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Luis Zueco
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Luis Zueco: “En la Edad Media había muchas ambiciones terrenales en la Iglesia, antes que monjes eran hombres”

Autor de "El monasterio"
viernes 18 de mayo de 2018, 01:00h

Con “El monasterio”, Luis Zueco concluye su trilogía de la Edad Media. El estilo del escritor aragonés es muy peculiar y ha sabido mezclar con acierto la intriga criminal con el género histórico. En esta novela lo ha vuelto a demostrar.

Luis Zueco
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En esta ocasión, la trama de la novela sucede en el Monasterio cisterciense de Santa María de Veruela. La llegada de un inexperto ayudante del Notario Real hace que se desencadenen unos crímenes que él tendrá que resolver por la cuenta que le tiene. Luis Zueco consigue una narración llena de ritmo e intriga, que no se resolverá hasta las páginas finales. Además, aprovecha la oportunidad para criticar el estamento religioso que se debatía entre lo sobrenatural y lo humano. Ganando éste último, por supuesto. En la entrevista, nos desvela en primicia, muchos de los secretos de su libro.

Con “El monasterio” termina su trilogía sobre novelas de la Edad Media. ¿Cómo se siente después de haber terminado el reto que se propuso?

Muy orgulloso, era un proyecto complejo y largo, con tres novelas ambientadas en la Edad Media. Pero en siglos y enclaves diferentes, con todo lo que ello implica de labor de documentación. Pretendía reflejar como era realmente vivir en esa época tan apasionante desde los principales puntos de vista para tener una verdadera visión global de la época, y creo que lo he conseguido.

De sus tres últimas novelas, ¿cuál de ellas le ha costado más escribir?

Sin duda "El monasterio", que planteaba importantes retos. Como reflejar el mundo monástico, tan diferente a nuestra visión actual de la vida, y hacerlo en forma de thriller para enganchar al lector. Incluir personajes femeninos para tener su punto de vista. También escenas bélicas para reflejar la violencia que se vivía, o temas tan variados como la producción de vino, las leyendas o la organización del Císter. Y lograr que el colofón de esta colección de tres novelas tuviera un final a la altura de lo que todos los lectores esperaba

¿Cuánto tiempo ha tardado en documentarse y en escribir “El monasterio”?

Puedo decir que empecé ya de niño, porque está ambientado en el Moncayo, que es donde nací. Y en la novela se reflejan todos los lugares, historias y leyendas que he ido aprendiendo conforme pasaban los años.

En esta ocasión ha buscado un lugar muy cerca de su hogar. ¿Por qué escogió como escenario el monasterio de Santa María de Veruela?

Lo he hecho porque, objetivamente hablando, es uno de los monasterios del Císter mejor conservados de España, fue el primero del Reino de Aragón. Y la historia del infante Alfonso, era fascinante.

¿Qué vínculos sentimentales le unen a este monasterio cisterciense?

Muchos, desde muy pequeño venía a visitarlo, conozco a la perfección todos los pueblos, castillos y parajes que aparecen en la novela, y por supuesto el Monasterio de Veruela.

Santa María de Veruela está próximo al Moncayo, la montaña mágica de Aragón. ¿Esta ha sido una de las razones para ubicarla allí?

En efecto el Moncayo es una montaña mágica, lo ha sido desde época celtibera. Tiene algo de hipnótica, se levanta en pleno valle del Ebro, así que en una docena de kilómetros pasas de los escasos 400 metros de altitud a los más de 2.300 metros de su cima. Eso es increíble. Y tiene la extraordinaria singularidad de que es zona fronteriza entre tres reinos medievales: Castilla, Aragón y Navarra. Además, es tierra de brujas y leyendas de todo tipo, como tan bien recogió Bécquer. Y el único pueblo oficialmente maldito y excomulgado que hay en España está al lado del monasterio, por algo será.

En su trilogía, ha tratado los tres principales estamentos de la Edad Media. ¿Qué complicación tenía tratar a la Iglesia Católica desde la perspectiva monacal?

Ha sido lo más complejo, estudiar el Císter me ha llevado mucho esfuerzo. Para resumirlo de una manera que todo el mundo me entienda, estos monasterios fueron la primera multinacional de la historia. Eran construcciones idénticas, daba igual que se levantarán en Inglaterra, Polonia o España. Seguían la misma regla, vestían igual, los mismos horarios, etc. Inventaron un lenguaje de signos, eran auténticos microcosmos en gran medida autárquicos. Y sobre todo, enormes centros de poder político y económicos, y ya sabemos que ocurre cuando hay una gran concentración de poder, aparece la avaricia, las traiciones, la corrupción,… lo peor del ser humano.

¿Había muchas ambiciones terrenales en este estamento?

Todas, antes que monjes eran hombres. Muchos de ellos sin ningún tipo de vocación, entraban como segundos hijos de familias nobles para hacer carrera. Los legos lo tenían más difícil, pero precisamente por eso su ambición era mayor.

¿Le gusta unir el género de novela histórica con thriller?

Sí, es la forma de escribir que más me gusta. Toda la información histórica que aparece en mis novelas tiene influencia en la trama, no hay nada gratuito.

“La intriga de un thriller hace a la novela histórica mucho más interesante y fácil de leer para el público”

¿Qué aliciente le da el misterio a la novela histórica?

La dota de mayor ritmo y la intriga de un thriller hace a la novela histórica mucho más interesante y fácil de leer para el público. Lo más importante es siempre la trama y los personajes, todo lo demás debe estar al servicio de ellos, nunca al revés.

En la novela, vuelve a unir personajes históricos con ficticios. ¿Qué es lo que más le apasiona de esta fusión?

Las enormes posibilidades que plantea, yo nunca podré saber cómo pensaba realmente un rey medieval, puedo intentar aproximarme a ello documentándome y a través de mi experiencia como historiador y escritor, pero siempre será un personaje imperfecto. En cambio, si puedo crear uno de ficción y dotarle del espíritu de la época. Y compaginando ambos tipos de personajes lograr recrear ese tiempo pasado.

¿Cómo definiría a su protagonista, Bizén de Ayerbe, ayudante del notario real?

Es un protagonista poco convencional, como suelen ser todos los de mis novelas. No creo que todo sea blanco o negro, las personas tenemos nuestros claros y oscuros. Y Bizén tiene muchas sombras, pero a la vez busca iluminar su vida.

El conflicto surge desde las primeras páginas. La llegada de Bizén al monasterio para recuperar los restos de una tumba. ¿Cuántos misterios se guardan tras los muros de un monasterio?

Yo creo que infinitos, son escenarios que han albergado a hombres durante siglos. Lugares que han concentrado poder y riquezas, las historias que ocultan tienen que ser innumerables.

La Iglesia como legataria del saber medieval, ¿ocultó demasiados conocimientos?

Desde luego, las bibliotecas no solo eran lugares de saber, sino también fuentes de ingresos. Los manuscritos se copiaban para venderlos y obtener fondos, no por una labor cultural. Y se ocultaban conocimientos inadecuados para sus intereses, al igual que se potenciaban los que interesaban.

¿Le gusta tratar la investigación de los crímenes como si fuese una novela policiaca?

Sí, porque no me gusta la separación por géneros. Eso puede tener sentido para ordenar las estantería de una biblioteca o librería, pero no para escribir.

Las bibliotecas medievales no solo eran lugares de saber, sino también fuentes de ingresos. Los manuscritos se copiaban para venderlos y obtener fondos, no por una labor cultural

En la novela hay algún homenaje a autores que admira. ¿Podría decirnos quiénes son?

Hay una clara influencia de Bécquer, los personajes de las dos hermanas están inspirados en uno de sus relatos. Él residió en Veruela cuando era una hospedería y en otras partes el Moncayo, porque tenía que venir aquí por sus problema de tuberculosis. Además era un apasionado de todo lo medieval, así que le he rendido homenaje en la novela.

También hace referencia al castillo de Grisel que tan bien conoce. ¿Es una especie de cameo en su novela?

Sí que lo es, yo paso gran parte de mi tiempo en el Castillo de Grisel, ya que es un pequeño hotel de mi propiedad. Por eso lo hago protagonista de uno de los últimos capítulos de la novela, pero tiene todo el sentido. El Castillo de Grisel pertenecía a la catedral de Tarazona que estaba enfrentada al Monasterio de Veruela por controlar el Moncayo.

Como uno de los escritores renovadores de la novela histórica o thriller histórico, ¿teme más que le comparen con Ken Follet o con Umberto Eco?

Al final es irremediable que te comparen con ambos, porque marcaron un antes y después en la novela histórica con sus principales éxitos. Pero creo que en España tenemos iguales o mejores escritores de novela histórica. Santiago Posteguillo, José Luis Corral, José Calvo Poyato, o Sebastián Roa, por citar solo algunos, son por lo menos, tan buenos como los que nombras. Y si me tienen que comparar, prefiero que sea con ellos.

Después de esta trilogía, ¿va a seguir escribiendo novela histórica de la Edad Media o va a dar el salto a otra época?

La idea original era concluir la época medieval con El monasterio, y como yo planificó todo con mucho tiempo, voy a cumplirlo. Ahora ya estoy trabajando en una historia ambientada en el siglo XVI.

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