Del monte Kenia hasta el lago Turkana, de Nairobi al lago Tanganika
Con este poético título, Colinas que arden, lagos de fuego, hace alusión a los atardeceres en el monte Kenia, del primer viaje. Cuando el sol se esconde, la montaña parece arder. En el lago Tanganika, del segundo viaje, el agua en esos mismos atardeceres parece de fuego, un inmenso lago de fuego rojizo, como podemos observar en la portada del libro.
Dos viajes componen la obra. El primero realizado en 2008 lo hizo en compañía de cinco amigos desde Nairobi al lago Turkana, posteriormente vendría su viaje al paso del noroeste del Ártico que describió en su libro En mares salvajes, esta vez realizado en solitario. El segundo viaje le llevaría junto a siete amigos y familiares a Tanzania, su país amado de África que terminaría en el lago Tanganika. Sí, aquel lago de la película de John Houston La Reina de África, donde el trasbordador Liemba continúa surcando el lago desde tiempos de la Gran Guerra.
E. M. Forester cuando escribió su obra La Reina de África no era consciente de la trascendencia que tendría años después. John Houston rodó una película memorable con Humphrey Bogart y Katherine Hepburn. Javier Reverte cuenta anécdotas de aquel rodaje, como cuando Houston se empeñó en matar un elefante, "sí, como otros", dice sarcástico el escritor. El guionista de la película, Peter Viertel, esposo de Deborah Kerr, reflejó en su novela Cazador blanco, corazón negro, las peripecias de Houston durante el rodaje de la película. Posteriormente Clint Eastwood realizaría una interesante adaptación cinematográfica.
Como ven, África continúa siendo un lugar poético y un continente que atrae y Javier Reverte sabe mucho de eso porque no pensaba regresar y, sin embargo, lo hizo. Y esta vez en compañía de amigos. "No ha habido muchos cambios en estos diez últimos años. Continúa igual. Sigue siendo un desastre: calle rotas, caos generalizado, en lo único que se nota es en que ha aumentado el parque automovilístico y en que hay más hoteles de lujo, pero la miseria sigue siendo igual, los caminos de tierra batida", explica el viajero. Supongo que la tierra batida seguirá siendo de color arcilla y no azul para regocijo de Rafael Nadal.
Javier Reverte recorre África diez años después
Javier Reverte ha vuelto a recorrer África, pero esta vez a pie, como si de un mochilero se tratase o como un explorador de principios del siglo pasado, con una caravana de porteadores que allanaban el camino por donde pasaban, por donde pasó con sus amigos no había turistas, pero tampoco peligros, "no estoy para correr riesgos, solo disfrutas", señala. De esta manera ha podido conocer África de forma más auténtica, más cercana, "jamás había andado tanto por África", dice el viajero.
Para Javier Reverte, "África es como una mala mujer que no te puedes quitar de la cabeza", por eso vuelve y recorre el continente, en esta ocasión quedamente, lentamente, al paso, perdiéndose por el parque más grande del continente de ébano, el Selous, que lleva el nombre del famoso cazador del tiempo de los safaris o viajando en el Liemba, un barco desvencijado que desafía al paso del tiempo y en el que los viajeros que en él montan, "siempre viajan más de los permitidos, si caben 500 pasajeros, van 1000. En África siempre es así; un barco que surca el Tanganika sin apenas embarcaderos donde los viajeros desembarcan por sogas", recuerda el autor de Barrio Cero.
De esos dos viajes no pensaba hacer un libro y, sin embargo, le salió muy rápido, "cada libro es un mundo, es el propio libro el que marca el tiempo de escribirlo, las páginas que lo van a componer, la forma e, incluso, el estilo", explica Javier Reverte en la presentación del libro en la que estuvo acompañado de numerosos amigos y familiares, algunos de los cuales le acompañaron en esos viajes, unos viajes de camaradería en los que incluso jugaron a una variación del mus al que apodaron mus-massai.
"La naturaleza africana es inmensa y difícil acabar con ella. Ha habido una gran inmigración del campo a la ciudad y aunque parezca paradójico, el turismo, que va de fábula, está contribuyendo a la pervivencia de las zonas salvajes", explica el autor madrileño. Esas zonas salvajes continúan perviviendo en Tanzania, su país favorito porque "tiene un poco de todo", igual que su literatura, que tiene un poco de todo. Aventuras, etnografía, ecologismo y, siempre, cercanía con la gente, todo aquel que tiene algo que contar siempre encontrará a Javier Reverte, que tiene mucho que escuchar.
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