Asistimos al súper-hit de la gira del joven escritor murciano, en la presentación de su libro, donde el novelista Javier Moreno nos ilustró con impresiones personales. Desde el principio comparten geografía emocional: "el ambiente universitario de provincias es fácilmente reconocible en su novela" dice Javier Moreno y ambos tienen en común que han escapado de Murcia con la idea, nunca abandonada, de volver a los lugares que son para ellos vitales.
Finalista del premio de Anagrama, Intento de escapada, cuya publicación, recomendada por el jurado del último Premio Herralde de Novela, ha sido posteriormente publicada por la editorial Anagrama, que la ha mantenido sin otra corrección que el cambio de nombre, ya que el título con el que se presentó, "Iconostasis", que es el leit-motiv de la temática y su sustento, no era demasiado comercial.
Cuando Javier Moreno lo lee, piensa: la magia no existe, Dios no existe, Scarlett Johansson tiene arrugas, porque con un lenguaje desnudo cargado de ironía y un dedo acusador, presenciamos la formación del cínico contemporáneo, según refiere la RAE. Marcos, que está seducido sensual e intelectualmente por su profesora Helena, acaba siendo abducido por Jacobo Montes y se convierte en un cínico, porque debe tragarse la dignidad por varios motivos, entre ellos el sexo; quiere ser bueno y decente, pero no le dejan.
No es un ataque contra el arte, sino contra cierta idea del arte contemporáneo, para reflexionar sobre estos límites que hoy día existen entre la ética y la estética.
Toda pasión que pasa a ser clandestina debe asumir un nombre de guerra y en este caso es Marcos, el asistente de Jacobo Montes; ésta es la metamorfosis de Miguel Ángel Hernández: en un juego de vida y pensamiento cabe todo si no sabe dónde encajarlo.
Sigue la intervención de Fernando Castro Flórez, crítico y filósofo que transgrede la norma de las presentaciones utilizando el power point o entrando en escena con el golpe de efecto que supone ponerse a llamar por teléfono desde su móvil. Con estilo de sátira y humor hace una exposición crítica, pero no del autor, que entonces parecería su peor enemigo, sino a las propias consideraciones sobre el Arte Contemporáneo. Dice que es la novela más reseñada de la historia del "reseñismo", antes de que aparezca comentario alguno en la prensa oficial. Le achaca el exceso de citas en blogs o el abuso de Face-Book al miedo escénico que tiene cualquier autor de que su obra no sea leída.
Para uno de los protagonistas de la novela, Jacobo Montes, el arte es una cosa sucia, y en esta novela se sedimentan todos los polvos del arte; es una mezcla del reality show y el trato de la crueldad; estamos ante una obra de arte que consagra la escatología, la suciedad y la porquería, asumidas como tal por el establishment del oficio: los directores de los museos.
El arte no parece haber sido capaz de dominar el horror. El autor quiere revelarnos algo detrás del camuflaje que se supone es la herramienta de la impotencia, "Marcos, el joven protagonista, no es Miguel Ángel Hernández Navarro". Como su segundo apellido "Navarro" no figura en el libro, eso es una clave para comprender que Marcos no es Miguel Ángel Hernández ya que, después, en la trama, aparece un personaje llamado Navarro, un personaje de segunda que es un perfecto idiota. Un realismo decimonónico que tiene que ver con el inicio de la híper-violencia; es un porno blanco, escatológico, es el crack del arte.
Dice Fernando Castro que esto no es un ensayo, aunque cuando lo fue a buscar a la librería La Central del Reina Sofía estaba colocado en la mesa de ensayos de autores extranjeros, porque realmente no sabían dónde colocarlo. Miguel Ángel Hernández es un smithsoniano murciano, es una novela de artista, una de las piezas fundamentales de la constitución del arte literario contemporáneo, similar a la prosa de Thomas Bernhard.
Una novela de formación, pero también una novela deformada
Una novela vomitiva no apta para estómagos delicados; produce asco y repugnancia, es la búsqueda incesante de un secreto encajonado que comienza con un martillazo en el glande de Bob Flanagan, aunque "si es una concesión a los lectores de Sombras de Grey, no lo has conseguido, Miguel Ángel"
Es una novela sobre la castración, y trata del miedo a la mutilación; es una novela borgiana. Un oxímoron total. Una novela cifrada, una novela dictada que rinde homenaje a un ensayo a la fascinación.
¿Qué significa aquí ser hijo de puta? Porque el arte aquí es hijo de puta: Jacobo Montes plagia como cuando se arroga la obra de dejar morir a un perro de hambre en un museo. Jacobo montes es un gran constructor de frases sobre el arte; son textos muy sólidos. La novela también trata del funambulismo
Las presentaciones son lugares de "abracismo", donde el autor asiste para oír hablar de su libro. Así que tras esta extensa y documentada exposición y análisis de la obra de Miguel Ángel Hernández, el profesor de la Universidad de Murcia nos cuenta que "Cuando Anagrama editores me llamó para entrar en las grandes, para publicar una novela que me estaba conteniendo e iba expulsando en forma de micro relatos, ese día culminó mi sueño igual que si me hubiera llamado Vicente del Bosque para la selección de fútbol o Mónica Belucci"
"Navarro no soy yo. Marcos no soy yo. Helena tampoco soy yo", desvela el autor
La novela trata de varios artistas: la evolución del alumno que se forma para convertirse en profesor; la profesora felatriz; el negro; las compañeras académicas de Marcos que van a establecer una relación lésbica. Fernando Castro pensaba que él mismo era uno de los personajes del libro, porque Miguel Ángel Hernández es protagonista de la novela con su entorno de conocidos, y como tal, se fue identificando secuencialmente con los personajes más abyectos que aparecían, hasta que se cercioró de que estaba en el capítulo: la magia no existe.
La novela no es tanto una escapada como enmascaramiento; está más cercana al fingido o a la impostura con una máscara de espejos, expone Miguel Ángel "y los espejos anulan la realidad y éste es el motivo que me llevó a escribir novela y no un ensayo con forma de novela, ya que el ensayo indica una posesión de la verdad que se quiere transmitir - autoritarismo-; la idea última de hacer novela permite no posicionarse sobre el mundo del arte". Como Lacan y el hombre y lacaniano "de lo único de lo que se puede ser culpable es de haber cedido terreno en relación con nuestro deseo". Y esto es lo que explica la visión de la escogida portada del libro: si poniéndonos una máscara de espejos podremos escapar del intento lacaniano.
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