José Calvo Poyato está entre ese ramillete de escritores de novela histórica española que año tras año proporcionan a la imprenta un libro nuevo y que siempre nos sorprende. No sólo escribe de forma brillante sino que todos los años encuentra un nuevo tema al que sacar a la luz y siempre poco o nada conocido. Doble valor tiene el trabajo de Calvo Poyato que lleva años subido a la cúspide del Olimpo de la novela histórica española. En la entrevista, nos cuenta algunos de los secretos su nuevo novela.
“El último tesoro visigodo” es su nueva novela histórica y van…
Dieciséis. Comencé a escribir novela histórica hace veinticinco años con “El hechizo del rey”.
La novela se desarrolla en dos espacios temporales muy lejanos. El principal es en 1858 cuando el labriego Francisco Morales descubre dos cajas hechas de hormigón romano el tesoro conocido como Guarrazar ¿Qué le ha impulsado a desempolvar esta historia?
El apasionante mundo de los visigodos. Un periodo de nuestra historia menos conocido que otros, pero no menos apasionante. Lo que se encontró en el pago de huertas de Guarrazar es una de las muestras arqueológicas más importante de aquel tiempo.
En la novela podemos leer las vicisitudes que tuvo el descubrimiento del tesoro y la rapiña a que fue sometido ¿No es un episodio poco edificante?
Fue algo lamentable. Entre otras cosas porque la legislación de la época no contemplaba muchos supuestos. El escándalo que se organizó, sin embargo, tuvo consecuencias importantes para la protección de nuestro patrimonio histórico artístico.
Incultura, negocio, expolio… ¿Cómo calificaría los acontecimientos que se desarrollaron a raíz del descubrimiento?
Hubo de todo un poco. Incultura en quienes hallaron el tesoro, muchos que vieron en ello un negocio y el resultado de ello fue un expolio. Los acontecimientos fueron novelescos y nos permiten ver hoy, por ejemplo, en el Museo Arqueológico Nacional una corona como la de Recesvinto.
Muchos de los protagonistas de la novela son personajes históricos. ¿Ha añadido algún personaje de ficción para cuadrar su novela?
Son históricos quienes hallaron el tesoro –Morales y su esposa o Escolástica-, también José Navarro, conocido como “el Diamantista”, el francés Adolphe Hérouart, Amador de los Ríos…Pero hay personajes de ficción como Gala, el conde visigodo Luiva o el comisario Conesa, amén de doña Martina Vicentelo.
La codicia de personajes como Morales, Hérouart y de varios joyeros toledanos desmembraron un tesoro único ¿Reaccionó tarde el gobierno isabelino de la Década Moderada?
Muy tarde. En parte porque todo se llevó con mucho sigilo. No tuvo conocimiento de lo que estaba ocurriendo hasta que la prensa sacó a la luz los acontecimientos; y la prensa española se hizo eco de lo que se decía en la prensa francesa. El escándalo fue monumental.
¿Y la Academia de la Historia?
Se enteró al mismo tiempo que el gobierno, por la prensa. Trató de poner algo de orden. Amador de los Ríos fue comisionado por la Academia para excavar y estudiar la zona donde se había desatado una especie de fiebre del oro. Fruto de ello fue un interesante libro.
¿No es una vergüenza que el tesoro de Guarrazar esté diseminado en diferentes lugares, tanto españoles como franceses?
Es la consecuencia de la rocambolesca historia que protagonizó una parte de las joyas. Lo más vergonzoso, en mi opinión, es lo que se perdió para siempre. Lo ideal es que todas las piezas estuvieran en un mismo lugar, desde luego, en España. Esas joyas forman parte de nuestro pasado.
¿Se podría hacer algo por unificarlo?
Como mera posibilidad, se podría. Pero creo que no sería fácil. Las piezas que pueden verse hoy en el Museo Arqueológico Nacional son el resultado de una historia, cuando menos curiosa, que también contamos en la novela.
El reinado de Isabel II ha sido poco tratado tanto por los libros de historia como de novela histórica ¿A qué cree que es debido u opina lo contrario?
Creo que hoy contamos con excelentes obras, tanto de carácter general como monografías específicas, de esa etapa de nuestra historia. Conocemos lo que eran los partidos, los moderados, los progresistas, la Unión Liberal. Hay obras importantes sobre las guerras carlistas. Contamos con excelentes estudios sobre algunos de los más significados espadones: Espartero, Narváez, O´Donnell. Sabemos mucho de la economía, de lo que supuso la desamortización o de personajes como el marqués de Salamanca. También de la política cortesana y del funcionamiento del Congreso. En cuanto a novela histórica, Galdós nos dejó algunos “Episodios Nacionales”, verdaderamente impagables, a los que hay que sumar novelas muy interesantes.
El otro periodo que trata la novelase remonta a1.100 años antes del hallazgo del tesoro. Otro tiempo poco tratado por los historiadores y novelistas ¿A qué es debido?
Como ya he señalado el tiempo de los visigodos en nuestra historia es mal conocido, quizá porque se encuentra entre dos etapas muy atractivas, históricamente hablando: el mundo romano y Al-Andalus. Está como emparedado. Pero por lo que sabemos es sumamente interesante. Otra razón podría ser la falta de fuentes primarias, poco más que las “Etimologías”, de San Isidoro y las actas de los concilios de Toledo y los restos arqueológicos no abundan tanto como, por ejemplo, los restos romanos. Por eso es tan importante ese “último tesoro visigodo”. Pero el periodo es apasionante y la caída de la monarquía visigoda me ha permitido escribir unos capítulos, en mi opinión, muy atractivos para el lector.
“Creo que no tenemos que avergonzarnos de nuestra historia, sino asumirla. Con sus luces y con sus sombras”
Hace años, en el colegio nos hacían aprender el listado de reyes godos, ahora los jóvenes ya no saben ni quienes son ¿Hemos pasado de un extremo al otro en asignaturas como la historia o la filosofía?
Suele ocurrir lo que se denomina la ley del péndulo. Ir de un extremo a otro. El aprendizaje memorístico, de la época de la lista de los reyes visigodos, ha dado paso, más allá de la que me parezca gravísima caída de los contenidos, a un abandono de la memoria, que es una potencia que hemos de cultivar para no perderla. Fíjese lo que nos ocurre con los números de teléfonos. Hoy no sabemos ninguno. El fracaso de nuestro sistema educativo, que parte de la pérdida del prestigio social del maestro y de haber cercenado su autoridad, también afecta a la Filosofía y la Historia de forma particularmente grave.
La novela está narrada a ritmo de thriller ¿La fusión entre novela histórica y thriller hace que el lector se interese más por ciertos episodios históricos?
El interés por la historia entre el público es muy grande. Eso explica, en parte, él permanente éxito de la novela histórica. Se trata de hacer atractiva una historia al contarla. Siempre sin alterar los hechos históricos. Si la historia que se cuenta acaba por atrapar al lector, el interés crece.
El amor tiene un papel importante en su novela ¿Una buena novela necesita una buena historia de amor?
El amor es uno de los sentimientos que, al igual que el odio, la codicia, la generosidad…, han acompañado siempre al ser humano. Creo que a las novelas, incluidas las históricas, hay que dotarlas de “humanidad”. No es malo que haya una historia de amor que responda en sus elementos al momento en que se sitúala novela, aunque no sería obligatorio.
¿Episodios como el narrado en “El último tesoro visigodo” hace que nos avergoncemos de nuestra historia y nos puede servir para que reflexionemos y no repitamos los mismos errores?
Creo que no tenemos que avergonzarnos de nuestra historia, sino asumirla. Con sus luces y con sus sombras. Sin hacer hagiografía de nuestro pasado, pero tampoco flagelarnos. Conociéndola podemos aprender de nuestros errores y, tal vez, corregirlos. Pero ya sabe… el hombre es el único animal que tropieza no dos veces, sino muchas más en la misma piedra.
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