Como bien dice E. Raúl Zaffaroni en el prólogo, frente «al avance del totalitarismo corporativo que emplea todos los medios a su alcance —legales e ilegales, mafiosos y criminales— para ocupar el lugar de la política y, en especial, su debilitamiento por vía de corrupción», el autor del libro «confía en el reclamo de los pueblos, en la movilización, en la racionalidad humana y llama a la lucha por el derecho».
Y así, Baltasar Garzón nos habla desde sus páginas de que cada día, cada hora, cada instante, vivimos atenazados por múltiples factores que tratan de sumirnos en un nirvana de incertidumbre. Una falsa realidad que hemos aceptado, en la que nos encontramos tranquilos gracias a la indiferencia que configura este fenómeno.
La reacción frente a estas situaciones exógenas debe surgir de la Indignación Activa, que necesariamente debemos configurar para cambiar el rumbo de los acontecimientos. «Se impone la reacción propositiva que nos conduzca no solo a quejarnos, sino a responder y confrontar esas calamidades. El impulso debe ser tanto reactivo para situaciones pasadas, como preventivo para agresiones futuras. No se trata de una reacción alocada o inconsciente, sino de la meditada respuesta que permita contrarrestar la negatividad de la acción u omisión que la provoca. […] Este es el principio de Indignación Activa: la acción que haga frente a los ataques que sufrimos, buscando y exigiendo respuestas, pero contribuyendo también, en forma responsable, a su elaboración. Pasar de la queja a la responsabilidad; del conformismo, a la participación crítica, aunque ello comporte riesgos para cada uno de nosotros. No es suficiente con mostrar la herida o el daño. Es necesario contribuir a su sanación», destaca en la introducción el autor.
El impulso debe ser tanto reactivo para situaciones pasadas, como preventivo para agresiones futuras. No se trata de una reacción alocada o inconsciente, sino meditada
El libro se divide en dos partes: De la impotencia a la esperanza y Derechos y víctimas, y está compuesto por siete capítulos: Política y ética, La dignidad humana, Terror, paz y libertad, La Justicia, Los Derechos Humanos, Las víctimas y Los defensores.
Baltasar Garzón (Torres, Jaén, 1955). A lo largo de su carrera judicial ha intervenido en la investigación de algunos de los delitos de mayor relevancia: crímenes contra la humanidad, terrorismo, terrorismo de Estado, narcotráfico, corrupción política o delincuencia económica. Promovió la orden de arresto contra Augusto Pinochet y los componentes de las Juntas Militares Argentinas e impulsó la causa contra los crímenes del franquismo. En 2012, el Tribunal Supremo le condenó a once años de inhabilitación por haber interceptado las comunicaciones de los máximos responsables de la red corrupta Gürtel para evitar que continuaran con su blanqueo de dinero. Desde entonces, ha ejercido una imparable actividad legal internacional destacando como asesor del Tribunal Penal Internacional de La Haya, asesor de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, director de la defensa jurídica de Julian Assange, asesor de la Fiscalía General de Colombia; o en Ecuador, donde elabora un informe para una reforma judicial; o en Estados Unidos, donde desarrolla en la universidad trabajos de investigación sobre El Salvador. Es presidente de la Fundación Internacional Baltasar Garzón (www.fibgar.org) y cofundador de la plataforma política Actúa. Tiene treinta doctorados honoris causa en todo el mundo, es autor de diez libros y múltiples artículos de prensa, y su actividad principal como abogado está orientada a la defensa y promoción de los Derechos Humanos y la Jurisdicción Universal.
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