En los últimos años ha ganado premios de dramaturgia como el Calderón de la Barca, Leopoldo Alas Mínguez-Sgae, Jesús Domínguez o el SGAE de Teatro Infantil.
Tu primera obra de teatro infantil la publicó la Fundación Sgae. También tú segunda… ¿Cual es tu relación que te vincula a la Fundación SGAE?
Nana en el tejado obtuvo el premio Sgae del teatro para la infancia y gracias a ese premio el texto fue publicado por Anaya. Creo que ha sido la obra que más difusión ha tenido gracias a este premio. Al año siguiente gané el premio Leopoldo Alas Mínguez de la fundación Sgae también y publiqué co ellos e hicieron una lectura dramatizada. Ese texto ha sido el que ha sido más traducido a otros idiomas. Después de estos dos premios conseguí formar parte del VI Laboratorio Sgae y tuve la suerte de compartir el proceso de escritura de Las ratas con un grupo de compañeros estupendos (Los hermanos Bazo, Aizpea Goegana, Javier Hernando, Elena Sánchez y Eva Redondo) y ser tutorizado por Itziar Pascual. La fundación ha impulsado mi escritura y estoy muy agradecido.
Actor, escritor, docente,… ¿Qué faceta te gusta más?
Me gusta escribir por la libertad que me da y actuar cuando el proyecto, texto y equipo, me interesa. He actuado en montajes que no en apasionaban y se me hace muy duro. La docencia, aunque la disfruto, es más un trabajo de supervivencia.
A la hora de escribir ¿de donde te viene la inspiración?
Normalmente escribo a partir de una imagen que me mueve internamente y luego de la incertidumbre, de temas que desconozco y me exigen investigar y también historias que me conflictuan personalmente.
Has ganado 6 premios y dos becas ¿esto te da más libertad a la hora de ponerte a escribir?
Los premios y reconocimientos suponen un refuerzo a la hora de desarrollar mi escritura. Creo que sí no hubiera tenido tanta recompensa quizá habría escrito menos. Cada obra supone un reto y creo que sigo buscando mi propia voz. Los premios son una alegría pero también, en mi caso, un desequilibrio para el siguiente texto. Siempre me pregunto: ¿Y ahora qué?
¿Es compatible subirse a las tablas con escribir?
Sí. Por ejemplo, el caso de Inquilino, que fue premio Calderón y que he estado representando durante mes y medio en el María Guerrero ha sido para mí muy revelador. Creo que ahora soy mucho más consciente de lo que escribí y necesito reposar un poco la experiencia porque creo que va a marcar un antes y un después en mi escritura. Creo que si los autores tuvieran que hacer ellos el montaje de sus textos o defenderlos como actores muchas veces nos lo pensaríamos dos veces antes de escribir ciertas cosas.
¿Qué obra de teatro te gustaría interpretar, escribir que hasta la fecha no has podido?
Tengo muchas ganas de escribir porque este curso está siendo muy fructífero en lo teatral pero sin tiempo para generar un nuevo texto. Estoy deseando tener unas semanas más libres para proyectar varias historias que tengo en el tintero.
¿Ahora mismo que te traes entre manos?
Para el año que viene tengo dos encargos de dos adaptaciones para dos teatros muy distintos pero aún no puedo decir nada sobre eso hasta que se hagan públicas las programaciones. También tengo ganas de escribir una pieza de auto ficción que cerraría una trilogía personal, un texto infantil...