El último encargo se convierte no solo en la historia de un crimen, sino en un recorrido por los grandes males, físicos, psicológicos e imaginarios, que aquejaron a los personajes más ilustres de la literatura universal.
Para cumplir con éxito su último encargo como asesino a sueldo, el señor Y. deberá superar dos graves obstáculos: una galopante hipocondría y su obsesión por los grandes escritores y pensadores de la historia afectados por su misma patología. Su peripecia se convertirá no solo en la historia de un crimen, sino en un recorrido por los grandes males, físicos, psicológicos e imaginarios que aquejaron a los personajes más ilustres de la literatura universal.
¿O acaso no debía de ser una epopeya levantarse siendo IMMANUEL KANT en la pequeña ciudad de Königsberg, y tener que pasar los días huyendo de los virus del resfriado común y las noches sufriendo el insomnio y los pensamientos morbosos? ¿No fue toda una proeza sobrevivir cuarenta años, como hizo EDGAR ALLAN POE, sorteando los riesgos de la epilepsia, la diabetes, la hipoglucemia, la sífilis, el infarto, el envenenamiento y los gatos negros? A veces las grandes hazañas se encuentran en los actos pequeños. JONATHAN SWIFT, sin ir más lejos, tuvo que soportar durante toda su vida los fenómenos acúfenos, los mareos y cierta sensación de frialdad en el estómago. El dolor de huesos se empeñó en perseguir a DESCARTES, a LORD BYRON, a COLERIDGE y a tantos otros. Algunos de estos espíritus sensibles se refugiaron en el consumo del láudano. Otros, como TOLSTÓI, probaron con los paseos y los regímenes ovolacteovegetarianos, lo que no lo salvó ni de sus dolores reumáticos ni de sus úlceras ni de sus crisis de ansiedad, de fatiga y de pánico. La tos ha causado grandes estragos en la historia de la literatura y el pensamiento. La tos, el frío, el asma y las alergias, y si no, pensemos en PROUST. Pese a todo, la medicina nunca ha sido el remedio. Los médicos consiguieron diagnosticar a VOLTAIRE una viruela, varias gripes, neumonía, erisipela, hipertrofia prostática y ataques apopléticos, pero ninguno de ellos consiguió detectar la gota, el reumatismo, la bronquitis, o el origen de los trastornos gastrointestinales o de las fiebres que lo atormentaban sin tregua.
Juan Jacinto Muñoz Rengel cursó el doctorado en Filosofía, es colaborador de Radio Nacional de España y autor de los libros de relatos De mecánica y alquimia (2009), Premio Ignotus al mejor libro de cuentos del año y finalista del Premio Setenil, y 88 Mill Lane (2006). Ha coordinado y prologado las antologías de narrativa breve Perturbaciones (2009) y Ficción Sur (2008), y ha sido incluido en las dos antologías de referencia de su generación, Pequeñas Resistencias y Siglo XXI. La novela El asesino hipocondríaco fue finalista del premio Clarín, y el jurado compuesto por José Saramago, Juan Cruz, Pablo de Santis y Rosa Montero recomendó vivamente su publicación.
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