Esa es la razón por la que decidió escribir un libro en el que compara esas dos largas y duras carreras: el maratón y la lucha emprendida para vencer al cáncer. El prólogo ha corrido a cargo del excampeón del mundo de maratón Abel Antón, que se muestra esperanzado de que esta obra «sirva de inspiración a todos aquellos que en algún momento no encuentran las ganas de seguir adelante». A partir de ahí, Jesús Martín Tapias desarrolla el relato zancada a zancada. Cada capítulo es un kilómetro… uno de los 42 kilómetros que debe transitar para llegar a la meta. En el camino describe todo el proceso que se inicia con el momento en que un doctor le comunica la noticia y él se pregunta «¿Por qué a mí?». No encuentra respuestas porque no las hay. Poco después llegan las dudas, los miedos, y finalmente, la estrategia para afrontar una carrera de incierta duración y dudoso desenlace.
Jesús Martín Tapias afrontó la noticia del descubrimiento de su cáncer con el mismo espíritu con el que había vivido hasta entonces: con un ánimo, optimismo y fuerza titánica que impregnan cada página de su libro. A pesar de la injusticia de padecer una enfermedad que no asociamos con una persona deportista y de hábitos saludables como era él, no se detuvo en lamentos sino que se levantó para intentar superar la prueba más difícil que le puso la vida. Y su testimonio nos deja un ejemplo para todos, pero sobre todo para aquellos que también han recibido un diagnóstico de cáncer.
Su vocación y su experiencia como periodista le llevaron también a querer conocer más a fondo el tema que le acabaría conduciendo a la muerte. Martín Tapias salpica los capítulos con datos extraídos de un largo proceso de investigación que le llevó a entrevistar a miembros de la Asociación Española Contra el Cáncer y a expertos en la materia como la doctora Elena Santana, especialista en terapias deportivas para niños con cáncer; la doctora Belén Alonso, jefa de Sección Aparato Locomotor del servicio de Rehabilitación y Medicina Física del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid; la dietista-nutricionista María Garriga; o los psiquiatras Lucía Álvarez-Buylla y Francisco Orengo. El autor también quiso recoger, directa o indirectamente, el testimonio y la historia de deportistas que sufrieron el zarpazo del cáncer como la atleta vallisoletana Pilar Fernández de Valderrama, los maratonianos BethAnn Telford, Pedro Fonseca y Manuel Martín o el ciclista David Cañada.
La opinión de todos ellos, unida a su experiencia personal, permitieron a Jesús Martín Tapias esbozar multitud de consejos prácticos sobre alimentación, ejercicio físico, cuidado de la mente, ocio y sexo que pueden contribuir a mejorar la vida cotidiana de los enfermos de cáncer.
Una prueba que cuesta dos euros salvaría miles de vidas
En uno de los capítulos más relevantes de la obra, Martín Tapias, que residía en Madrid, realiza una importante denuncia: «PROTESTO enérgicamente por una situación a todas luces injusta: si hubiera vivido en el País Vasco o Valencia, lo más probable es que me hubiera librado de todo este sufrimiento». Quizás ese fue el descubrimiento más amargo que el periodista realizó durante su investigación. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) no tiene dudas de que todas las muertes por cáncer de colon son evitables. Su responsable de comunicación, Esther Díez es contundente: «Cada año se diagnostican 41.000 nuevos casos y se producen algo más de 15.000 muertes. El 90% de los casos, es decir, unos 36.900 se habrían podido evitar con una prueba que cuesta solo dos euros».
La prueba a la que alude Martín Tapias en su obra es un sencillo análisis de heces. La AECC, tras varios años de lucha y recoger medio millón de firmas, logró que el Ministerio de Sanidad incluyera en 2014 ese test preventivo en la cartera básica de servicios de la Seguridad Social. Sin embargo, dio diez años de plazo a las comunidades autónomas para implantarlo. Tres años después, según la AECC, solo se aplica al 100% de la población en Euskadi, Navarra, La Rioja y la Comunidad Valenciana. En el resto de comunidades autónomas siguen demorando su implantación, algo que para esta asociación provoca que «sigan muriendo miles de españoles cada año por este injustificable retraso».
La AECC explica, además, que si se realizara anualmente la prueba a toda la población de riesgo, hombres y mujeres de entre 50 y 69 años, su coste anual sería de unos 65 millones de euros. Una cantidad ridícula si la comparamos con lo que se ahorraría: más de 1.100 millones de euros invertidos anualmente en tratar a las personas que han desarrollado un cáncer de colon como consecuencia de la falta del citado programa de detección precoz. Desde la asociación hacen hincapié en que «la idea no es que quien tenga dinero se pueda pagar una colonoscopia preventiva cuando quiera; estamos hablando de vidas humanas y tiene que ser un derecho que brinde la Seguridad Social a todos los ciudadanos por igual; y tiene que hacerlo ya».
Jesús Martín Tapias transmitió a sus más allegados, poco antes de morir el pasado 30 de octubre, que buscaba con su libro ayudar y quizás hasta inspirar a quienes de una u otra manera han convivido, conviven o convivirán con el cáncer. Igualmente esperaba que su obra contribuyera a salvar vidas, concienciando a la ciudadanía y a las administraciones de la necesidad imperiosa de acelerar la implantación de ese programa de detección precoz. Un programa que habría evitado su propia muerte y que, cada día que tarda en aplicarse, le cuesta la vida, nada menos, que a 41 españoles.
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