De "Viernes Santo" el jurado ha expresado que la voz del yo poético que el poemario expresa es la de Jesús en el Gólgota que, desde la altura de la cruz, divisa con perspectiva única la pequeñez del poeta, convertido ahora en el tú lírico. Desde esa mirada, el crucificado hace suya la situación del hombre, sus flaquezas y sus miedos: “Mi sangre está cayendo por el mundo, /mi corazón os sueña en la ciudad eterna”. Hay una sensibilidad especial respecto de la soledad y el dolor humanos, que el poeta asume desde la disposición total del crucificado, que ya no es víctima inerte, sino obrador omnipotente para el que la cruz es trono, roca inexpugnable, altar salvador. Expresa, no sin un cierto deje apocalíptico, un alto contenido teológico lleno de esperanza salvífica por la que Cristo lleva la humanidad al Padre: “Vendrá como un torrente en las laderas / como un viento que agita copas verdes / abriendo todo el alma al gran amor del Padre”.
Por su parte, la también española Desamparados Escrivá ha resultado mención de honor por su poemario Desnudando el alma, de gran belleza y sensibilidad propia de un alma enamorada. Se teje con excelentes versos llenos de recursos expresivos que brotan de la llaga del amor: “No, yo no descubrí al Amor, / fue Él quien me encontró a mí… / Me perdí en aquel encuentro / y vago perdida en su mar”. No falta la experiencia de ausencia y de presencia, así como de la unión final: “Contigo hay momentos en los que no sé si soy, / no sé si eres, / solo sé que somos”.
El Presidente de la Fundación Fernando Rielo, P. Jesús Fernández Hernández, en su mensaje afirmó que la poesía mística es lo más excelente de toda poesía, pues define, forma, forja, incluye, dialoga, porque está imbuida de experiencia mística que es incluyente, transformante, liberadora. Ello es así por su fuerza oracional, profética y testimonial, que hacen que la poesía mística sea portadora de paz, fraternidad y convivencia. Estilísticamente, la poesía mística no está atada a los cánones clásicos sino que se abre a innumerables posibilidades expresivas y a la riqueza intercultural. Su referente, según Fernando Rielo, es un trato personalísimo con la Santísima Trinidad, siendo el poeta místico por excelencia Cristo.
Los otros finalistas fueron Antonio Bocanegra (Cádiz), Miguel Sánchez Robles (Murcia); Adela Guerrero Collazos (Cali); Theresia Maria Bothe (Sicilia, Italia); Pilar Elvira Vallejo (Madrid, España); María del Pilar Galán García (Valladolid, España); Marcelo Galliano (Buenos Aires, Argentina); Fernando Raúl Matiussi (Tucumán, Argentina) y Desamparados Escrivá Vidal (Tarragona, España).
El Jurado estuvo conformado por Jesús Fernández Hernández, presidente de la Fundación Fernando Rielo; José Mª. López Sevillano, crítico literario y secretario permanente del Premio; Annalisa Saccà, poeta y profesora de Lengua y Literatura en St. John’s University de NY; Hilario Barrero, poeta, prosista, traductor y profesor en la City University of New York; Marie-Lise Gazarian-Gautier, profesora de español y literatura latinoamericana en St. John’s University de NY y David G. Murray, crítico literario y filólogo.
El acto contó con un concierto de arpa a cargo de la célebre María Rosa Calvo-Manzano, que cuenta con más de tres mil conciertos por los cinco continentes y numerosos premios, además de ser miembro de varias Academias de Bellas Artes e Historia del mundo.
El premio, para obras inéditas tanto en español como en inglés, ha sido fallado en foros como la ONU; la UNESCO; el Senado francés y el Campidoglio romano. El comité de honor lo han conformado varios miembros de la Real Academia Española, entre ellos, su director, Darío Villanueva; rectores universitarios, poetas y catedráticos de literatura.
El carácter ecuménico del premio ha hecho que lo hayan obtenido poetas de distintas confesiones cristianas, en realidad la mayoría, pero también no cristianas, demostrando la capacidad de la poesía mística para unir a las culturas y a las religiones.
Antonio Martín de las Mulas (España, Madrid, 1.977) se licencia en Derecho en la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, aunque tenía vocación de filósofo, carrera en la que estudió dos años. Se dedica en libre ejercicio al derecho con bastante éxito por cerca de quince años hasta que en el 2015 decide trasladarse a Medellín (Colombia) y dedicarse, como padre de familia, a la vida misionera. Es catequista de niños en uno de los barrios más desfavorecidos de la localidad de Bello, e igualmente forma parte del grupo “Reina de la Paz”, de Medellín vinculado a la espiritualidad católica de Medjugorje. Como poeta tiene en su haber varios reconocimientos, entre los que destaca el primer premio del XII certamen de poesía Rodrigo Caro en 2003. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas literarias y antologías.
Fragmentos del poemario Viernes Santo
Oigo vuestras respiraciones,
estáis aquí conmigo respirando
en los huecos eternos de los aires,
las almas de los siglos y las noches sin dormir,
las largas descendencias asumidas,
estáis aquí conmigo
respirando.
Hoy muero por vosotros de esta forma,
atravesados somos,
también en esta altura de las respiraciones.
Esta es la respiración del Hijo del Hombre,
mi respiración de muerte en este campo abierto,
mi forma de vivir
en este cuarto lúgubre del mundo,
en esta vida
cuando uno llega a lo alto de la Calavera,
y ve;
cuando uno llega, expuesto al sol, erguido
en una cruz
sobre el monte interior de vuestras vidas
y ve,
y ve
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Hoy contemplo tus párpados vencidos,
su desplomarse solos ante el golpe del mundo,
su visión recogida
contra las grandes puertas de la noche.
Contemplo que has perdido las ganas de vivir,
que te comen por dentro
esos viejos abismos de un silencio cerrado.
Yo sé que no le ves una salida a todo esto,
que te desplomas pronto, que tus fuerzas
se disuelven humanas como el humo de un fuego
que asciende por la altura.
Alienta pequeñuelo, toma mi mano, y tenme,
ten coraje en el vilo de las grandes caídas.
Estoy en el martirio de los hombres, donde llevo
la piel sacada a tiras por tu desolación.
Quiero injertar tu vida en la esperanza
de un mañana infalible entre mis brazos.
Mírame,… no desfallezcas, hijo,
Yo estoy contigo,
creo en ti