La joven autora madrileña ha sido periodista cultural, jefa de prensa de una editorial, editora y, ahora,… escritora. “Hacía muchos años que no escribía ficción, desde mis años de estudiante cuando hacia mis pinitos poéticos”, nos dice nada más comenzar la entrevista. Pues, para no haber escrito en tantos años, no lo ha hecho nada mal porque su novela nos ha conseguido sorprender por su agilidad, lo bien estructurada que está y, por supuesto, su trama.
“Hace cuatro años cuando falleció mi abuela, estuvimos desempolvando muchas de sus cosas y encontramos un álbum familiar que hacía más de veinte años que no ojeábamos. Al volver a verlo, me di cuenta de lo dramáticas que son muchas de las imágenes que contiene”, cuenta Carmen Romero Dorr con emoción contenida durante la entrevista. No es de extrañar porque algunas de esas fotos estaban realizadas en el Berlín de la Segunda Guerra Mundial y de la posguerra. Un año después, trabajando en la Feria del Libro madrileña, el recuerdo de ese álbum se le volvió a hacer patente, “me vino a la cabeza esas imágenes y comencé a escribir la historia de manera torrencial. Para mí, el proceso de escritura fue algo catártico”, reconoce la autora sin ningún asomo de dudas.
Durante un tiempo, el ordenador fue un fiel compañero que la acompañaba a todos los sitios adonde iba. Utilizaba cualquier momento libre que le dejaban sus muchas obligaciones, profesionales y familiares, para escribir la historia de Paulina Hoffmann, que hay que puntualizar que no es su abuela. “La novela parte de unos hechos reales que sucedieron pero el resto de la novela es ficción, producto de mi imaginación”, sostiene y añade “es una historia en la que los protagonistas pierden todo, se derrumba todo, y cuando lo han perdido todo, continúan perdiendo más; aun así, creo que es una novela optimista porque la protagonista es una gran luchadora que no da nada por perdido y que parte del amor”.
A la protagonista Paulina Hoffmann la describe como una mujer fuerte. “Una persona que superó situaciones durísimas, muy dramáticas; como todas las abuelas de esa época que nos dieron una lección de fortaleza”, dice cargada de razón. La protagonista era una persona empeñada en vivir su vida. “Era una mujer fuerte, como tantas otras que fueron silenciadas porque el papel de las mujeres no tenía una gran visibilidad”, considera de manera acertada.
El objetivo de Carmen Romero Dorr al escribir la novela ha sido “contar una historia en un orden natural –pese a los muchos cambios temporales que tiene- y que el interés no decayera en ningún momento. A las partes duras de la novela, he querido que continuase con momentos luminosos e intrigantes. Lo que he querido reflejar es un canto a la vida”, expone la autora durante la entrevista mantenida en la cafetería de un hotel cercano al parque del Buen Retiro.
La autora de “El último regalo de Paulina Hoffmann” da mucha importancia a las ciudades donde transcurre la novela. “Los escenarios son unos protagonistas más, y coinciden con las ciudades que más me gustan, Berlín, Madrid y Málaga”, apunta divertida. Son las ciudades donde ha vivido, veraneado o viajado con frecuencia y donde mantiene lazos familiares. Las tres ciudades son su geografía sentimental, de ahí que trate a esos escenarios con cariño y los describa con pasión y rigurosidad.
“El silencio es una estrategia de supervivencia”
También, ha mimado a sus protagonistas. “La construcción del personaje principal está hecha de silencios. Es una persona que siempre ha sabido salir hacia delante pese a todos los obstáculos, pese a las preguntas que hizo y las no respuestas que recibió. Así cuando llega a Madrid, ya sabe que no la conviene preguntar. El silencio es una estrategia de supervivencia”, señala la escritora madrileña.
Carmen Romero ha escrito la novela que a ella la hubiese gustado leer, “realmente, me he contado la historia a mí misma y es el producto de todo mi bagaje profesional y de todas las lecturas que tengo en mi cabeza”, reconoce. Quizá sea, también, el resultado de todo lo aprendido durante sus años de editora y por eso ha utilizado todos esos recursos que ha recomendado a otros escritores como la alternancia de historia, escribir capítulos cortos, terminar los capítulos con una sorpresa o enigma, etc. Por supuesto, se ha dejado guiar por sus editoras Raquel Gisbert y Lola Gulias. “Hay cosas que no se pueden ver desde dentro y se necesita una visión objetiva de la narración”, asevera convencida y subraya “no es bueno estar en los dos lados a la vez”.
El adentrarse en el camino de la creación literaria ha sido un proceso lógico en ella. “Ha sido algo supernatural. Mis lecturas, mi trabajo. Estar siempre rodeada de libros hace que en algún momento te decidas a dar el paso de escribir”, analiza. Y el paso no ha podido ser más certero.
Las mujeres en las novelas, casi siempre tienen papeles secundarios y muy estereotipados. Aquí las mujeres lo son de verdad
No quiere terminar la entrevista sin señalar unas cuantas ideas que quiere resaltar. “Creo que me ha salido una novela feminista y femenina. Las mujeres, casi siempre tienen papeles secundarios y muy estereotipados. Aquí las mujeres lo son de verdad”, apunta y continúa diciendo “es una historia de sentimientos donde la culpa tiene un poder fundamental. Muchas personas se autocastigan por lo que hacen o no hacen. Paulina tiene la cabeza muy bien amueblada y toma sus decisiones con el corazón. Aunque a veces, tomar decisiones por casualidad sale bien”.
Si para Paulina, los libros son su tabla de salvación, para Carmen Romero Dorr son su forma de vivir. La autora es un producto de lo que ha leído. Si para la novelista, “la literatura te puede dar muchos placeres”, para el lector este “Último regalo de Paulina Dorr” será un auténtico regalo leer. Y si Paulina hace un regalo secreto a su nieta, Carmen nos hace otro con su libro que para muchos lectores comienza a ser un auténtico placer leerlo.
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