Hace bastante tiempo el escritor francés André Malraux dijo que “El siglo XXI será espiritual o no será”. Intuyo que Andrés Ibáñez opina algo parecido, de ahí que haya querido escribir un manual de meditación para que los interesados puedan encontrar, en un mismo volumen, diferentes y distintas maneras de meditar para ayudarles a construir su alma, libro que ahora publica la editorial Galaxia Gutenberg saliéndose de su habitual lineal editorial. Andrés Ibáñez siempre ha estado interesado en la meditación y en los temas espirituales. “Desde joven me interesó la meditación, los viajes astrales y estaba obsesionado por salir del cuerpo y proyectarme a diferentes lugares. Casi todo comenzó cuando leí los libros de Lobsang Rampa”, recuerda el escritor madrileño. Rampa fue autor de diecinueve libros de esta temática y tuvo muchísima repercusión tras su famosa obra “El tercer ojo”, libro supuestamente autobiográfico. Años más tarde se descubriría que nunca había estado en el Tíbet y que no era nada de lo que decía ser. Como buen británico estaba muy capacitado para la profesión favorita de ese país: la piratería, sea económica o espiritual, bueno, también para la música rock. Tanto le llamaban el mundo espiritual a Andrés Ibáñez que decidió viajar a la India, “me fui buscando no sé muy bien qué. Allí visité el Himalaya, Katmandú y al regresar tenía una paz absoluta y, posteriormente, decidí ir a Nueva York”, evoca el escritor. Como se suele decir, no es el alumno el que encuentra al maestro, es el maestro el que encuentra al alumno. Y fue allí donde, en medio de bocinazos y un tráfico insoportable, el maestro Dharma encontró a Andrés Ibáñez en su clase de yoga. “Desde ese momento pasó a ser lo más importante de mi vida, hasta tal punto que en nuestro segundo regreso a Madrid decidimos, mi esposa y yo, crear un centro de yoga”, señala.
“En todas mis novelas trato lo mismo que describo en Construir el alma, ya lo hice en La música del mundo y en "Brilla mar del edén", donde trataba la relación con la Universidad Blanca. Pienso que no se me entendió bien lo que quería decir con mis novelas, por eso he escrito este libro”, nos explica Andrés Ibáñez con su tono sosegado y cadencioso característico y añade “nadie habla de estos temas trascendentes”. El escritor madrileño cree que la cultura en nuestro país está demasiado encajonada. “Por una parte, está la meditación y por otra está la narrativa, la poesía, la música, etc. cada cosa en su caja metida y a mí me gusta que todos se relacione que no tiene que estar en departamentos estancos”, expone con lucidez. “España es un país lleno de prejuicios, de personas acojonadas. Para mí, ser independiente es no seguir lo que dicen todos”, remacha su razonamiento. “En nuestro mundo hay un gran miedo a todo lo artístico, al placer, a la libertad y al universo femenino”Andrés Ibáñez se muestra crítico con el pensamiento dirigido. “En nuestro mundo hay un gran miedo a todo lo artístico, al placer, a la libertad y al universo femenino. Se intenta adaptar todo a un lenguaje político y pseudo científico y que el arte tenga una utilidad social cuando la función del arte es la belleza”, opina y agrega “He intentado reflexionar en el libro sobre temas importantes y sobre lo beneficioso que es la meditación”. Para el autor de “La duquesa ciervo”, “la mente funciona ajena a la voluntad, tiene una tendencia a preocuparse porque surge del miedo, de la duda y de sentirse abandonados. Más del 99% de nuestros comportamientos son mecánicos, por eso se hace muy difícil meditar hoy en día. Pero hay que intentar salir de esa rutina mecánica para mejorar”, expone de manera razonada y coherente. “La meditación es el arte de observarse y poner la mente en blanco”, apostilla. Cuando explica lo que para él es la meditación, quiere dejar muy claro que la religión no tiene nada que ver en ello. “La Iglesia está demasiado preocupada por los temas sociales que debería dejar en manos del Estado”, apunta. “En España se está en contra del mundo interior y espiritual. Tanto la derecha como la izquierda, tanto el catolicismo como el marxismo están en contra de la imaginación”, puntualiza. Muchas veces se habla de la dicotomía que existe entre Oriente y Occidente, pero no parece que seamos tan diferentes como normalmente se piensa. “En Occidente prestamos una enorme atención a los débiles y a las libertades personales, eso es espiritual. Por lo tanto, creo que hay que unir los dos mundos, como deberíamos unir el mundo interior y el exterior. Unir el humanismo con el mundo espiritual”, desgrana el escritor.
“En los últimos 100 años, nuestras relaciones personales han cambiado drásticamente. Ahora buscamos respuestas a las preguntas que han aquejado al ser humano desde siempre. ¿Quién soy yo? ¿Qué experiencias podemos tener en nuestra vida? Para responderla hay que investigar. Abrir la mente”, elucubra. Los humanos somos seres con percepciones y para llegar a ellas debemos estar en silencio para acallar la mente. “El alma es un país. Un sitio muy grande que necesita un lenguaje diferente y ese lenguaje es la imaginación”, dice el autor de “Construir el alma”. Para Andrés Ibáñez, que se ha convertido en un bestseller, es tan importante la parte física de la persona como la espiritual, por eso, es un consumado yogui que ha aprendido a aceptarse y perdonarse. Cree que uno de los problemas más importantes de nuestra sociedad es que nos hemos olvidado del cuerpo y le sometemos a un ritmo que no es normal, que no es el ritmo de la naturaleza. “Es fundamental conocer el cuerpo y sentirlo”, asevera con convicción. “La literatura también trabaja con el cuerpo y las percepciones. Una literatura hecha con la mente, no me interesa porque es aburrida. Para mí, la escritura es poesía, que funciona en la cuarta dimensión”, concluye este inclasificable autor preocupado por el crecimiento espiritual y que nos da un último consejo: “la meditación nos ayuda a saber lo que queremos”. Tomen nota y practiquen. Puedes comprar el libro en:
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