Al autor de “Entre tiros e historia”, siempre le ha preocupado mucho cómo en 1978 surgió el Estatuto de Guernica. “Son tres las cuestiones fundamentales que se dieron para que el estatuto saliese adelante. La primera es que se consideró a la historia una cuestión fundamental, los antiguos fueros vascos; la segunda que en menos de dos años, el PNV consiguió una hegemonía en la comunidad vasca y la tercera fue la violencia política, fundamental para entender la confección del estatuto”, enumera razonadamente el profesor vasco que tuvo que vivir varios años en Estados Unidos por estar amenazado por la banda terrorista.
“El PNV ha sabido gestionar la existencia del terrorismo a su favor, aunque desde el 1977 se distanció de él”, afirma José M. Portillo Valdés en la entrevista que mantuvimos en la sede de su editorial en Madrid y añade “la sociedad vasca cuenta con identidades nacionales alternativas. Siempre ha estado muy integrada en España, más que otras comunidades, incluso mucho votantes de Sortu”. Por eso, cree que el Partido Nacionalista Vasco nunca va a poner en jaque al estado español. “El partido siempre ha tenido dos patas, una más radical cuyos representantes han sido Arzalluz o Ibarretxe y otra más moderada cuyas cabezas visibles serían Ardanza o, ahora, Urkullu”, expone con nitidez.
Durante el franquismo llegaron al País Vasco cerca de 600.000 inmigrantes de otras regiones del país. Eso hizo que hubiese un peso específico del sector nacionalista en reacción ante semejante migración. “El nacionalismo vasco tiene unas aspiración: seguir siendo vascos pero sin contar con la constitución española”, opina este estudioso del tema vasco. Es lo que algunos han denominado como el “péndulo patriótico”.
Para el autor del libro, “el origen del nacionalismo vasco está en el siglo XIX cuando España pierde su dimensión imperial. Justo en 1898 cuando se pierden las últimas colonias. Es cuando el estado-nación se pone en cuestión y surgen los primeros problemas de identidad nacional”.
“Un buen sistema federal podría cerrar nuestro sistema fiscal”
“Nuestro sistema constitucional no está diseñado para decir cómo se va a vivir sino cómo se puede construir el sistema económico del país. Esta abierto hacia el infinito”, señala José M. Portillo Valdés. Tal es así que en Europa sienta muy mal que en un país como España haya cinco haciendas diferentes. Por eso, opina que “un buen sistema federal podría cerrar nuestro sistema fiscal, ya que nuestra constitución nos da unas pautas para cómo hacerlo pero no termina de cerrarlo. La constitución solo nos ofrece instrucciones de cómo crear el sistema autonómico pero no de cómo hacerlo”.
En opinión del estudioso vasco, “Habría que ir hacia un sistema federal que cerrase el sistema de competencias y el tema fiscal, pero para ello tendríamos que tener fe mutua entre todas las partes”. Los ejemplos podría ser Estados Unidos o Alemania, “allí no se meten en las aventuras económicas que nos hemos metido nosotros. Son gente seria”, afirma con convicción. Pone como ejemplo el sistema de universidades. “Allí para instalar una universidad se lo piensan dos veces. En España hay 75 universidades públicas, en California, un estado de Estados Unidos de similares características a nuestro país, solo que más rico, tienen 25 universidades”, señala con tono de reproche hacia el despilfarro a que nos tienen acostumbrados nuestros políticos y subraya “nuestro sistema universitario ha provocado una feudalización de nuestra universidad”.
“Una buena constitución no debe gustar a nadie”
José M. Portillo Valdés opina que “hay mucho que cambiar en nuestra constitución, ahora mismo está más que desfasada. Tenemos que poner el horizonte en pasado mañana, es decir, dentro de 15 años. Es decir, mirar al futuro y hacer las reformas necesarias. No hay que tener miedo”, sostiene con convicción. Entre las muchas cosas que habría que reformar sería nuestro sistema electoral. “Es pre constitucional”, indica cargado de razón y nos da una receta de cómo tiene que ser una buena constitución: “No debe de gustar a nadie”.
Nuestro sistema universitario ha provocado una feudalización de nuestra universidad
Sobre el tema de ETA, el autor vasco tiene las ideas muy claras. “El coste económico del terrorismo ha sido de unos 25.000 millones de euros, si tenemos en cuenta que el presupuesto anual de Euskadi es de 11.000 millones, podemos calcular la sangría económica que ha supuesto para nuestra tierra”, desgrana manejando los datos coherentemente. También considera que es muy importante que “el relato de nuestra historia se escriba bien. Creo que no se está realizando como debía cuando ponen al frente de la oficina al antiguo miembro de HB Jonán Fernández en vez de a una persona independiente”, valora.
Para terminar nos ofrece su hoja de ruta para cambiar nuestra ley principal: “Primero, España ha de tener la valentía de empezar un debate constituyente, teniendo claro dónde estamos y a dónde queremos llegar. Hay que saber que hay que reformar todo el estado de competencias, incluida la fiscal, y siempre guardar una mutua fidelidad. Segundo, necesitamos un buen sistema educativo. No podernos estar continuamente cambiándolo y tercero, un sistema federal con altas competencias y que garanticen unos mínimos”, desmenuza con pasión.
José M. Portillo Valdés ve muy factible realizar este cambio, pero tenemos una pata que nos cojea y es la de los políticos. “La clase política actual está cada vez menos preparada y eso que algunos vienen del campo de la educación”, manifiesta. Lo que nos dice la educación que tenemos. Para terminar declara que “debido a los momentos que vivimos, la polémica es buena y podría hacer que se aprobasen unas leyes mejores”.
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