José Luis Gil Soto se muestra encantado con la consecución del premio. “El primero que consigo en mi carrera. Hace unos años fui finalista de un reconocido premio andaluz, pero me quedé muy escaldado porque llegué hasta la final. Ahora me apetecía tener un premio y más si es uno como el Ateneo de Sevilla, por el prestigio y por la ciudad que me encanta y donde vengo mucho. Es muy especial para mí”, se confiesa el escritor. La novela comienza a finales de julio de 1936, cuando la embajada de España en París se convierte en el centro de compra de armas para la República. Los oportunistas y comisionistas desfilan por sus despachos con el fin de sacar provecho de la necesidad. Durante el mes de agosto, las tentativas a la desesperada llevarán a Armando y Luz, un matrimonio español, a verse involucrados en los intentos de suministro de armamento para cada uno de los bandos en guerra. Ella lo cree muerto a él, y él la imagina en busca de un empleo para mantener a la hija de ambos. Sin embargo, los dos han sido reclutados por agentes con intereses antagónicos que los llevarán a la Alemania nazi en una prueba desesperada por lograr abastecimientos para un país, España, que se desangra en una guerra civil. “Si yo te contara” es la aventura vivida por Armando y Luz, la historia de la tercera España, aquella al margen de bandos, la compuesta por ciudadanos que sufrieron una guerra que no era la suya. “Me gusta contar los pasajes de la historia que no se conocen mucho y me llamó la atención que la República española intentara comprar armas a los nazis. Todo surgió por el posible avión alemán secuestrado en los aeródromos de Azuaga, este episodio me sirvió para tirar del hilo y una cosa y me enteré que los republicanos compraron armas a los nazis a través de Grecia”, cuenta ilusionado el autor. Pero solo eso no es suficiente para escribir una novela, Gil Soto siguió investigando y buscando situaciones que sirviesen para entretener al lector como que los protagonistas fuesen un matrimonio que cada uno trabajaba para bandos distintos. “Hasta tal punto que casi llegan a matar. Armando trabaja para los sublevados y Luz para los republicanos y a su alrededor desfilan muchos personajes históricos como Fernando de los Ríos, Corpus Bargas, Luis Jiménez de Asúa o Álvaro de Albornoz”, señala el escritor que, entre risas, comenta que es un matrimonio parecido al que protagonizan Brad Pitt y Angelina Jolie en una conocida y taquillera película. “He querido reflejar el absoluto desastre que fue el inicio de nuestra guerra civil y como lo hicieron fatal esos intelectuales republicanos que les pusieron a comprar armas sin saber casi lo que era un cañón. No estaban capacitados para el trabajo que los encomendaron y se gastaron cantidades ingentes de oro para adquirir material obsoleto. No fue hasta que entró Largo Caballero cuando se enderezó la situación. Además, gracias al gobierno del Frente Popular francés, por el Tratado de No Intervención, el de la República estaba atado de pies y manos”, señala Gil Soto. “Tenemos demasiadas heridas de la Guerra Civil mal cerradas”En opinión del escritor de Badajoz, “el tema que trato es muy controvertido. Tenemos demasiadas heridas de guerra civil que están mal cerradas. No se ha escrito la historia de una forma equidistante y aséptica. El episodio que narro es muy desconocido. Cuanto más me documentaba iban apareciendo más cosas que han pasado desapercibidas para todo el mundo. Lo que deberíamos hacer es buscar la reconciliación. Nadie tiene la razón al 100%. Hay que intentar entender al rival. Muchas veces he sentido la desolación cuando se habla de la Tercera España”. En los libros de historia no se cuentan las cosas pequeñas. “No sabemos cómo se morían los soldados o cómo funcionaba la diplomacia. Con lo que se hace muy difícil entender lo que realmente sentían nuestros compatriotas de ambos bandos. Además, ni siquiera sabían los españoles de la época qué se estaba cociendo en Europa. Sin conocer todo eso se hace muy difícil opinar con ecuanimidad. Hubo muchas situaciones absurdas en la guerra. Los militares solían ser más cartesianos que el resto de la población. Ya no quedan testimonios de primera mano para entender a los personajes reales. Tenemos que abrir nuestra mente para dar paso al perdón, como dijo el subsecretario general del PSOE: Todos fuimos culpables”, concluye el ganador del Premio Ateneo de este año. José Luis Gil Soto (Badajoz, 1972) es ingeniero agrónomo, estudiante de Humanidades y escritor. Funcionario de carrera, ha pasado por diferentes puestos de responsabilidad en la administración autonómica y estatal desde 1998 y ha sido secretario del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos. En el ámbito literario, ha publicado “La traición del rey” (Styria, 2008), “La colina de las piedras blancas” (Styria, 2010), “La dama de Saigón” (Kailas, 2015), “Madera de savia azul” (Ediciones B, 2019) y “Lágrimas de oro” (Espasa, 2022). Puedes comprar el libro en:
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