¿Cómo y cuándo nació el proyecto?
El proyecto nació en 2009, con la intención de compaginar la Cultura y los regalos navideños que hacen las pequeñas empresas a sus clientes. La idea era fomentar el hábito de la lectura de forma gratuita a través de patrocinadores, logrando al mismo tiempo una tarjeta de visita que no fuera efímera, y que fuera en la contraportada de cada ejemplar. Para conseguirlo teníamos que lograr una tirada de 3.000 ejemplares, que nos permitiera competir con los reclamos publicitarios habituales de ese periodo invernal: bolígrafos, llaveros, mecheros, monederos… Al final conseguimos alcanzar una tirada de 18.000 ejemplares, y que cada libro costase menos que un café tomado en un bar de barrio.
En 2015, el proyecto fue galardonado con el Premio de Reconocimiento Cultural "La Armonía de las Letras". ¿Qué supuso para Contamos la Navidad la consecución de este galardón? ¿Obtuvo una mayor visibilidad?
Para el Proyecto supuso una gran ilusión, y una inyección de moral en un momento de dudas y de agotamiento físico y espiritual. Lo personalizaron en mi figura, pero era el premio al tesón de muchos escritores, ilustradores, patrocinadores, lectores y medios de comunicación. No sé si nos dio más visibilidad, pero sí el convencimiento de que íbamos por el buen camino de hacer llegar la Literatura y la ilustración cada vez a más lectores, y sin ningún respaldo institucional, sólo con nuestra imaginación y nuestro esfuerzo.
En Contamos la Navidad han colaborado por el momento autores tan importantes como Gustavo Martín Garzo, José María Merino, Elena Santiago o José Jiménez Lozano, entre muchísimos otros. ¿Qué se siente al verse arropado por autores de esta talla?
Yo no hablaré nunca de autores en particular, porque a lo largo de estas nueve ediciones consecutivas habremos contado con más de 150 escritores, y otros tantos ilustradores y fotógrafos. Hemos recibido el respaldo de grandísimos referentes de nuestras letras, de otros que siendo muy importantes quizás no gozan de tanta popularidad, y también de valores emergentes para los que Contamos la Navidad ha sido un escaparate o un trampolín, ya que muchos de ellos nunca habrían soñado con codearse con muchos nombres señeros de la narrativa breve, ni que sus cuentos iban a llegar a miles y miles de lectores. No obstante lo que se siente hacia todos es mucha gratitud, por confiar en la iniciativa y por hacerla más grande cada año.
Este año, para la novena edición, contáis a su vez con autores también muy reputados como Marta Sanz, José Luis Ferris, o Ángel Zapata... Incluso habéis traspasado fronteras.
Efectivamente, este año están ellos, que son un sueño perseguido desde hace tiempo, como lo son Ángel Olgoso, Luis García Jambrina, Cristina Sandín, que es la finalista más joven de la historia del Premio Planeta, o el gran maestro venezolano Juan Carlos Méndez Guédez. Pero también hay una nómina fantástica de autores castellanos y leoneses, la mayoría de los cuales están afincados en Valladolid, como el palentino Germán Díez Barrio, reciente premio internacional de novela histórica “Alejandro Dumas” o Rodrigo Martín Noriega, Premio Miguel Delibes de narrativa 2017.
Junto a estos autores nacionales e internacionales, otra característica de este gran proyecto es que asimismo le concedéis la oportunidad a autores de la tierra, quizás menos conocidos, pero que también se baten en el cara a cara con escritores mucho más consagrados...
Como ya he dicho, siempre buscamos el equilibrio entre autores contrastados y emergentes, entre grandes figuras nacionales e internacionales y autores con denominación de origen castellana y leonesa, algunos ya muy conocidos merced a su larga trayectoria, y otros que se van asentando gracias a su calidad y su talento. Y, en este caso, agradecemos a los consagrados su generosidad de querer compartir cartel con nombres menos conocidos, y a veces sin obra publicada o muy escasa, pero que ponen toda la carne en el asador para estar a la altura de la oportunidad que se les brinda.
Tampoco podemos olvidar al gran equipo de ilustradores con los que cuenta cada año el proyecto. Al final, entre escritores e ilustradores, estamos hablando de más de 40 personas implicadas en cada volumen...
Así es. Los ilustradores ponen la magia del color, el toque de distinción al libro/regalo, el magisterio a la hora de plasmar un texto de varias páginas en una sola imagen que, al mismo tiempo, no desvele antes de tiempo el intríngulis del cuento. En ese sentido debo destacar el gran trabajo coordinador que los primeros años llevaron a cabo Óscar del Amo y Félix Rodríguez, el respaldo del Colectivo Satélite que forman un gran número de ilustradores vallisoletanos presididos por Álex García Santana; y desde hace tres ediciones la tarea impagable de Esther Escola Fiz y de John Prieto, que son dos ángeles caídos del cielo. Ellos – aunque el año pasado con la ayuda de Manuel Zapico y Alberto de Castro, y éste con la de Diego Chamorro desde León– han coordinado a los ilustradores de las tres últimas ediciones, forman parte del consejo editor del proyecto (al que recientemente se ha incorporado David Acebes Sampedro), se encargan de la organización de eventos, presentaciones, exposiciones, cartelería… y además Esther es nuestra responsable de comunicación, y nos ha hecho presentes en las redes sociales creando una página de facebook y una web cada vez más llenas de contenidos.
Por otro lado, y hablando ya de la edición de este año, ¿qué podemos encontrarnos en 21 campanadas? ¿Quién se ha encargado del diseño de la portada? ¿Qué tipo de cuentos podremos leer?
Este año hemos querido ser originales desde el título, desterrando las palabras “cuento” y “Navidad”, que –de una manera u otra– habían estado presentes en las ocho ediciones anteriores. Esta Navidad queremos dar la campanada a lo grande, la frontera entre el año que acaba y el que se estrena la marcan las doce campanadas, y como el libro tiene 21 cuentos, pues así han surgido las 21 campanadas que Sergio Arranz Bartolomé ha convertido en una portada hermosa, muy creativa y que con ese fondo verdoso transmite paz y armonía, que son sentimientos que deben prevalecer en Navidad, y que debieran estar siempre presentes en nuestra convivencia, para que este mundo fuera un poco mejor. En cuanto a los cuentos son muy diferentes en lo concerniente a estilos, planteamientos, estructuras, argumentos, lenguaje, voces narrativas… Los hay surrealistas, como los de Ángel Olgoso, Ángel Zapata o David Acebes, reivindicativos como el de Juan Carlos Méndez Guédez, sorprendentes como el de José Luis Ferris, evocadores como los de Marta Sanz y Eva Delgado, próximos a la niñez como el de Luis García Jambrina, futuristas como el de Rodrigo Martín Noriega y así cada uno de los 21 tiene su toque particular.
El proyecto ha alcanzado los 90.000 ejemplares. ¿Es cierto que este año queréis alcanzar la significativa cifra de los 100.000?
Efectivamente. Estamos cerca de superar esa barrera simbólica que nunca habríamos imaginado ni en nuestras mejores perspectivas. Sería precioso llegar a la décima edición con más de 100.000 ejemplares a nuestras espaldas.
Y todo ello con una labor absolutamente altruista, ¿verdad? Los escritores y los ilustradores colaboran desinteresadamente y todo es posible gracias al apoyo de los promotores de siempre y de los nuevos patrocinadores que apuestan por el proyecto...
Esta iniciativa no persigue ningún ánimo de lucro. Es posible que sea el único libro en el mundo que se edita sobre pedido. Y no se publican más ejemplares que los patrocinados, a riguroso precio de coste. Lógicamente, para lograr este milagro cada Navidad dependemos de los artistas que regalan gratuitamente sus obras a miles de lectores, y de los patrocinadores, particulares, asociativos o empresariales, que nos respaldan con pedidos que pueden ir, por poner una cifra, desde 5 ejemplares hasta 2.000, y que cada año aumentan y se extienden por más lugares.
En todos estos años habrá habido alguna anécdota especial, algún momento inolvidable…
Los ha habido desde el principio. El primer año, Gregorio Fernández Castañón consiguió la colaboración de Antonio Pereira; sin embargo el genio berciano, el maestro de maestros, falleció antes de que el libro viera la luz. Por ese motivo decidimos dedicarle la obra, y su cuento “El narrador inocente” encabezó una colección que no aspiraba a llegar tan lejos como ha llegado. Años después conseguimos que, quizás por primera vez en la historia de la Literatura, una abuela consagrada como la Premio Castilla y León de las Letras Elena Santiago diera la alternativa literaria a su nieta Elena García; ellas se encargaron –si no recuerdo mal– de abrir y cerrar la quinta edición, con un homenaje sorpresa muy emotivo para ambas en la presentación del libro. Y el año pasado nombramos madrina de honor del proyecto a Ángela Hernández Benito, que durante tantos años dirigiera la Casa de Zorrilla, que acogió muchas de nuestras presentaciones.
Para terminar, quisiéramos que nos hablaras de la próxima edición. Supongo que para la décima, estaréis preparando algo especial...
(Risas) La décima edición ya está en marcha, pero los supersticiosos dicen que da mala suerte hablar antes de tiempo de proyectos futuros. Sólo apuntaré que las grandes empresas son las que saben extender la vista mucho más allá de los objetivos inmediatos. Y nosotros estamos preparando una edición muy especial para conmemorar el aniversario, con un antólogo que por primera vez no voy a ser yo, que goza de un incuestionable prestigio internacional, y que va a contar con un elenco de autores con gran sentido y sensibilidad, para el que se ha reservado Mercedes Abad, que era la escritora que iba a descorrer el telón de esta edición, y que de forma consensuada con nosotros ha aceptado posponer su participación, y encabezar la recopilación del décimo aniversario. Eso sí, una cosa fundamental quiero añadir para terminar: este proyecto no hubiera sido posible sin la implicación, la confianza y el respaldo que desde el minuto cero nos brindaron desde León nuestros editores, Fernando Chamorro y su hijo Diego, director de Impresión Punto y Seguido. En los buenos momentos, y sobre todo en los que estábamos dispuestos a tirar la toalla, siempre han estado detrás, arropándonos y cumpliendo todas nuestras peticiones para que Contamos la Navidad goce de una imagen que cada vez le da más categoría, y convierte cada libro en una auténtica joya literaria de bolsillo.