Novedad editorial: Se presenta “Dulce Jiminy” de Kristin Gore
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
La novela La Dulce Jiminy es conmovedora desde la primera hasta la última línea. Kristin Gore inicia su tercera novela con un párrafo enigmático que sólo en la última página podremos comprender en toda su dimensión. En él alguien habla de que el interior de las personas es limitado y que hay que tener cuidado con qué lo llenamos. El libro ha sido publicado por Suma de Letras.
Puede ser rabia y rencor, pero podemos elegir perdón, compasión, alegría. Conocer la verdad y tener justicia ayuda en esa elección y la dulce Jiminy, desde el fondo del tiempo, ilumina el interior de las personas.
Jiminy Davis ha abandonado sus estudios, no quiere ser abogada, nada la entusiasma y a los veinticinco años siente que su vida va a la deriva. Solo hay un lugar en el que puede refugiarse: en la casa de su abuela en un pequeño pueblo de Mississippi. Allí, en el diario de su abuelo, escondido en un cajón secreto, descubre que ella no es la única Jiminy. Hay otra y está muerta. Kristin Gore, conocida por su trabajos como guionista en El ala oeste, Saturday Night Live, e hija de Al Gore, ha escrito algo más que un thriller en el que una Jiminy tendrá que descubrir toda la oscura verdad sobre la primera Jiminy. Es una novela de sentimientos, un retrato de una sociedad brutal, una historia de redención y de revelación. LA DULCE JIMINY atrapará al lector de una manera lenta e inexorable, como un blues del profundo sur.
Cuando la protagonista descubre la existencia de la otra Jiminy no sabe que se enfrenta a un crimen atroz, un secreto que nadie en el pueblo de Fayeville quiere desvelar, una historia que todos quieren sepultar para siempre. En la última página del diario escondido en el compartimento secreto su abuelo escribe “Pobre Lyn, pobres de nosotros” y en páginas anteriores, “Han encontrado a Edward y Jiminy, y los han enterrado. Un espanto”. Son líneas escritas en 1967 y poco después su abuelo muere dejando a una viuda joven, su abuela Willa, y a una huérfana de ocho años, Margaret, la madre de Jiminy Davis. ¿Quién es Edward? ¿Quién esa otra Jiminy? ¿Y qué tiene que ver Lyn en todo esto, la mujer que ha trabajado para su familia durante cincuenta años? Las primeras respuestas se las da Bo, el sobrino de Lyn y su amigo de la infancia.
Edward era el marido de Lyn y Jiminy, la hija de ambos. Nunca imaginó que Lyn, la seca y casi antipática Lyn, siempre presente limpiando, cocinando, lavando en casa de su abuela, se hubiera casado. Menos aun, que hubiera tenido una hija. Y que esa niña tuviera su nombre. Mejor dicho, Jiminy Davis tenía el nombre de la hija muerta de Lyn. Pero hay más. Fred, un viejo tío de Bo y hermano de Lyn, le cuenta cómo murieron. “Los persiguieron y los atraparon. Sacaron el coche de la carretera, los sacaron a rastras y les pegaron varios tiros”. Los tiraron al río, quemaron el coche y nunca se supo quién o quiénes fueron los asesinos. Así eran las cosas en Fayeville. ¿Por qué? “Porque la chica brillaba demasiado”, le dijo Fred. Jiminy, la primera, la original, era un ser extraordinario.
Estas revelaciones producen una conmoción interna en Jiminy Davis. Kristin Gore ha descrito hasta ese momento a una protagonista frágil, desencantada, desconcertada consigo misma, insegura, la anti heroína. Hija única, su vida emocional es complicada. Su madre ha sido una mujer inestable desde que ella tiene uso de razón. Su infancia ha sido un permanente vaivén por los cambios de humor, de ciudad, los ingresos de Margaret en clínicas psiquiátricas. A pesar de todo, estas circunstancias parecen haberla dotado de una fortaleza oculta que Kristin Gore hará aflorar en su protagonista y que a medida que pasan las páginas sufrirá una verdadera y magnífica metamorfosis.
El amor forma parte de esa transformación. Jiminy Davis vuelve a sentir, o mejor dicho, descubre que puede sentir intensamente. Es una atracción sensual, es complicidad, como si encajaran perfectamente la una con el otro. El otro es Bo, el sobrino de Lyn. Es un amor perfecto, si no fuera porque están en Fayeville, Misisipi. ¿Se ha mencionado de manera explícita que Bo es negro? Kristin Gore es tan sutil a la hora de ir desvelando la compleja trama, que lo hace como quien levanta tules, con delicadas pistas y pinceladas de información con que va atrapando al lector y llevarlo a una zona oscura y tenebrosa de la mano de las dos Jiminys. Una blanca y otra negra.
La obsesión de Jiminy Davis por descubrir la verdad la llevará a un pasado violento y tendrá que hurgar en viejas heridas no cicatrizadas. La buena alumna de derecho resucita e investiga como un sabueso en las hemerotecas, en internet, busca testimonios, alguien que recuerde algo. Lo que encuentra es parte de la historia del sur de Estados Unidos. La segregación racial, el grupo criminal racista C.O.S, los Caballeros de la Orden del Sur, un grupo escindido del Ku Kux Klan y la impunidad y el secreto que los protege. Gore conoce bien el poder por dentro, por algo es hija de un vicepresidente y candidato a presidente de los EE.UU. En LA DULCE JIMINY retrata su lado más turbio, en el que la política, el dinero y los matones tejen una red siniestra.
Jiminy Davis se enfrenta a algo demasiado grande, que la supera, y pide ayuda a Carlos, un audaz abogado especialista en perseguir causas perdidas. Ambos remueven un pasado que muy pocos en la zona quieren que salga a la luz. Son décadas de complicidad, de ocultamiento, de pacto de silencio y están dispuestos a seguir usando la amenaza, la intimidación y la violencia para seguir defendiendo sus privilegios. Fayeville, ese pequeño rincón sureño de apariencia amable y casi bucólica, se vuelve un territorio hostil para Jiminy y para cualquiera que se atreva a desafiar el orden establecido y sus relaciones de poder. Kristin Gore deja de manifiesto ese espíritu profundamente reaccionario que aun hoy sobrevive y que se manifiesta en la arrogancia del trato, los prejuicios, en el rostro cruel tras las sonrisas de buena educación.
La novela tiene la forma de una espiral en que se persiguen el pasado y el presente, que se convierte en torbellino al acercarse a su clímax. La autora de LA DULCE JIMINY demuestra su talento para contar historias, su maestría para administrar la tensión y la emoción y llevar a los lectores a terrenos inquietantes de la naturaleza humana. Su protagonista deberá buscar en un recorrido de sombras y luces para descubrir quién es ella y porqué se llama como la dulce Jiminy, un nombre que es mucho más que un nombre y que encierra todas las respuestas.
Kristin Gore, es licenciada en Harvard, universidad en la que desempeñó el puesto de directora de la revista humorística The Harvard Lampoon. Ha escrito las novelas La colina de Sammy (2004), incluida en la lista de los más vendidos de The New York Times, Sammy y la Casa Blanca (2007) y La dulce Jiminy (2011). Como guionista, ha participado en documentales y largometrajes cinematográficos tanto en Europa como en Estados Unidos. También ha colaborado como guionista en varios programas de televisión, entre los que se cuentan Futurama y Saturday Night Live, gracias a los cuales ha sido nominada a un Emmy y ha ganado un premio del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos. En la actualidad escribe otra novela y desarrolla varios guiones cinematográficos.
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