En la introducción de esta nueva edición, la periodista y escritora Leila Guerrierodestaca las diferentes técnicas literarias empleadas por Walsh: «Esparció intriga, suspenso, descripciones minuciosas, estructura coral y la elegancia de un lenguaje de dientes apretados, tan ajustado a sus huesos que cualquier sobresalto resulta un estallido».
«Hay un fusilado que vive», esta frase oída a finales de 1956 en un café de La Plata puso a Rodolfo Walsh tras la pista de un oscuro asunto de Estado que le cambiaría la vida. En junio de ese año, un fallido intento revolucionario contra el régimen militar que había destituido a Perón un año antes desencadenó una operación clandestina para eliminar a los opositores al régimen. En un basurero de las afueras de la capital, un grupo de civiles fueron fusilados antes incluso de decretarse la ley marcial. Durante semanas corrió el rumor de que alguno de ellos había sobrevivido. Las investigaciones de Walsh, que desmintieron la versión oficial sobre los hechos, fueron publicadas por entregas en el diario Mayoría y muy poco después, en 1957, como libro.
Desde entonces, "Operación Masacre" ocupa un lugar destacado en la historia de la literatura y la política argentinas y ha sido celebrado por Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Eduardo Galeano o Mario Benedetti, quien dedicó al periodista sus versos «Rodolfo convirtió la realidad en su obra maestra».
Rodolfo Walsh nació en 1927 en la localidad de Choele Choel, en la provincia de Río Negro. Entre sus obras de ficción, destacan las colecciones de cuentos Los oficios terrestres (1965) y Un kilo de oro (1967); y entre sus libros de investigación, Operación Masacre (1957), ¿Quién mató a Rosendo? (1965) y Caso Satanowsky (1973). Pocas horas después de escribir su célebre Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, el 25 de marzo de 1977, pasó a engrosar la lista de desaparecidos durante la dictadura militar argentina.
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