Pocos medios de comunicación asistieron a la presentación. El local donde se celebró la gala queda un poco a trasmano, el Pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez, que pese a estar en un marco incomparable, cerca de la antigua Casa de Fieras del Retiro, nos parece lejano acostumbrados al Ritz. Además, los periodistas escogieron otros actos, en principio menos interesantes, quizá porque la política de comunicación de la editorial Planeta comienza a hacer aguas por todos sus frentes. No otros sellos de la editorial planetaria, que están mejor configurados que la propia central.
Pocos invitados asistieron, pero hay que reconocer que los escritores que se dieron cita son de gran interés. El inmenso Manuel Longares que con su reciente Los ingenuos nos ha dado una lección de literatura; José María Merino, reciente Premio Nacional de Narrativa; Luisge Martín, del que hemos hablado tanto en estas páginas que ya hacerlo más sería reiterativo; la periodista Anna Grau cuyo portentoso libro De cómo la CIA eliminó a Carrero y nos metió en Irak, todavía sigue estando de plena actualidad; la televisiva Marta Robles con Luisa y los espejos o Espido Freire, que nos adelantó que está escribiendo un ensayo sobre la bulimia y una novela sobre Bilbao, se ve que ella no cree en la mala suerte de desvelar proyectos antes de tiempo. Y otros, como Antonio Gómez Rufo, Carlos García Gual, Félix de Azua, Ian Gibson, Imma Turbau, Isabel Pisano, Javier Moro, José María Beneyto, José María Peridis, Lourdes Ortiz, Luis Griñán, María Tena, Miguel Bayón, Nativel Preciado, Pepa Roma y Ramón Arangüena
Invitados a la gala estuvieron dos políticos en horas bajas, por no decir subterráneas: la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que se ha convertido en una caricatura de sí misma y hasta uno de los invitados, el actor Antonio de la Torre, hizo chistes sobre ella, pillada distraída con el móvil. Tampoco podía pasar el líder de la oposición más invisible que hayamos conocido, Jaime Lissavetzky, que vino a acompañar a la correligionaria y ex ministra de Cultura, Ángeles Gónzalez-Sinde.
Los comentarios de la sala se dividían entre la próxima reestructuración que se avecina en el Grupo Planeta y de la que daremos cuenta en un próximo artículo, el por qué el Premio Planeta no se lo conceden a un autor sudamericano y sí otros premios menos importantes del grupo y el por qué se le da a la ex ministra de Cultura el segundo premio. Quizá un favor por la ley Sinde, ya que si esa ley era mala, la nueva del ministro Wert ha conseguido el no va más. Destrozar la cultura de un país.
Recuerdo un cuento de Manuel Vicent, escritor valenciano, que presentó a la ganadora de este año Clara Sánchez, en el que una persona se equivocaba de casa y pasaba una noche con otra familia, el propio vecino hacía lo mismo y ninguna familia se percataba del cambio. Creemos que las modelos están todas hechas con el mismo material de plexiglás, no tienen sentimientos, no tienen conciencia, no tienen nada, salvo un cuerpo escultural, de esos que quitan el hipo y parecen diosas del Parnaso. Clara Sánchez ha querido en El cielo ha vuelto romper ese tópico. Las top models también palpitan, tienen pulso y tienen inteligencia. Su protagonista quiere romper con eso y parece que lo consigue.
La escritora nacida en Guadalajara, pero afincada en Madrid, no ha podido escoger a un escritor mejor que Manuel Vicent, que demostró ser también un buen amigo. Definió a la escritora como "fiable, sólida, equilibrada, con un gran sentido de la medida, tanto en su vida como en su obra. Lo que transmite en su vida, lo hace en su obra". Las características literarias de Clara todos las conocemos, sus tramas nos envuelven, su escritura es ágil y límpida y cada día se vuelve más social, aún siéndolo desde siempre, su anterior novela Entra en mi vida era un dechado de pasiones contenidas, abiertas a un futuro que llega con la lentitud de una apisonadora. "Clara vale lo que demuestra que vale", apostilla el autor de El azar de la mujer rubia.
Pese a los elogios, Clara se rebela contra Vicent y le espeta que "de pequeñas pasiones nada de nada, en mi familia todo son pequeñas pasiones, celos, sentimientos encontrados". La familia sentada en primera fila balanceaba al unísono las cabezas asintiendo. "Si yo soy escritora es porque he tenido una familia completamente melodramática", apuntó ufana la escritora.
Ángeles González-Sinde no ha tenido mal debut en la novela con El buen hijo. Llegar y besar el santo. Toda una bofetada a la ley Wert, esperamos como agua de mayo el próximo libro de Juan Ignacio Wert, a ver si le conceden un premio de esta entidad. El paso de la ex ministra del guión cinematográfico a la novela no ha podido ser mejor, con un protagonista rodeado de mujeres abocado a la soledad. "Es un personaje que me venía rondando por la cabeza desde hace mucho. En el cine no funcionaba porque este séptimo arte es más constreñido y delimitado que la literatura", ha confesado la ex ministra socialista. Además, añadió que "en todos los personajes del libro hay algo de mí", ya lo dijo Camilo Sesto en una de sus más famosas canciones.
En representación de la editorial estuvo el Vicepresidente del Grupo Planeta, José Creuheras, quien recordó que este año se han presentado 478 novelas, que el premio lo que quiere hacer es fomentar la lectura y que son ya 40 los millones vendidos, una labor realmente encomiable que los que amamos la cultura apreciamos.
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