Este libro nos acerca de una forma muy inteligente a algunos de los generales más importantes de la Grecia de la Antigüedad, entre los años 500 y 323 a.C. En suma, es un estupendo volumen, que califico de muy destacado sobre ese número importante de militares y políticos. Realizaré una somera explicitación sobre todos los grandes generales que aparecen en la obra. El primero es, como no podía ser de otro modo, el rey espartano de la batalla de las Termópilas, Leónidas, quien alcanzaría fama inmortal por su actuación sacrificial en dicha batalla, que tanto supuso para impedir, que ahora por segunda ocasión el gran imperio de los persas y su monarca Jerjes intentasen aherrojar a los griegos y, consiguientemente, lo que se consideraba como la Europa avanzada en civilización. Se pueden definir sus cuatro características como: reclutamiento de la siempre difícil Lacedemonia, topografía del terreno para combatir, la moral siempre en alza de los hombres de Laconia y, por fin, la táctica inteligente utilizada por los espartanos para poder derrotar a las innumerables fuerzas asiáticas, con los INMORTALES a la cabeza. En segundo lugar, está el alter ego contemporáneo del soberano de Esparta, quien sería el astuto almirante ateniense Temístocles, quien aplastaría a la flota persa en Salamina; era un inteligente constructor del poder marítimo de los griegos, por lo que sus soluciones fueron muy inteligentes, y fundamentaron su indiscutible liderazgo. En tercer lugar, la obra nos aproxima a Pericles, el gran político y estratego de Atenas, creador de toda una pléyade de construcciones artísticas que definen a su siglo, el V a.C. como el ‘Siglo de Pericles’, curiosamente fallecería de peste; no obstante, perdería, como era de esperar, la guerra del Peloponeso contra Esparta. A continuación, otro ateniense nos ocupa nuestra aproximación, en este caso me refiero a Demóstenes, quien trató de crear una fortificación en territorio de Esparta, para evitar las continuas derrotas de Atenas frente a los lacedemonios. Su derrota frente a Siracusa le costaría el degollamiento. El siguiente en la lista bibliográfica es el general lacedemonio Lisandro, quien derrotaría sin ambages a los atenienses y periclitaría la guerra del Peloponeso. No sería capaz de moldear un nuevo imperio de Esparta y moriría luchando contra los beocios. Dionisio, el tirano de Siracusa, fue uno de los más activos y mejores líderes militares y políticos de la Antigüedad, creador de nuevas tecnologías militares. Sus conflictos más importantes lo fueron con Cartago y con los indígenas sículos de Sicilia. Epaminondas el gran general tebano es un personaje que siempre ha despertado grandes polémicas, dentro del mundo de los estudiosos de la Antigüedad griega, ya que conseguiría conducir a Tebas al puesto de primera polis helénica, y su Batallón Sagrado ha despertado múltiples interrogantes sobre cuál era la relación entre sus miembros. Pelópidas es otro tebano, quien junto con el anterior conformarán un cuadro importante para poder llevar a su ciudad al culmen de los griegos, aunque fuese por poco tiempo. Epaminondas será el fautuor indiscutible de la hegemonía tebana y la estrepitosa caída del poder militar de Esparta. La obra se acerca, pues, a los generales griegos del clasicismo y, en este período sobra, por estar fuera de tiempo y de espacio, la figura del Rey Alejando III Magno de Macedonia, que debería estar en otro lugar historiográfico más lejano del período histórico que hoy reseñamos. «Leónidas, Temístocles, Pericles, Demóstenes, Lisandro, Dionisio I de Siracusa, Epaminondas y Pelópidas. Estos ocho generales griegos transformaron el modo de hacer la guerra. Desde las Termópilas hasta Tebas, de Atenas al Peloponeso, esta obra explora la naturaleza de los grandes comandantes griegos a través de sus carreras individuales sus múltiples facetas al mando de las tropas, la estrategia que desplegaban en el campo de batalla y, sobre todo, la huella que han dejado en la historia. Joseph Roisman, considerado una de las máximas autoridades en la historia militar de la Grecia clásica, nos ofrece un relato accesible y riguroso sobre algunas de las batallas griegas más legendarias y los generales que forjaron su propia leyenda. Un libro extraordinario que no solo pone el acento en el hecho bélico, sino que además se centra en la importancia que tienen el liderazgo, el carácter y la responsabilidad de la persona que, bajo su mando, lleva a los hombres a la batalla». Desde siempre se ha considerado que muchas de las confrontaciones bélicas de la Antigüedad han sido el ejemplo utilizado en la época contemporánea para realizar esos mismos comportamientos militares. Se ha intentado remedar, salvando las distancias, a William Wallace/Braveheart con el rey Leonidas de Esparta, por aquello de luchar por la libertad bien de Escocia o de Esparta. Winston Churchill con Temístocles por su forma de realizar una estrategia política y militar. Federico I “el Grande” de Prusia con el genio político de gobernante del ateniense Pericles. Tanto M. T. Cicerón como el general G. Patton tenían al general tebano Epaminondas como al mayor general griego de la Historia Antigua. Está claro que la historiografía posterior se ha acercado a estos ocho personajes para establecer el parangón eximio que necesitaban los gobernantes y militares de los siglos posteriores. Uno de los conflictos más terribles y notorios de la Antigüedad, comparable al de las Guerras Púnicas, sería el de las Guerras del Peloponeso entre Atenas y sus aliados, y Esparta y los suyos, años 431 a 404 a.C. El genial filósofo Sócrates explicitaba lo que significaba el oficio de general, desde táctica o entrenamiento hasta la formación de las tropas: “Porque un general también debe ser capaz de proporcionar equipo militar y aprovisionar a los hombres; debe ser ingenioso, activo, cuidadoso, fuerte y perspicaz; debe ser a la vez gentil y despiadado, a la vez honesto y calculador, capaz tanto de la cautela como de la sorpresa, pródigo y fastuoso, generoso y mezquino, hábil en la defensa y en el ataque; y hay muchas otras destrezas, algunas naturales, otras adquiridas, que son necesarias para alguien que quiera tener éxito como general”. El análisis, tan inteligente, del filósofo, pone de manifiesto como debe existir un compendio unificado de capacidades y características mentales conspicuas, para poder hacer frente a situaciones militares que sean cambiantes en el tiempo y en el espacio de una determinada batalla. Estamos, por lo tanto, ante un libro que se transforma en sobresaliente, para todos aquellos lectores que deseemos tener un conocimiento importante sobre como se luchaba en la Antigüedad, y quienes eran sus estrategos. Los demás tienen un grupo muy destacado de ocho generales que fueron eximios en su época; y con una didáctica más que necesaria e interesante. En suma, ¡sobresaliente merecido per se! «Ut ab ómnibus eum iniuriis dignitas concessa defendat». Puedes comprar el libro en:
Noticias relacionadas+ 1 comentarios
|
|
|