Desde que Séneca conformara un banquete antropofágico en el momento culminante de su obra maestra Tiestes, la transgresión caníbal ha rondado el teatro y, afirmaría que el mundo de las artes en general, como preocupante escena primitiva, abarcando la historia de la tragedia, con inflexiones renacentistas, tendencias en el siglo XVIII y por supuesto, la época contemporánea. En cualquier caso, el teatro caníbal de Morales Lomas nos permite explorar los límites de la humanidad en el escenario al desdibujar límites racionales entre animal y humano, mito e historia, barbarie y civilización, al tiempo que ofrece a su escritura un mundo para la reflexión, incluyendo su parodia más extrema. La ironía tiene impactantes funciones y contundentes efectos. Este séptimo volumen va precedido de un espléndido estudio de Rafael Ruiz Pleguezuelos. Subrayo, una certera consideración del también profesor universitario, narrador, ensayista y dramaturgo Rafael Ruiz, tras fijar las resonancias y los modelos de Valle Inclán, Ionesco, Adamov o Beckett, señala: “Desde una perspectiva histórica, este enfoque [el teatro absurdo] desafió las convenciones teatrales, presentando un mundo caótico y carente de lógica. En esta línea, Morales Lomas crea un estilo propio, aclimatado s su concepción del teatro, que incorpora elementos de un ´´absurdo-social´´o ´´absurdo-realista´´, términos que me parecen acertados para definir lo que el autor hace. Un teatro ...profundamente comprometido con la realidad, la trastoca y ridiculiza en sus valores fundamentales”. En efecto, podríamos trazar algunas concomitancias con ese teatro del absurdo que en cierto modo, realza los valores del existencialismo, en virtud del cual nuestra esencia, lo que nos define como ser es ilusorio y nuestra existencia está por construirse. Sin embargo, el elemento más rompedor es que el teatro de Morales Lomas no se interroga sobre el posible “no sentido de la vida”, al contrario, destaca la necesidad de vivirla intensamente. Sin duda, la propuesta de Albert Camus, por ser exacto, las consecuencias de resultas del absurdo, son la revuelta, la libertad y la pasión. Un paradigma que se da en la obra completa de Morales Lomas, disidente, humanista y solidario, pero sobre todo creador. Fabricante de ficciones, generador de relatos, cumpliendo con las premisas que el lector (espectador) de teatro espera.
Un conflicto bien planteado, una intriga bien construida, personajes verosímiles pese a sus aparentes contradicciones, (la atención a la diversidad es una constante en la escritura de Morales Lomas) y, situaciones que puedan identificarse, emocionarnos o sorprendernos. Lógicamente, el lenguaje sigue siendo la clave de todo. La coherencia entre el lenguaje y las ideas, por increíble que parezca el escenario elegido es uno de los recursos más valioso del escritor jiennense. El juego de antónimos, antítesis y paradojas se presenta como esencial. En la obra teatral de Morales Lomas nada es contrario a la razón ni al sentido común, lo que en gran medida, le aparta de ese marco de teatro absurdo. Como gran lector que es, lo que se refleja, entre otros ámbitos, en su quehacer docente, confluyen códigos del gran teatro del absurdo: proverbios, neologismos, arcaísmos, coloquialismos, dichos, frases hechas, y, con todo, se produce una cierta profundidad psicológica, aunque los personajes a veces se presentan sin nombres ni apellidos, indicando que son intercambiables, que todos somos susceptibles de metamorfosearnos. Precisamente, por dar forma a sus composiciones con diálogos más allá de los rasgos estilísticos, la acción es manifiesta, y al tiempo que puede construir un objeto temporal cuenta una historia, probablemente porque en este género donde da salida a sus inquietudes cotidianas, intervienen cuando menos, su voluntad lírica, su anhelo de justicia y su consciencia narrativa. El juego de planos que se superponen o se funden es primordial. El humor corre en paralelo a la angustia, la muerte puede ejercer de personaje y cohabitar con la torpeza o el tropezón, lo surreal puede convertirse en lo más trivial, lo verosímil en una cuestión ideológica, religiosa o ilusión dramática, el sujeto caníbal y el objeto caníbal podrían ser un inventario de preocupaciones humanas y de problemas por resolver.
Si hubiese que alimentar el espíritu navideño, con total certeza, estos actos únicos, “La injusticia es el verdadero insulto”, “Cosas de gays”, “El profesor caníbal”, “El tropezón”, “El Covid 19 y el niño”, “La calle”, “La PCR”, “El náufrago”, “El sexto mandamiento”, “La niña y el mendigo”, “Que leía novelas de amor”, “El espejo”, “Yo”, “El terrorista” harían su menester con creces. Un admirable conjunto de textos que sin duda marcan el rumbo de una “véritable comédie humaine”.
Siendo cierto, que este espacio tiene un anhelo propiamente crítico, fruto de placenteras lecturas, entiendo que la crítica tiene en sí mismo un posicionamiento natural. Por ello, contra esa costumbre de pompas fúnebres tan hispana, celebro el homenaje que recibirá Francisco Morales Lomas, con una obra incontestable que, al fin y al cabo, es lo que nos define. La AAEC (Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, llevará a cabo esta necesaria actividad en el Centro Andaluz de las Letras, como forma de registrar el agradecimiento al generoso compromiso y genuina alteridad de las que Morales Lomas sigue haciendo gala.
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