de Raneta: “El arzobispo puso este suceso como ejemplo a los otros príncipes de Galicia, para que no se atrevieran a construir castillos cerca de la Tierra de Santiago ni se rebelaran contra quien debían obedecer”. ¿Cuándo perdió su preeminencia la Corona de León frente a Castilla? En ninguna ocasión o circunstancia; simplemente cuando el infante leonés Fernando Adefónsez, obtiene el reino de Castilla, como rey Fernando, en el año 1217, comenzará su andanza independiente y, cuando en 1230, obtenga con muy malas artes el de León seguirá, a pesar del cronista Lucas de Tuy y de la oposición de algunos magnates y ciudades (siendo los más recalcitrantes los ciudadanos de Toro, y a la que otorgará el título de: “CIVITAS TAURENSIS SUPERIOR EST IN REGNO LEGIONIS”, es decir la: “PRIMA INTER CIVITATIS LEGIONENSIS” o “ES LA PRIMERA DE ENTRE LAS CIUDADES DEL REYNO DE LEÓN”), colocándose como Rey de Castilla y de León. Aunque las cortes legislen por separado hasta el reinado de Pedro I el Justiciero; incluso con Enrique III sigue existiendo diferenciación. Los malos políticos leoneses y la listeza de los castellanos conllevaría la pseudonacencia de una anhistórica y acultural Corona de Castilla o de Aragón, falsa de toda falsedad, que se comienza ya a repudiar. Citaré por ejemplo que será Gutierre de Cárdenas, Adelantado Mayor de León, quien negocie con Boabdil el Chico la entrega de Granada y de sus llaves; o a Francisco de los Cobos, comendador Mayor de León como el ministro plenipotenciario de Carlos V, o que no existen los Comuneros de Castilla, ya que Burgos estuvo en el bando imperial, etc. La causa está circunscrita a los pésimos e inútiles políticos leoneses, desde el siglo XIII hasta la actualidad, en el que el concepto se ha ido reduciendo casi a la ciudad de León. Un ejemplo de desvergüenza política próxima fue la de Javier de Burgos, en 1833, que denomina Reino de León al País Leonés en sus provincias de Salamanca, León y Zamora, reduciendo el reino a categoría de región. Para concluir la entrevista, en su opinión ¿se merece León una comunidad separada de Castilla? Pues tal como está formulada NO, ya que hay que indicar que León o País Leonés o Región Leonesa, que es lo que defendemos los leonesistas es el sumatorio histórico de Salamanca+Zamora+Bierzo+León, y ESTO OBVIAMENTE ¡SÍ! Es más se están produciendo votaciones populares en las cuatro provincias legionenses a favor de una entidad autonómica diferenciado del actual Engendro Autonómico de Lleón y Castiella, donde la pars legionensis ha sido humillada y vilipendiada, tratando de borrar nuestra identidad, desde pseudofundaciones como la de Villalar, castellanizando a unos comuneros solo de Castilla inexistentes, Ahora se la endulza llamándola de Castilla y León, tratando de crear un caldo de cultivo denominado “como de crear comunidad”. En suma nunca aceptaremos ese engendro anhistórico y acultural, salido del cerebro de un ambicioso político franquista y de sus adláteres. Aunque de las tres provincias leonesas, Zamora ha sido convertida en un erial. Las tres juntas y pobres recibirían más dinero de Europa que dentro de esa artificiosa comunidad. La última encuesta de Electomanía indica: 81% de leoneses de León y Bierzo, 59% leoneses de Zamora y 56% leoneses de Salamanca desean una autonomía diferenciada de Castiella. Y se seguirá defendiendo la HISTORIA del REYNO DE LEÓN per saecula saeculorum; et nunc et semper; por aquello de quousque tandem abutere Castella patientia nostra O timeo Danaos et dona ferentis. Ya escribió el historiador hispanista estadounidense (nacido en 1935) S. G. Payne que: “El Reino de León concedió mayor reconocimiento legal a los intereses de sus distintas regiones, ciudades y clases sociales que cualquier otro sistema de libertades locales en la Europa de la Alta Edad Media”. Puedes comprar el libro en:
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