Con un nombre deliberadamente misterioso y con un apellido, que parece sacado de la trilogía de Cincuenta sombras de Grey, la joven ex actriz de películas pornográficas, a la temprana edad de 21 años, decidió abandonar el sórdido mundo del porno. Había comenzado muy joven y según los expertos fue una actriz que hizo de todo, que arriesgó y se desenvolvió en circuitos del porno más duro. Quiso probarlo todo, arriesgó lo que pudo y en un momento dado decidió abandonar ese mundo para emprender una carrera más convencional y probablemente más enriquecedora.
Ahora tiene 25 años, o por lo menos eso dice ella. Su apariencia la delata más madura. En estos últimos cuatro años ha participado en una serie de culto, El séquito (Entourage) y en las películas The Girlfriend Experience dirigida por Steven Soderbergh y Open Windows, la nueva película del cineasta español Nacho Vigalondo, del que cuenta maravillas y no para. Pero además ha sido guionista y una DJ de fama reconocida en los circuitos de música electrónica y un reconocido icono de la cultura pop.
Fue estudiante de cine igual que su alter ego Catherine, protagonista de La sociedad Juliette. Desde temprana edad, diez u once años, ya escribía y profesionalmente como guionista desde los 16 ó 17. En su novela trata cómo ciertas personas poderosas se unen en un club para satisfacer sus deseos sexuales más pervertidos. Es "una novela atrevida y controvertida", señala y, sobre todo, "una novela muy visual". Tan visual que la 20th Century Fox se ha hecho con los derechos cinematográficos. Y ella tiene claro que no protagonizará su novela, eso se lo deja a otra actriz.
La nueva Belle de Jour, en palabras de su editora española, pretende vivir su personalidad con plena libertad. Qué duda cabe que lo conseguirá. Su editorial española ha apostado por ella, como lo lleva haciendo un tiempo con E. L. James, cuya trilogía fueron los libros más vendidos del verano pasado. No nos cabe duda que este género hace su agosto precisamente en ese mes y en los del resto del verano.
"Es un nuevo reto", dice campechana y atrevida. Aborda nuevas cosas y según ella de manera diferente. Para ello, qué mejor que haber leído mucha literatura erótica, "desde los clásicos a lo más actual", puntualiza la nueva escritora. "He querido escribir algo real. El sexo de los encuentros, que tuviera una situación que todo el mundo pueda sentir", apunta.
Ante todo, "no me arrepiento de lo que he hecho, pero no lo voy a volver a repetir", afirma categórica y segura de sí misma. "Ahora, toca sentirme dueña de mi propia sexualidad", abunda. Para ello, reconoce seguir consumiendo cine porno. Le gusta seguir estando al día, y también leer literatura para adultos. "La literatura erótica se fija más en las novelas románticas, he querido introducir dos cuestiones nuevas en este género que son el humor y el sarcasmo", puntualiza, para así poder interesar al público masculino. Este tipo de literatura lo consume mayoritariamente el colectivo femenino. Las editoriales manejan el dato de un 75% de lectoras femeninas.
"Catherine está basada, en parte, en mí misma cuando tenía 17 ó 18 años y tenía mis primeras experiencias cinematográficas", reconoce airosa. Catherine comienza en el libro no teniendo claro cuáles eran sus fantasías, pero poco a poco se van haciendo realidad. Por eso, señala que con esas fantasías eróticas está y no está de acuerdo a la vez, de hecho no quiso desvelar sus fantasías prohibidas, "si lo hiciese ya no serían mías, serían de todo el mundo".
Para ella el sexo sigue siendo masculino y a la mujer le queda un papel meramente sumiso y siempre ha querido romper con esa realidad teniendo sus propias fantasías y llevándolas a cabo. Por eso ha querido escribir el libro, para que "la gente se plantee preguntas, se cuestionen cosas sobre sí mismas y que comprendan su propia sexualidad", razona y añade "sobre todo espero inspirar a las gente que sea más consciente de sí misma".
"Los que leen literatura erótica no son mejores que los que ven películas pornográficas, ya que cumplen las mismas fantasías", dice. De ahí que no le guste poner etiquetas a su novela, "lo odio, quiero que la gente encuentre humor en la novela y, por supuesto, en la sexualidad". Ya lo hizo antes Woody Allen en una de sus primeras películas. Con ella, el humor, lo suponemos más explícito. Ya lo dijo al final de la presentación, "lo que uno quiere no es exactamente lo que obtiene", pero en eso anda ella.
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