La autora de Rentería nos lleva en sus relatos a una tierra de frontera -ella vive en Hendaya-, sus tramas se desarrollan tanto en tierras de Francia como del País Vasco. De manera minuciosa y, en ocasiones enigmática, nos adentra en historias cotidianas que se rompen con situaciones extraordinarias que hacen a los protagonistas enfrentarse a lo mejor y a lo peor de ellas mismas. En la entrevista, nos da algunas de las claves de sus motivaciones literarias y nos descubre algún que otro secreto. ¿Cuál es el hilo conductor temático de su libro “Un corazón demasiado grande”? No existe tal hilo… Pero es cierto que he intentado penetrar en el alma de la clase media, cuál es su enfermedad y dónde echa raíces. A los seis relatos que componen “Bihotz Handiegia” ha añadido una selección de cuentos de otros libros. ¿Por qué ha querido publicarlo así? Fue idea del gran Claudio López Lamadrid. Me estoy acordando mucho de él. ¿Qué ha significado para usted la concesión del Premio Euskadi de Literatura y el Premio Euskadi de los libreros de Guipúzcoa? Me ha llevado a transitar hogares a los que de otra manera hubiese sido difícil acceder. También se ha encargado de la traducción de sus relatos. ¿Es difícil para una escritora realizar la traducción de su propia obra? Al contrario, ha ido de manera fluida. Ha sido placentero traducirme, ambas lenguas han trabajado juntar con un objetivo en común, algo poco habitual en mi día a día. Las editoriales suelen decir que los libros de relatos no venden en España. ¿Ocurre lo mismo en Euskadi? Los editores en el País Vasco nunca me han puesto pegas por escribir relatos, ni tampoco me han intentado convencer de que escriba una novela. En sus relatos trata temas cotidianos con un cierto perfil inusual. ¿Es en situaciones extraordinarias cuando las personas dan lo mejor de sí? Creo que las situaciones extraordinarias nos dan la oportunidad de conocer lo mejor y lo peor de nosotros mismos y que por lo general puede sorprendernos lo buenos y malos que somos. Me interesa conocernos en esas situaciones, siempre me sorprende. No hay nada más explosivo que la aparente normalidad, ni nada más extravagante que una persona que se afana por parecer políticamente correcta. ¿Hay en ellos cierta crítica a la clase media vasca? No los he escrito con intención crítica, ha sido más un ejercicio para querer entender, entendernos. “Me gusta que un libro de relatos esté narrado desde diversos puntos de vista”Narra sus relatos en primera, segunda y tercera persona. ¿En cuál de estos géneros se siente más cómoda? Me encanta narrar en primera persona, pero hay historias que exigen la tercera. Además, me gusta que un libro de relatos esté narrado desde diversos puntos de vista. En el relato “Paisajes” utiliza la segunda persona, forma muy poco utilizada. ¿Le ha resultado complicado narrar en esta forma Me costó dar con el tono del relato, no acertaba a hacerlo correr, hasta que encontré esta atmósfera ligeramente onírica, que es debida en gran medida a la segunda persona.
En muchos de sus relatos observamos que sus protagonistas son fronterizos. Viven en Hendaya y trabajan o viajan con frecuencia a Donosti o Irún. ¿Cuáles son las principales diferencias de los habitantes a un lado y otro de la frontera? Lo que más me interesa de la frontera es que además de dividir, paradójicamente, une. Además, al cruzar la frontera nos convertimos en Otros, y está extrañeza otorga una distancia interesante para escribir. El nosotros y el ellos como artificio, la frontera como artífice. ¿Tienen algunos personajes, como Ixabel, algo de usted? En la medida en que han sido creados por mí sí, han nacido de mi carne, eso es así. Somos seres complejos, como matrioshkas que solo sacamos a pasear algunos de los personajes que nos habitan mientras que a otros ni siquiera conocemos. Gatos, perros… En ocasiones, ¿importan más a las personas los animales que su propia familia? Representan sentimientos, movimientos y dinámicas difíciles de capturar a través de palabras. Me gusta que haya animales y plantas. Algunos de sus personajes están traumatizados por la guerra civil o el conflicto vasco. ¿Estamos en el comienzo de la normalización de estos traumas? Creo que hace ya un tiempo que se pueden escuchar voces diferentes relatando el conflicto, desde diferentes márgenes y no solamente desde el centro del mismo. A través de estas voces se pueden entender y nombrar cosas que de otra manera difícilmente se podría. Estoy contenta de poder aportar otra voz más a este relato, que como digo, tiene que ser polifónico o no será.
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