¿El dinero la felicidad? Es el eterno debate, con la eterna respuesta muy común y muy firme de “no, pero ayuda a ella”. ¿Es así? ¿Hasta qué punto ayuda? Y, si no se tiene dinero, ¿se es infeliz? Está claro que no hay una respuesta objetiva para esto, por mucho que se haya trabajado sobre esta relación de dinero y felicidad a lo largo de la historia de la humanidad. Lo que sí está claro es que Ortega y Gasset tenía razón con aquello de “Yo soy yo y mis circunstancias”; son más las circunstancias las que hacen feliz a una persona que la cuenta del banco; es, probablemente, el buen trabajo realizado lo que genera más satisfacción que el hecho de cobrar una nómina más o menos alta. Porque, en este sentido, la suerte hay que buscarla, hay que saber verla y saber interpretarla.
Y es que la suerte también está relatada en la literatura contemporánea. De esto habla el libro de la Buena Suerte, de Álex Rovira y Fernando Trías de Bes, dos empresarios, consultores y escritores que han marcado un antes y un después en el mundo de la gestión de los recursos humanos, el coaching e, incluso, la forma de ver la vida, el desarrollo personal.
Este libro, traducido a más de 40 idiomas, explica a través de una fábula, las distintas formas que tiene la suerte y cómo, dependiendo de la óptica con que se mire, los hechos que ocurren en un momento puntual y que pueden ser concebidos como terribles, en poco tiempo se pueden convertir en el desencadenante de cosas maravillosas.
En este sentido, a través de la lectura de este libro, se pueden extraer distintas conclusiones que podrán conformar una suerte de instrucciones para la vida o mandamientos para aprender a vivir mucho más felices, sin lastres, sin pesos innecesarios en la mochila y en paz con nosotros mismos.
Seguramente este libro pueda recordar, de alguna manera, al Caballero de la Armadura Oxidada, de Robert Fischer, o, incluso, al Alquimista del gran Paulo Coelho, y es que el concepto de felicidad siempre ha estado unido al de la suerte, al de la vida y a las famosas circunstancias de Ortega y Gasset.
Si se prueba a buscar la palabra felicidad en la RAE, su tercera acepción dice mucho de esto: “Ausencia de inconvenientes o tropiezos. Viajar con felicidad.” Probablemente esa sea la clave: aprender a viajar ligeros de equipaje, sin arrastrar nada que sea innecesario. Basta guardar en el macuto un par de libros y envolverlos en ilusión y ánimo.
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