El acto supuso una lección magistral de historia reciente de España. Al respecto, el propio editor definió la obra como “libro de libros, una síntesis interpretativa”. De una manera más particular, Tomás Rodríguez aludió a la tendencia que se observando en los últimos tiempos consistente en ningunear la Transición.
Santos Juliá vertebró las intervenciones de los autores y para ello recurrió a un formato atractivo, consistente en formularles una serie de preguntas contextualizadas. No obstante, antes de ello reivindicó el rol del historiador y su trabajo en solitario. Con respecto al periodo objeto de estudio señaló que “en la Transición se debatía con vistas a un futuro que había que crear, era un debate diferente al de ahora”. En función de esta afirmación, Juliá indicó que un tema fundamental del libro era el del “relato”, de ahí la importancia de explicar el rol que jugaron los movimientos sociales, entre cuyos rasgos sobresalía su carácter heterogéneo, a la hora de oponerse al Franquismo.
Al respecto, la Doctora Molinero señaló que dichos movimientos, algunos surgidos incluso en los años 60, minaron la hegemonía del régimen y provocaron la división entre la clase política franquista. Sobre esta cuestión, el Doctor Ysás explicó que: “el Franquismo sí estaba atento a los movimientos de la oposición. La represión empleada en los años anteriores no bastaba para garantizar la estabilidad política. Esto generó una fragmentación de liderazgos en las filas del Franquismo.”
Tras ello, la siguiente cuestión objeto de análisis fue la labor desempeñada por Adolfo Suárez como gran generador de expectativas, frente a las propuestas de Arias Navarro. Para la Profesora Molinero: “Suárez usó muy bien la tele y controló muy bien los tiempos. Desactivó la oposición de dentro del régimen para llegar a unas elecciones, las de 1977, que tuvieron legitimidad”. En este modus operandi del primer presidente de la restablecida democracia española sobresalieron acciones como la legalización del Partido Comunista, si bien en contra de la opinión de figuras como Osorio o de instituciones como el ejército, subrayó la autora.
Aunando asuntos de ayer y de hoy, Santos Juliá se centró en analizar la “cuestión catalana” en la Transición. El Doctor Ysás, al respecto, hizo una observación fundamental: en 1977, la autonomía se consideraba en España sinónimo de democracia, de ahí que hubiese una gran demanda de aquélla, tutelada siempre por los partidos políticos.
La parte final de la presentación sirvió para desmontar determinados mantras que se han consolidado entre la opinión pública española. Uno de ellos, defendido en especial por la izquierda radical, es aquél que considera que la Transición es la historia de una traición perpetrada por el PCE, un discurso que “los historiadores más jóvenes han comprado”, lamentó Carme Molinero.
En definitiva, una obra necesaria que, sustentada en la solvencia académica de sus autores, está llamada a combatir el cortoplacismo y oportunismo de quienes sin haber vivido la Transición se permiten en la actualidad desacreditarla, apostando por proyectos radicales que poco tienen que ver con los deseos de la sociedad española de ayer y de hoy.
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