Obra tardía de Tevis, retoma dos de sus asuntos favoritos, el juego y la adicción, para contar la historia de Beth Harmon, niña prodigio del ajedrez y, como tantos otros héroes del autor, una persona igualmente extraordinaria en sus cualidades y en sus defectos. Además, Tevis no temía introducir a los lectores en los pormenores de los submundos regidos por las particulares obsesiones de sus personajes, logrando una verosimilitud milagrosa, especialmente si se tiene en cuenta que sabía combinarla con tramas superficialmente serenas bajo las que bulle un suspense arrebatador. Nadie que lea esta novela podrá olvidar el camino de Beth Harmon desde el orfanato hasta los campeonatos regionales de ajedrez, y luego desde Nueva York hasta el Moscú de la Guerra Fría, ni cómo su genialidad se combinó con su fragilidad para hacer de su carrera una torturada sucesión de hazañas. Traduce Rafael Marín.
A los ocho años, Beth Harmon es una huérfana callada, introvertida y, según todas las apariencias, sin nada especial. Pero entonces juega su primera partida de ajedrez. Sus sentidos se aclaran, su inteligencia se afina, y por primera vez en su vida se siente plenamente al control.
A los dieciséis años ya está compitiendo en el Abierto de Estados Unidos. Pero al mismo tiempo que Beth mejora sus habilidades en el circuito profesional, las bazas en juego son cada vez más elevadas, y su aislamiento cada vez más terrible, hasta que la idea de escapar se vuelve irresistiblemente tentadora.
Apasionante y trepidante, Gambito de reina acelera hasta una conclusión tan elegante y satisfactoria como un mate en cuatro movimientos.
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