Un libro valiente que recoge la experiencia vital de mujeres hijas del Baby boom y madres del mee too, que no dudaron, al igual que su progenitora Eva, en dar el bocado a la manzana, no sin miedo, para salir de ese paraíso que le habían construido los que entonces dominaban la tierra.
“Nos dijeron que si parecíamos dulces y obedientes, trabajábamos duro, éramos honradas, coherentes con nuestros actos y nuestros principios, tendríamos una vida fácil y placentera. Y así lo hicimos”, lamenta la autora en plena madurez y más segura que nunca de que aquel mordisco sabe hoy a gloria, como así lo atestiguan sus versos.
Y es que con los años la autora fue testigo de cómo otras mujeres tomaban atajos, pisaban las reglas y cruzaban las líneas rojas que tanto costaba mantener, y aun así “sus vidas eran fáciles y placenteras”.
Un hecho que le hizo a esta poetisa escribir este libro como “pliego de condiciones” para quienes deseen saber que hay detrás de esos atajos, de esas rayas y de esas líneas rojas que la han llevado a convertirse en una mala mujer.
Tras Jirones de azul, Las tres miradas del cíclope y Como las manos de Pandora, Rosa García Perea cruza la orilla de la edición para convertirse en autora. Ya lo hizo anteriormente con la novela Soy lo peor (muy en la misma clave que este nuevo libro) y con el Manual del club de lectura, editada por Berenice.
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