La original trama que desarrolla en “La espía de Franco” está basada tanto en hechos reales como en la ficción, conjugar ambos elementos hace que la tensión narrativa gane en colorido y fuerza. En la entrevista, Basilio Trilles nos cuenta algunos de los secretos del libro y sus motivaciones para escribirlo. Un libro que no defraudará a nadie. ¿Cómo surge la idea de escribir “La espía de Franco”? Me pareció interesante escribir sobre un periodo apasionante que, en lo que respecta a nuestro país, no es demasiado conocido. Aprovecho la figura real del anarquista Miguel Campos, al que ya descubro en mi novela ‘El español de la foto de París’ (Inédita, 2009), para trenzar una historia de amor con el personaje ficticio encarnado por Letizia Heredia-Espinosa, cosmopolita mujer que en la guerra civil española trabajó como agente del Cuartel General de Franco, en el Madrid sitiado. Aunando realidad y ficción, pero siendo riguroso a la hora de narrar el contexto político de España y cuanto sucede en esos momentos en la Europa que está siendo liberada del nazismo por los ejércitos aliados. La novela tiene ingredientes tanto de thriller como de novela histórica. ¿En qué género la encuadraría? Diría que es una novela histórica escrita en forma de thriller La parte histórica se basa en la posguerra española y en la Segunda Guerra Mundial. ¿Le ha costado documentarse en ese periodo de la historia? ¿Cuánto tiempo le ha costado hacerlo? ¿Cuánto ha tardado en escribir el libro y qué es lo que más le ha costado? No resulta sencillo aunar personajes reales y de ficción en una novela sobre una etapa histórica tan compleja. En el empeño he procurado ser fiel a los acontecimientos que narro, dando voz a personajes en base a una exhaustiva investigación que ha dado pie a recopilación de documentos, noticias y artículos de la época. De gran ayuda han sido las hemerotecas de ABC, La Vanguardia (a destacar el trabajo de Eduardo Martín Pozuelo sobre el espionaje alemán) y El País. Así como las publicaciones ‘Agenda 447’ (RBA) de Gemma Aguilera. ‘Mis conversaciones privadas con Franco’ (Planeta) de Francisco Franco Salgado-Araujo y mi obra ‘El español de la foto de París’ (Inédita). Es de destacar la labor de Carmela Fontes García-Trejo, que buceó en la moda y costumbres de la España de mediados de los años cuarenta, además de aportar la propuesta del título y de creatividad de la portada. En la novela mezcla personajes ficticios con históricos. ¿Es difícil hacerlo para mantener la verosimilitud de la trama? Ciertamente ha resultado arriesgado, tanto como atractivo, establecer la relación entre Letizia Heredia-Espinosa, personaje de ficción, espía de Franco y de los servicios de inteligencia norteamericanos y la figura real del anarquista Miguel Campos, suboficial de la mítica compañía ‘La Nueve’, punta de lanza de la División Leclerc. La licencia litería ha cuajado en una historia apasionante que, además, ha permitido una radiografía de cuanto sucedió en España y Europa entre julio de 1944 y abril de 1945. La historia de amor que acontece es la que pudo ser, y, seguramente fue, entre una pareja de ideas políticas diferentes, enfrentada por la guerra civil, en la que, sin embargo, pervivió el más poderoso de los sentimientos: el amor. Un amor imposible entre héroes de bandos distintos que, al fin, en este caso, desde sus convicciones lucharon por la libertad. ¿Se puede contar la liberación de Paris sin citar a Ernest Hemingway? El gran escritor norteamericano es el mito y el protagonismo. Los verdaderos artífices fueron los republicanos españoles, entre ellos Miguel Campos, que entraron en París en la tarde noche del 24 de agosto de 1944 y tomaron el ayuntamiento con menos de doscientos hombres, mientras los alemanes tenía una guarnición de doce mil soldados. Al día siguiente, con el grueso de las tropas, llegó Hemingway con sus mercenarios y tomaron el bar del Ritz. Además de Hemingway, aparecen Capa, la viuda de Durruti, etc. ¿El introducir a estos personajes históricos hace que el lector se sienta más identificado con la novela? Los corresponsales aliados montaron su cuartel general en hotel Scribe, y era de prever que Capa estaba allí cuando, en la novela, Amado Granell va a ver a Hemingway, acompañado por Miguel Campos. La visita a la viuda de Durruti entra dentro de lo verosímil, atendido a la ascendencia del mítico jefe anarquista con Campos, y permite ahondar un poco más en el protagonista masculino.
"La liberación de París fue un hecho más político que militar"La entrada de “La Nueve” en Paris fue un hecho insólito silenciado tanto por España como Francia. ¿Leclerc y De Gaulle se portaron bien con las tropas republicanas que apoyaron a los aliados? La liberación de París fue un hecho más político que militar. Los norteamericanos querían embolsar la capital del Sena y seguir avanzando hasta Alemania, pero De Gaulle necesitaba liberar París y así se lo ordenó a Leclerc. Las tropas de vanguardia de la Francia Libre estaban integradas por ex militares de la República española y fueron las primeras en llegar. El teniente español Granell fue quien protagonizó la liberación, apareciendo su foto junto al prefecto del Sena en los periódicos parisinos de los días 25 y 26 de agosto. El Estado Mayor de De Gaulle se encargó de ocultar la nacionalidad de los libertadores, de ninguna manera podía reconocerse que un puñado de españoles había protagonizado tan decisivo hecho histórico. A Franco tampoco le interesaba dar publicidad a los republicanos exiliados. No obstante, tanto Leclerc como De Gaulle reconocieron el papel de los españoles, muchos recibieron condecoraciones y honores, incluso algunos oficiales y suboficiales aceptaron incorporarse al Ejército regular francés. Aunque de cara al mundo se siguió contando que los franceses y norteamericanos fueron los libertadores de París, de los españoles que hicieron el trabajo, ni rastro. La novela tiene dos tramas principales. Los hechos que suceden en la España franquista y lo que acontece en el extranjero. ¿Por qué ha querido ir alternando dichas tramas? Así he concebido la novela desde el principio, convencido de que era la fórmula más idónea. Estamos hablando de un periodo crucial para Europa en el que las tropas aliadas avanzan para acabar con el nazismo y España vive una neutralidad, entre comillas, que en esos momentos está puesta a prueba. Entendía que podía ser tan interesante como efectivo establecer dos tramas que van convergiendo hasta que finalmente lo hacen de forma definitiva También utiliza varios flash-backs durante la narración. ¿Ha preferido hacerlo así antes que una narración lineal? Sí, con la intención de imprimir un mayor dinamismo. Su protagonista, Letizia, es una espía peculiar. ¿El bando sublevado tenía espías femeninas realmente? Tenía espías femeninas, pero Letizia es un personaje que no está inspirado en ningún otro real, es una creación absolutamente libre, a la que he procurado dar toda la verosimilitud en aras a la necesaria fuerza que atrape al lector. ¿Fueron implacables los servicios de información franquistas? Desde luego que lo fueron. Para sostener la dictadura, Franco tenía que contar con ojos y oídos que lo controlaran todo: desde los generales que pretendían derrocarlo hasta los republicanos vencidos que soñaban con el regreso de la democracia. España vivía bajo un férreo estado policial y hasta poco antes del final de la II Guerra Mundial se dio demasiada manga ancha a los servicios secretos nazis. ¿Cómo definiría a su protagonista? Realmente cabe hablar de dos protagonistas, Letizia y Miguel, tan diferentes y, sin embargo, atrapados por el amor verdadero. Ciertamente el prototipo liberal de Letizia asombra al enmarcarlo en aquella época y es lo que la hace diferente. Ella mantiene una relación meramente física con John diplomático norteamericano y también espía, pero sigue enamorada de Miguel. Es una mujer diferente en todos los aspectos. Por su parte Miguel es un anarquista romántico que detesta las armas pero lleva ocho años sin soltarlas y es considerado por Leclerc un militar excepcional. A ambos les une el amor y el deseo de libertad.
¿Se dieron muchos casos como el de Letizia y Miguel Campos? Estoy convencido que algún caso se daría. Pese a la ideología de cada uno, las personas no son tan distintas y al final, si el objetivo común es el amor y la libertad, puede allanarse cualquier barrera. En un buen thriller, ¿no debe faltar una buena historia de amor? El amor lo mueve todo. En este caso, engarzar la historia de amor entre una espía de Franco y un anarquista héroe de la liberación de París, ha sido el camino para reivindicar la fuerza del sentimiento frente a cualquier adversidad. La razón del corazón siempre vence, aunque en ocasiones el desenlace, por lo imposible de la situación, sea dramático. En su opinión, ¿faltan historias que contar de nuestra posguerra? Desde luego que sí. Es un periodo un tanto desconocido en el cual, especialmente en los primeros años, los españoles tuvieron que sufrir situaciones extremas, debido a la escasez de alimentos y productos básicos. Un sufrimiento que afectó aun más a los considerados vencidos que fueron víctimas de injusticias y represalias durante demasiado tiempo. Pese a las dificultades de vivir bajo una dictadura, aquellos años oscuros están sembrados de historias de amor, de solidaridad, de valentía, de esperanza. La posguerra española es un filón inagotable para la literatura, que sigue siendo el mejor de los medios para que la realidad histórica no caiga en el olvido, a riesgo de repetirse. Puedes comprar el libro en:
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