Por extraño que parezca, la literatura infantil está más pujante que nunca. Los niños son los mayores consumidores de libros. Las editoriales que se dedican a publicar libros para el público menudo tienen un formidable futuro, de ahí que los premios que patrocinan se encuentren entre los mejor dotados de nuestro mercado literario.
Beatriz Osés lo sabe y con esta edición se ha presentado ya cuatro veces a tan prestigioso premio. “Con esta, he sido finalista en tres ocasiones y si quería ganar el premio era para conocer en persona a mi editora Reina Duarte”, confiesa durante la entrevista que mantuvimos en una de las salas de la biblioteca Municipal de la antigua Casa de Fieras.
A la escritora madrileña le gusta que sus libros no solo los lean los niños, sino que también lo hagan sus padres, de ahí que trate temas universales que interesan a todo tipo de público. \"Critico lo que no me gusta de la sociedad, pero quiero hacerlo con un enfoque diferente, desde el absurdo y el surrealismo”, explica la autora durante nuestra conversación.
Beatriz Osés, aunque escriba para niños no rebaja el nivel de su escritura, más bien al contrario, lo sube. “Mi forma de escribir tiene muchas capas y pretendo que sea muy profundo. Siempre que se relee se puede descubrir algo nuevo. A mí me gusta que fuese como El Principito que siempre que lo relees encuentras cosas nuevas que conmueven al lector”, analiza su propia obra.
La justicia es mucho más surrealista que la que yo describo en Soy una nuez
En esta ocasión es el sistema judicial la diana de sus dardos. “No quiero reflejar un sistema judicial en concreto sino los problemas que surgen del propio sistema”, expone razonadamente. La trama se desarrolla en Italia, no ha querido polémicas en nuestra tierra donde tenemos un sistema judicial bastante precario e injusto, donde se trabajan pocas horas y del que no comprendemos, en muchas ocasiones, sus decisiones como estamos viendo últimamente. “La justicia es mucho más surrealista que la que yo describo en Soy una nuez”, subraya con una ligera sonrisa en sus labios.
En su novela trata temas muy actuales, entre ellos el de los refugiados, infantiles en este caso. “La mayoría de las veces, los niños tienen más claro lo que se debe de hacer que los adultos”, señala. La madurez de los críos es superior a la de muchos mayores quizá por un tema de empatía. La novela es crítica con las guerras. “Los niños tienen derecho a crecer en paz en todo el mundo”, puntualiza la escritora.
“Los niños tienen la capacidad de cambiar a los mayores porque viven en el presente”
Otro de los temas que se trata en “Soy una nuez” es la soledad. Todos los personajes de la novela son personas solitarias y es gracias a la aparición de Omar, nuestra más querida nuez, cuando todos comienzan a cambiar. “Los niños tienen la capacidad de cambiar a los mayores porque viven en el presente y se sorprenden con todos los detalles de la vida. Hacen que vuelvan a revivir la infancia de los mayores con suma naturalidad”, conjetura Beatriz Osés. En el caso de Omar es un superviviente que se va adaptando a todas las vicisitudes que vida pone por delante y ayuda a humanizarse a todo aquel con el que se cruza.
El problema de la violencia también está muy presente en sus libros, en esta ocasión es la que ha sufrido el propio Omar en su país. “Siempre lo trato desde un punto de vista muy sutil. En nuestro sistema educativo está muy aceptada la violencia, lo que es un error. Aquí entendemos que portarse bien en el aula es callarse, algo totalmente equivocado. La mejor forma de enseñar a los niños es jugando. Todo lo que aprenden jugando queda para toda la vida”, sostiene esta profesora que da clases en un instituto madrileño y anteriormente lo hizo en otro instituto extremeño.
Beatriz Osés disfruta en sus clases y también lo hace escribiendo. “Cuando estaba con la novela, tuve la certidumbre que iba bien encaminada. Cuando lo tienes claro se allanan los problemas”, apunta. La escritora ve sus tramas en imágenes y con su poesía la pasa lo mismo de ahí que le guste que los ilustradores de sus libros tengan una cierta afinidad con ella. “En esta ocasión me ofrecieron trabajar con Jordi Sempere, un magnífico dibujante muy reconocido en Francia, que creo enriquece mi relato”, agrega.
“Los niños agradecen que se les trate con respeto. Nunca he defendió una literatura para niños que los infravalore por eso procuro hacerles pensar, ya que creo que son lectores muy activos”, concreta. Beatriz Osés se revela contra la literatura y la educación que tienda a igualar a los niños. “A los niños hay que hacerles pensar y fomentar su creatividad”, concluye la escritora.
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