Allá por el 1876, Fernando de Castro fundó la AEM para preparar a las mujeres en todo tipo de enseñanzas. Por aquellos años, la tasa de analfabetismo femenino era del 81%, mientras que la de los hombres era del 63%. Para poner remedio a esa situación, el filántropo de Castro abrió su escuela para no solo enseñar materias propias del sexo femenino (coser, bordar, elementos de dibujo o ligeras nociones de Higiene Doméstica), según dictaba la ley Moyano. En la escuela de AEM se daban clases de idiomas, de química y hasta de telegrafía, entre otras materias. El éxito fue tan espectacular que el local abierto en la calle del Barco y, posteriormente, en la calle de la Bolsa, se quedaron pequeños y hubo que buscar un nuevo local más adecuado a las necesidades del momento. Aprovechando que el cuartel de San Mateo fue desmantelado y el Ministerio de la Guerra vendió varias parcelas, Fernando de Castro se hizo con una que iba de la calle San Mateo hasta la calle de la Beneficencia y allí en 1891 se comenzó a edificar la nueva escuela de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer. El nuevo local se inauguró en 1893 por Manuel Ruiz Quevedo, sucesor de Fernando de Castro. “Según la inspiración krausista se necesitaba mucha higiene y mucha luz. Por eso, se abrió un patio, lo más grande posible, en medio del edificio, ante la imposibilidad de hacerlo en la fachada de la calle. Por aquel entonces el prestigio de la escuela era enorme. La mejor escuela para mujeres de España, aunque había varias en Valencia, Málaga, etc., no eran tan prestigiosas como la AEM”, cuenta Juanjo Moreno, archivero y bibliotecario de la Fundación Fernando Castro. Hasta allí se desplazó la escritora María Montesinos para documentarse sobre la educación de las mujeres a finales del siglo XIX para escribir su novela. Entrar por las puertas de la Fundación es dar un salto atrás en el tiempo de más de un siglo. La tranquilidad que se respira y el ambiente estudiantil añejo, hace que nos imaginemos a un puñado de alumnas con babis corriendo de una clase a otra. Es, precisamente, en este lugar donde comienza la novela “Un destino propio” y donde la protagonista Micaela Moreau estudia para institutriz y profesora. “Este era un tema que me interesaba muchísimo, por eso, he escrito la novela”, dice la escritora a un puñado de periodistas. “Muchas de las cosas que ocurrieron en aquel siglo XIX están influyendo en la España actual. Hay muchas similitudes, como la lucha entre progresistas y conservadores. Hay demasiados paralelismos. Es una pena que no nos demos cuento de ellos porque solemos desconocemos mucho nuestra historia”, afirma la autora. La novela comienza en 1883 y finaliza en 1892, el año en que se celebró en Madrid el Congreso Pedagógico Internacional, en el que participaron entre otros Emilia Pardo Bazán, Menéndez Pelayo, Segismundo Moret, Laureano Figueroa, Francisco y Hermenegildo Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcarate, Melquíades Álvarez, Manuel Bartolomé Cossio, José Canalejas o un joven Julián Besteiro. “En el XIX había más voces femeninas de las que pensamos”Concepción Arenal fue una de las pioneras de la educación femenina, y uno de los personajes de la novela de María Montesinos. “Para el personaje de Micaela Moreau me he basado en varios personajes femeninos de la época como la pedagoga y escritora María Carbonell y Sánchez o la escritora Matilde Cherner, he cogido elementos de unas y otras para conformar a mi protagonista. En aquel siglo XIX había más voces femeninas intelectuales de las que pensamos”, señala la escritora que no le ha sido difícil encontrar documentación sobre este tema. “Tenemos la Hemeroteca Nacional On-line o la Fundación Fernando Castro que me ha puesto todas las facilidades del mundo”, subraya.
También ha sido relativamente fácil documentarse sobre los indianos, el protagonista Héctor Balboa regresa a España con una considerable fortuna y decide crear una escuela para niños en Comillas. “Sobre los indianos también hay mucha documentación, el archivo de Indianos de Colombres, en Asturias, es magnífico. Los indianos no sólo edificaron escuelas, también construyeron hospitales y otras instituciones. Cuando regresaban querían ser benefactores devolver, parte de lo ganado en tierras americanas. Creo que a los indianos se les ha utilizado poco en la literatura española”, opina la escritora. Hay que recordar que muchos de esos indianos habían sido esclavistas en tierras cubanas y al regresar quisieron limpiar un poco sus conciencias. "Con el encuentro entre Micaela Moreau y Héctor Balboa da un giro importante la novela. Él quería construir una escuela para niños y ella le convence que tiene que haber niñas también. En aquella época, la influencia de la Iglesia Católica en la educación era grandísima, sobre todo en poblaciones rurales", destaca la autora de "Un destino propio". En aquellos años, Comillas pasó de ser un núcleo rural a una población donde iba la aristocracia. El propio rey Alfonso XII estuvo allí varias veces, ya que era amigo del futuro marqués de Comillas. Hasta el momento, María Montesinos se había auto publicado dos novelas antes de que contactasen con ella de Ediciones B. “Hay mucha diferencia entre auto publicarse, que es muy artesanal y donde tú te lo tienes que hacer todo sola, a publicar con una de las grandes editoriales. Toman decisiones que no se suelen equivocar y conocen su trabajo a la perfección, sin ellos, la novela no llegaría tan lejos y a tanto público”, señala la escritora. Su novela se ha convertido en la gran apuesta de la temporada para Ediciones B con una primera edición de 30.000 ejemplares. María no para y ya está trabajando en una nueva novela sobre el siglo XIX. "Es un periodo interesantísmo", concluye la escritora. Puedes comprar el libro en:
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