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Santiago Castellanos
Santiago Castellanos (Foto: cedida por el autor)

Entrevista a Santiago Castellanos: “La historia de los godos está repleta de asesinatos de reyes”

Autor de “Gothia”
sábado 16 de mayo de 2020, 12:03h

Gothia” es la tercera novela histórica que publica el historiador y escritor logroñés Santiago Castellanos. Además, tiene publicados una decena de ensayos académicos sobre los visigodos, algunos de ellos en prestigiosas universidades europeas. Es profesor titular de Historia Antigua en la Universidad de León. Parte de su tiempo libre lo utiliza para escribir novelas de contenido histórico de la época en que es especialista.

Santiago Castellanos
Santiago Castellanos (Foto: cedida por el autor)

Su última novela trata sobre los acontecimientos que se vivieron en Barcinona y que desembocaron en el asesinato de Ataúlfo a manos de sus propios compatriotas. Antes, un pequeño rosario de muertes conmocionó la ciudad, pero decidieron echar tierra sobre el asunto. El autor nos muestra cómo se vivía en el siglo V y las costumbres lujuriosas de los habitantes en las decadentes ciudades romanas acechadas por los godos. Los acontecimientos se narran con un trepidante ritmo de thriller donde las intrigas y los crímenes eran moneda de uso corriente.

En primer lugar, me gustaría que explicase si Gothia fue una entelequia o algo real.

Gothia es el nombre con que algunas fuentes se refieren al mundo de los godos. El referente más importante para la novela es una frase Orosio, autor hispano de comienzos del siglo V, que fue, digamos, discípulo de Agustín en el norte de África, y que también acudió a Palestina a visitar a Jerónimo. Dice Orosio, contemporáneo a los hechos de la novela, que Ataúlfo, el jefe o rey de los godos, había afirmado en público que su primera idea era hacer de la Romania (el mundo romano) una Gothia. Pero que, al darse cuenta de las limitaciones del asunto, decidió ser más prudente. No sabemos si Ataúlfo pronunció esa reflexión o no, pero justifica plenamente el título, puesto que Ataúlfo y Gala Placidia, su esposa e hija, hermana y futura madre de emperador, vivieron en Barcinona, actual Barcelona.

En su novela trata el choque de dos culturas, dos pueblos, el romano y el godo. ¿En qué situación se encontraba Roma a comienzos del siglo V?

El Imperio romano había sido dividido en dos partes (que es el término que usan las fuentes, de pars, partes en plural), Oriente y Occidente, en 395, a la muerte de Teodosio. En la época de la novela, Occidente está gobernado por su hijo Honorio, pero los problemas son tremendos. Britania está prácticamente evacuada por la administración romana. En el caso de Hispania, varios grupos bárbaros habían entrado en 409 (suevos, vándalos y alanos), no como una invasión, sino como consecuencia de la geopolítica romana del momento. Por otro lado, los poderes locales, los tradicionales domini, los grandes propietarios, buscan su oportunidad, como he intentado reflejar en la novela. El poder militar y administrativo romano comenzaba a dejar de existir en amplias zonas de Hispania, aunque logró mantenerse en otras (de momento), como la Tarraconensis.

¿Los godos buscaron más el entendimiento que la confrontación con los romanos?

Si hacemos caso a la frase que Orosio atribuye a Ataúlfo, más bien lo primero. Pero todo dependía de coyunturas. A veces había conflictos (Adrianópolis en 378, saqueo de Roma en 410, por poner dos ejemplos de violencia y de conflicto entre romanos y godos). Pero, a la luz de la ciencia histórica actual, la elite goda buscaba una suerte de anclaje en el sistema romano. Alarico, por ejemplo, pretendía un generalato supremo, algo parecido a eso. La imagen de invasiones a veces es correcta, pero en el caso de los godos, no exactamente. Incluso el paso del Danubio en 376 había estado pactado con el emperador Valente. Todo esto, insisto, no excluye batallas y episodios de conflicto. Pero se trataba de un cambio histórico enorme. De gran calado.

Escoge Barcinona como escenario de su novela por el asesinato de Ataúlfo. ¿Qué supuso ese magnicidio?

Los cronistas francos merovingios, si me permite la expresión coloquial, se partían de risa con todo eso: hablaban de morbus Gothorum, que puede ser traducido como “el morbo de los godos” o también “la enfermedad de los godos”. Es la práctica de matar a sus reyes. Fíjese: en la misma Barcinona (actual Barcelona) de mi novela, en esos meses, fueron liquidados Ataúlfo y Sigerico, dos reyes godos, en unos días de aquel año 415. La historia posterior de los godos está repleta de asesinatos de reyes. A eso se referían los francos con esa etiqueta despectiva de morbus Gothorum. Pero es importante tener en cuenta que no se trata de anécdotas, como quiere el positivismo historiográfico, sino de elementos que nos informan de problemas de estructura, de organización del poder.

Para situarnos en la novela. ¿Cuáles serían los límites de la ciudad romana amurallada?

Para hacernos una idea rápida, el visitante actual que camina por la Barcelona medieval, el entorno de la catedral, la Plaza del Rey, el maravilloso carrer del Bisbe, está caminando sobre la Barcino romana, la Barcinona/Barcilona tardorromana y visigoda. Sobre la de la época de Gothia.

¿Qué vestigios romanos-visigóticos podemos visitar en Barcelona ?

Si el visitante accede al Museo de Historia de la Ciudad, muy cerquita de la Catedral, desciende a las criptas que conservan los niveles arqueológicos de la Barcelona romana, tardorromana y visigoda. Allí están los escenarios de Gothia. Sin querer hacer spoilers, como mostré en mi cuenta de twitter (@biclarense), puse una foto del baptisterio. Ahí pasa algo muy importante en la novela, algo trágico. Todo eso se puede visitar, es muy emocionante porque el visitante está varios metros bajo el suelo actual, debajo de la Catedral, de la Plaza del Rey, y visita calles, baptisterio, espacios de poder… En la superficie, se pueden ver hoy varios tramos de la muralla tardorromana, la misma que sorprende a Tulga, uno de mis protagonistas. Porque la muralla de la Barcino tardorromana era muy potente, con más de setenta torres. Como digo, hoy se pueden ver tramos de muralla, de torres, y restos de puertas.

“El peso de la trama, de la narración, de las emociones, recae en personajes de mi creación”

Nos encontramos en “Gothia” con una novela coral con muchos personajes. ¿Son todos históricos o ha inventado a algunos de los protagonistas?

Por mi profesión, puesto que soy historiador profesional, Profesor de Universidad, en la especialidad de Historia Antigua, me cuesta mucho poner a protagonistas históricos en primer plano. Aunque esto puede variar en el futuro, lo digo como adelanto para alguna idea que ya circula en mi cabeza. Pero sí, casi todos los personajes son ficticios. Aparecen Ataúlfo y Gala Placidia, el obispo Sigesaro, Sigerico, todos ellos históricos. Pero el peso de la trama, de la narración, de las emociones, recae en personajes de mi creación. En cualquier caso, todos ellos encajan con lo que sabemos de la época, de conflictos, de tramas, de inquinas, de las luchas entre sectores sociales y religiosos, o políticos. Cada personaje responde a esas coordenadas históricas.

El siglo V fue uno de los más cambiantes en la historia de Europa y el Mediterráneo

Los dos principales, Tulga y Clodia. ¿Cómo se le ocurrió crearlos?

Clodia representa la lucha por cambiar las cosas que, sin embargo, se imponen. En el fondo, es la rebelión frente a la ola que nos viene. Eso es atemporal. Nos ocurre hoy. ¿No intentamos a veces sobrevivir a cosas que no nos gustan? Eso le ocurre a Clodia. Opté por su nombre puesto que es un trasunto de la Clodia de la época de Cicerón. Hay varios guiños a Cicerón en la novela, por cierto. Aquella Clodia de la época de Cicerón se rebeló frente a muchas cosas. Si, como se cree, es la misma Lesbia amante del poeta Catulo, recibió un trato muy hostil y despectivo. Mi Clodia, la Clodia de Gothia, ama la lectura, la Historia, y el sexo. Tiene una gran biblioteca. Es su espacio de libertad en un mundo patriarcal, dominado por su esposo Minicio (el nombre Minicio encaja con los Minicii, que eran una familia aristocrática de la Barcino romana). Tulga es un joven godo, representa la generación de godos que no conoció el paso del Danubio, pero que se ve ya en un mundo, el romano, y que buscan su lugar en la vida. En una vida que hasta entonces estaba dominada por Roma. Pero que empezaba a no estarlo.

¿Qué aporta el joven Tulga de nuevo al mundo godo?

La frescura de esa generación. La generación de quienes se veían en un mundo que se organizaba sobre la base de claves, las romanas, que ya no tenían tanta capacidad de decisión. Hoy vivimos en un mundo en cambio. El siglo V fue, sin duda, uno de los más cambiantes en la historia de Europa y el Mediterráneo. Tulga representa eso: las ganas de encontrar un hueco en ese mundo cambiante. Hay una imagen que particularmente me emocionó mientras la escribía. Es la de Tulga llegando a Barcinona y mirando las torres de las murallas. Es la imagen de un desafío. De algo así como decir: “¿qué hago yo aquí?”, “¿cómo sobrevivir?”. Todo eso en un mundo en cambio drástico. Esa inquietud es también muy actual. De todos los tiempos en crisis.

En ellos se juntan dos diferentes mundos. ¿Eran los romanos tan depravados y corruptos como los pinta, solo interesados en negocios personales?

Ja, ja, ja. No he pretendido pintarlos tan corruptos. La corrupción era inherente a Roma. El profesor MacMullen lo explicó muy bien en un libro que publicó la Universidad de Yale en 1988. Hoy en día, en el estado actual de los conocimientos científicos, creemos que la corrupción era, como digo, inherente al sistema. No debemos ni juzgar ni interpretar la época romana con los clichés del siglo XXI. Lo cierto es que, en la crisis del Imperio, los domini, los grandes propietarios, buscaron acentuar su control sobre sus dependientes. Y en la novela intento explicar eso en el ámbito de una ciudad, la actual Barcelona. Algo parecido sucedió en la gran mayoría de ciuitates del Imperio.

“La corrupción era inherente a Roma”

¿Era el papel de la mujer muy secundario?

Absolutamente. En todo el mundo grecorromano. La política les estaba prohibida. A veces, cuando explico en la Facultad a mis alumnos, o en conferencias a un público más amplio, la gente se sorprende. Ni siquiera en la demokratía e isonomía, es decir, en la democracia ateniense, tenían esos derechos. Los derechos políticos de las mujeres han llegado en el Mundo Contemporáneo. Otra cosa es la influencia que una mujer pudiera tener en un momento determinado. Pero, estructuralmente, la mujer no contaba en el sistema político romano. En mi novela, Clodia reflexiona sobre todo eso. Y actúa.

Sin embargo, son dos mujeres, Clodia y Lucilia las que no quieren dejar pasar por alto los asesinatos y empiezan a investigar

Exacto. Son diferentes. Clodia lo hace por amor. Porque ama a Rufo -no quiero hacer spoilers a sus lectores, a los lectores de TODOLITERATURA-. Me alegra muchísimo que mencione a Lucilia. Es uno de mis personajes favoritos de la novela. Lucilia es la esposa de Aniano, un tipo acostumbrado a triunfar. Lo que hoy llamaríamos un broker. Pero, y me cuesta mucho no hacer spoilers, Lucilia sabe que hay algo que no encaja. Hay una escena, en la fiesta que ambos dan en su domus, en su mansión en Barcinona, en la que Lucilia se da cuenta de que algo está sucediendo. Y es, en cierto modo, me atrevería a decir, el punto de inflexión de la novela. Porque, no lo olvidemos, Gothia es un trhiller. Es una novela con asesinatos, con intriga. Ojo (ja ja ja) a esa fiesta…

Como especialista en el mundo visigótico. ¿Qué es lo que más le atrae de dicha cultura?

Buff. Mire, mi carrera científica y universitaria está ligada al mundo visigodo. Es apasionante. Es un mundo el cambio. Desde su instalación en el Imperio romano. No debemos caer en el positivismo: no hubo nada parecido a “un pueblo visigodo”. No. Los godos fueron una amalgama de diferentes procedencias, que se fueron articulando durante siglos, con aportaciones, por poner tres ejemplos, de hunos, de griegos, o de romanos. Eran una minoría dentro del Imperio. E, incluso, en Hispania. Lo interesante es ver la Historia de la época de los visigodos, que es otra cosa. Es la Historia del final de la Antigüedad y del comienzo de la Alta Edad Media. Como cualquier transición: apasionante.

La religión está muy presente en la novela, católicos, paganos, arrianos... ¿Nunca se pusieron de acuerdo?

La religión forma parte de mis inquietudes personales, no solamente como profesional de la Historia. No le esconderé que soy agnóstico en lo personal. Pero estudiar cómo las creencias, y cómo quienes se sienten con el poder para interpretar a la divinidad ha dominado el mundo, es también apasionante. Había varios cristianismos en el mundo romano. Porque el fundador no dejó nada escrito. Hubo varias interpretaciones, comenzando por lo que los alemanes llaman la Fuente Q, una suerte de colecciones de dichos de Jesucristo, las cartas de Pablo, los Evangelios que se basan en esa fuente Q, etc. En la historia romana, quien mejor lo explicó fue Juliano, emperador entre 361 y 363, mal llamado Apóstata (no se puede ser Apóstata de algo en lo que en el fondo nunca se ha creído): Juliano les decía a los cristianos algo así como que Jesucristo era uno de los súbditos de los césares. Es decir, el cristianismo es un fenómeno romano, en el sentido según el cual, aunque surgido en el judaísmo, fue en las provincias del Imperio. Arrianos y católicos, en el siglo IV, discutían por la naturaleza de Cristo. Se impuso la facción nicena, católica, con Teodosio, a finales del siglo IV. En la época de mi novela, ese conflicto aún está presente, puesto que los godos eran aún arrianos. Los mismos godos que se instalaron en la actual Barcelona en aquellos meses de 415.

¿Fue la conversión al catolicismo, uno de los factores de la caída de Roma?

Yo no diría eso. La caída de Roma sí se produjo. El sentido según el cual el Imperio romano de Occidente desapareció. Pero no fue una caída como tal. La idea viene de Gibbon, que en el siglo XVIII hablaba del fall (la “caída”) de Roma. Demandt, un historiador alemán, ha sistematizado todas las causas que se han dado en nuestros medios académicos al final de Roma. Y son… muchas. No es ese el enfoque. El enfoque es el cambio histórico. Algo que nos suena. El cambio histórico, la crisis, es inherente a la Historia. El papel del cristianismo fue relevante: después de todo, el papa de Roma hoy día tiene una cuenta de twitter que es @pontifex, en clara alusión al sacerdocio de la religio romana tradicional que los obispos cristianos de la Antigüedad asumieron…

En cuanto al estilo, ¿por qué ha preferido una narración cronológica de la narración?

Quería poner al lector ante el escenario de crímenes. De la secuencia en clave de película. Mire, yo soy muy aficionado al cine. Al cine de Billy Wilder, de Wyler, de Hawks, de Ford, como muy tarde, de Coppola. Hay mucho de romano en los maestros del cine. La organización, la trama, los personajes. Los conflictos: el amor, la envidia, la pasión. O el humor, por ejemplo. Esos dos polos, el mundo romano, y el cine anterior a 1960 (salvo a Coppola, claro) son mis referentes creativos, además de la literatura, claro.

Somos romanos. También nosotros. Usted y yo

En la novela hay dos voces, la de Tulga en primera persona y otra omnisciente que se alterna. ¿Qué ventajas le supone esta técnica?

Esta pregunta entronca con mi respuesta anterior. Es, si me permite, un toque de modernidad. Me entusiasma el thriller norteamericano. Hay aquí influencias de Gillian Flynn, por ejemplo. La combinación de primera persona del singular en un personaje contribuye a emocionarte con él. Son sus emociones. Sus ojos: el lector ve todo por sus ojos, por sus sensaciones.

La voz omnisciente da la oportunidad a muchos personajes para que conozcamos sus pensamientos y motivaciones, ¿le gusta que en sus novelas haya esa confrontación de pensamientos?

En Gothia, sí. Creo que aporta contraste de sensaciones o, como bien dice, de motivaciones. Y más en una novela con crímenes.

¿Busca la ecuanimidad con ello?

No. El conflicto. La tensión.

Para terminar, ¿España es más romana o visigoda?

Ja ja ja. Buena pregunta. Hay mucha polémica en twitter últimamente con esta cuestión. En mi opinión como profesor universitario, aunque tengo colegas que piensan lo contrario, España no existía en el Mundo Antiguo. Hispania deriva, en época visigoda, a Spania, en algunas fuentes. Pero España es un concepto jurídico y político que no existe como tal en la Antigüedad tardía. En todo caso, la tradición romana pesa muchísimo más. Fíjese: en el reino visigodo en Hispania, que duró dos siglos, entre comienzos del siglo VI y del VIII, las estructuras de propiedad, las relaciones de dependencia social y económica, el cristianismo, la ideología episcopal que se proyectó en los concilios de Toledo, tenía fundamento romano. Somos romanos. También nosotros. Usted y yo.

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