En esta nueva novela, Reyes Calderón vuelve a demostrar la capacidad que tiene para manejar una trama realmente difícil y enrevesada de manera que el lector pueda navegar por las páginas del libro de forma fluida.
Con la primera novela de la serie de Lola MacHor y el inspector Iturri, Reyes Calderón introdujo nuevos personajes de un tipo que no habíamos visto nunca antes en el género negro (donde se puede considerar que ya está prácticamente todo visto), y de estos personajes, el más curioso e interesante es su protagonista, una jueza. Ésta fue la primera vez que una jueza se convertía en el personaje principal de una novela negra.
En cuanto a la figura del juez en la literatura, hay que destacar que su presencia en nuestras letras fue muy somera y prácticamente nula en comparación con el resto de personajes que aparecen en las novelas de crímenes. Esto se debe a que la sociedad hace un hueco en las historias sólo a los personajes a los que entiende y con los que empatiza, y los jueces no siempre se han esforzado en ser conocidos, ni en empatizar, ni en que se entienda lo que escriben en sus sentencias. Además, los jueces no son los encargados de investigar los crímenes, sino que dirigen la instrucción sumarial y la investigación sin participar directamente en ella. Pero en esta novela no se pierde ni un ápice de la calidad por este motivo, gracias a la vinculación de Lola con el inspector Iturri, su mano derecha.
A su vez, Reyes Calderón ha logrado entender la mente de las personas que, al igual que Lola, aplican el derecho cotidianamente y tienen autoridad para interpretar la ley y tomar decisiones que afectan a los demás. Es un personaje con una gran vocación debido al gran servicio al ciudadano que presta: que se esmera por hacer justicia y hacer un servicio a su comunidad. Así, ha logrado una carrera fulgurante desde un juzgado de instrucción en Navarra hasta llegar al Tribunal Supremo.
De esta manera, Reyes se aproxima como nadie lo había hecho antes a la psicología judicial, al trabajo y tensiones de los jueces y a lo que realmente es impartir justicia en la sociedad española. Trabajo que ya había desarrollado en su anterior novela El último paciente del doctor Wilson.
Pero además de los aspectos de Lola como profesional y como autoridad, en la novela se narra cómo se entrelazan y perjudican sus vidas personal y profesional. Vemos cómo la jueza trata de conseguir un amor perfecto y eterno a la vez que se enfrenta a un posible crimen perfecto orquestado por un criminal en el que apreciamos psicopatía mezclada con trastornos mentales profundos (que contrasta con la personalidad ordenada, seria y rigurosa de la jueza).
Así, podemos ver cómo Reyes ha sabido introducirse en el mundo de la novela desde la economía. Es una de las autoras de novela negra contemporánea que mejor trabaja los personajes, ya que una historia es buena y convincente si sus personajes también lo son. Además, se caracteriza por una gran abnegación, se toma en serio su trabajo a todos los efectos y está realmente implicada en la historia que está construyendo. Hace un enorme esfuerzo para contarlas bien y hacerlas creíbles.
Finalmente, hay que destacar que las fuentes que la autora ha utilizado para redactar esta novela son fundamentales para que los detalles despisten o resulten chocantes a los lectores. Por ejemplo, ha recorrido todos los bares de la zona del tribunal supremo para documentarse o ha llegado a contactar con el FBI para saber si en una gota de sangre coagulada se podría detectar un VIH positivo.
En definitiva, La venganza del asesino par es una impecable combinación de intriga, sentimientos e investigación, con un final asombroso y una buena dosis de humor. Esta adictiva novela psicológica atrapa desde la primera página con su magnetismo y su fuerza narrativa.
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