Son muchos los escritores españoles que en los últimos tiempos han escrito novelas sobre investigación criminal siendo el protagonista una persona ajena a los cuerpos de seguridad del Estado. Esto se ha dado en llamar “domestic noir”, “La ceguera del cangrejo" bien lo podría ser, pero ¡vaya domestic noir! que ha pergeñado el autor canarióm. Alexis Ravelo se ha salido, desde luego.
El protagonista, Ángel Fuentes, es un sargento de las Fuerzas Armadas que ha estado destinado en distintos lugares de Oriente Medio. Cuando se entera que su novia ha muerto despeñada en un acantilado de la isla de Lanzarote, sus jefes no le dejan asistir al entierro de Olga Herrero, que así se llamaba su pareja. Cuando finaliza la misión militar y regresa a Las Palmas, su ciudad, decide visitar Lanzarote para averiguar lo que realmente había sucedido.
Olga Herrero estaba escribiendo un libro sobre el famoso pintor, escultor y artista chicharrero que quiso mantener la isla bajo unos parámetros ecológicos, luchando de manera desaforada contra la especulación y corrupción urbanística que comenzó a darse en la isla a finales de los años sesenta. La muerte de César Manrique siempre tuvo un halo de misterio. Algunos creyeron que el accidente en el que murió fue provocado, pero la realidad despejó esa posibilidad y fue un inoportuno accidente el que daría al traste con su vida, aunque muy oportuno para algunos que estaban empeñados en convertir la isla en un parque turístico de grandes proporciones.
Ángel Fuentes quiere descubrir la verdad para quedarse tranquilo y comienza a investigar de una manera un tanto caótica. La novela comienza con la frase “compró una navaja de las pensadas para matar”, después una larga elipsis hasta casi el final de la novela, que es cuando retoma la alusión a la navaja. Durante esa prolongada espera, se desarrolla toda la indagación sobre la muerte de Olga. Hablará con sus amigos y con otros conocidos ocasionales en un largo periplo por la isla, donde Alexis Ravelo nos irá mostrando las poblaciones más emblemáticas de Lanzarote, incluso una nueva llamada Viéitez.
En la novela nos encontraremos con algún hecho gracioso y estrambótico, como el de los detectives que le siguen en sus investigaciones. Sabido es que los detectives en España sólo pueden hacer seguimientos, sobre todo de infidelidades y alguna averiguación sobre espionaje industrial. Como eso es un rollo, hay pocos escritores españoles que los traten, o bien se largan a Estados Unidos o bien crean otros personajes que desarrollen pesquisas fuera de la policía.
Como no podía ser menos, Ángel Fuentes es un auténtico perdedor. Hasta el mismo se lo cree, tuvo que ser Olga la que le elevase su autoestima, de ahí que la debiese tanto que no podía dejar pasar que su muerte quedase sin resolver. Este perdedor, se nos muestra más inteligente de lo que en un principio parece y atando cabos va dando con el desenlace final.
Alexis Ravelo está en el Olimpo de los autores del género negro en España. Lejos de repetirse con un investigador de serie, el autor canario nos va sorprendiendo con nuevos y originales personajes. Parece que su vocación es la de no acostumbrarnos a un mismo personaje, cosa que agradecemos porque Ravelo es un escritor que siempre va en busca de un nuevo personaje, aunque mantenga su conocida serie para desahogarse. “La ceguera del cangrejo” es uno de las grandes novelas negras del año, tendré que volver a la volcánica isla para fijarme mejor en esos cangrejos ciegos de los Cameos del Agua, y de paso recorrer la isla como lo hizo Ángel Fuentes, eso sí, sin navaja. Eso se lo dejo a Alexis Raverlo.
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