Estamos ante una obra esencial, para poder comprender los itinerarios seguidos por el voraz imperialismo de los Habsburgo españoles, arruinando económicamente a las Españas, siguiendo los designios y las apetencias de sus tactismos familiares, borgoñones mayoritariamente, y que nada tenían que ver con los designios inalienables hispanos de España y de Portugal, que se circunscribían a otras estructuras mentales y espacio-temporales. Pero, para llegar a ese estado de cosas era, más que necesario, tener un camino geográfico despejado y rápido que permitiese, a los valerosísimos y ágiles Tercios Españoles de Flandes, desplazarse hacia aquellos territorios centroeuropeos donde se estaba desarrollando la rebelión política, militar y religiosa-reforma luterana, contra los intereses del Imperio Español, en el que “¡No se ponía el Sol!” A todo este itinerario se le denomina “El Camino Español” o “Ruta de Flandes”, mutatis mutandis: 1º: de 1567, por el duque de Alba, duró 55 años, bordeando por el oeste los Cantones Suizos a través del Milanesado, Saboya, Franco-Condado, Lorena y Luxemburgo. 2º: 11 años abierto, recorriendo el valle de la Valtelina y el Tirol por el puerto de San Stelvio para llegar a la Lorena. 3º: atravesando los Cantones Suizos por los puertos de San Gotardo y el Simplón; se utilizaba poco, ya que era necesario el pago de peajes. En 1584 un desvergonzado caballero hugonote francés Philippe Duplessis-Mornay presentó al rey Henri III de Francia [Fontainebleau, 19 de septiembre de 1551-REY DE FRANCIA ENTRE 1574 y, Saint Cloud, 2 de agosto de 1589. Apuñalado por un monje católico] un estudio sobre como poder debilitar a las Españas de Felipe II, el método debería ser atacando y conquistando plazas en el Franco Condado, ancestral territorio de los galos sécuanos y llegado al poder español por herencia de Felipe el Hermoso de España, malhadado esposo de Juana I de León y de Castilla. Aquel rey de los franceses sería motejado por los parisienses como “El Rey de la Isla de los Hermafroditas”. El nuevo monarca de los franceses, es Le Bon Roi Henri IV, quien en 1593-94 invade el ducado de Borgoña y deja aislado al Franco-Condado. Se destacan los motines que hubo entre los soldados españoles, entre 1572 y 1607, más de 45, ya que los capitanes robaban las soldadas. II.-“El laberinto italiano”. La Península Italiana era esencial para los intereses españoles, ya que los Sumos Pontífices católicos solían oscilar hacia los franceses o hacia los españoles, según soplase el viento económico del momento. El mayor enemigo es el duque Carlos Manuel I de Saboya, quien apoyado por Francia y la República Serenísima de Venecia, desea expulsar a las tropas españolas del Milanesado. La muerte de Ambrosio de Spínola, el 25 de septiembre de 1629, es un desastre para los intereses de Felipe III; pero la prepotencia del conde-duque de Olivares arrasa con todo lo que se intente hacer sin su orden expresa. III.-“Una familia soberana”. Se refiere a la dinastía acomodaticia de los Saboya, y hasta uno de sus miembros, Amadeo I fue breve rey de las Españas traído por el general Juan Prim y Prats. IV.-“La Marcha de Alba”. En el verano de 1567, por el Mont Cenis, pasarían los Tercios mandados por el duque de Alba. En 1585, Alejandro Farnesio tomaría Amberes. “La situación de los asuntos en los Países Bajos es tan mala que cualquier hombre sensato rehusaría el puesto de gobernador”. V.-“Milán, ancla y cerrojo”. Para los intereses españoles, la gran capital de la Lombardía sería la “Llave de Italia” y el “Corazón de la Monarquía”. Poseyendo Milán se conservaba Nápoles. VI.-“Guerra en las cumbres”. La ruta alpina del Camino Español era una cuestión vital por tres hechos esenciales: favorecía la unión de los ejércitos de los Habsburgo, se evitaba el tener que rogar a Francia que permitiese el tránsito por su territorio, y soslayaba el que Inglaterra no dejase el paso libre por el canal de la Mancha. VII.-“El Condado Borgoñón”. El Franco-Condado era el territorio más querido por el emperador Carlos V, patrimonio de la Casa de Borgoña, y herencia proveniente del duque Carlos el Temerario. Carlos V recomendará, en su testamento a su hijo Felipe II, que intente recuperar su herencia borgoñona. Para Voltaire: “Este territorio llevaba el nombre de Franco porque lo era, efectivamente. Los reyes españoles eran más bien protectores que señores”. Su capital Besançon, desde el siglo XI era ciudad libre imperial y capital religiosa de una diócesis enorme. VIII.-“Alsacia y Lorena”. Cuando se firma, en 1648, la Paz de Westfalia, que dará por finiquitada la Guerra de los Treinta Años, este territorio al oeste del río Rhein; tantas veces en disputa entre Francia y Alemania; ha quedado arrasado y han muerte miles de sus habitantes. Lorena es una especie de alter ego alsaciano, y también sería devastada durante esa malhadada guerra de los Treinta Años. El duque de Lorena tenía un doble vasallaje, según sus tierras: al emperador Carlos V o al rey de Francia. IX.-“Luxemburgo”. Su historia en los siglos XVI y XVII está muy estrechamente ligada a los Tercios de Flandes y al Camino Español. Entre 1545 y 1604 su gobernador, nombrado por Felipe II de España, fue Pierre-Ernest von Mansfield, tan fiel al rey de España que recibió en 1546 la Orden del Toisón de Oro. X.-“Una pica en Flandes”. Para desgracia de las Españas, Juan de Austria murió a los 31 años en Namur, como gobernador y capitán general de Flandes, probablemente envenenado. Con estas mínimas pinceladas recomiendo vivamente este libro, escrito con una inteligencia superlativa. Et hoc est quod Comites! Puedes comprar el libro en:
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