“Rubalcaba. El monje del poder” de Julio Somoano

Puede leer el prólogo del libro más abajo, para ver de que va el libro:

PRÓLOGO

Unas palabras

Ángel y demonio. Fouché, Talleyrand y Maquiavelo. Halcón y paloma. Diplomático, fontanero y funambulista. «Continuidad y cambio», como ha dicho él. Mano de hierro, guante de seda y hábito de monje de la política. La palabra «Rubalcaba» significa un poco de todo esto y algo más. Mucho más.

Tienen ante ustedes un libro que pretender ser por encima de todo objetivo. Tal fue la primera meta que me marqué cuando mis editoras Ymelda Navajo y María Borrás me propusieron este trabajo. Las siguientes páginas, por tanto, no despertarán el entusiasmo ni de los ciegos partidarios de Rubalcaba ni de sus detractores acérrimos.

Reconozco la dificultad de permanecer distante para analizar sin pasión el objeto investigado cuando este se ha convertido en uno de los que más reacciones provocan. La mitad de España alaba su capacidad profesional. La otra mitad critica sus oscuras maniobras.

Distanciarse del objeto de estudio se hace todavía más difícil cuando no hay desconexión posible. Lees el periódico y te lo encuentras. Enciendes la televisión y ahí está. Quedas a comer con tus amigos y se cuela en la conversación. Incluso en mi caso, te vas a veranear a tu pueblo llanisco de toda la vida y te cruzas con él, con gorra y camiseta, paseando por tu playa, que también es la suya.

Mi propósito consiste en permanecer con la cabeza fría para narrar una historia contada con datos y dejar las opiniones para otros foros. Iré como siempre con la verdad por delante. Debo reconocer que Alfredo Pérez Rubalcaba me despierta una mezcla entre simpatía y temor. Su reconocida capacidad de trabajo me provoca admiración y su brillante capacidad de comunicación me conquista cuando le escucho. Logra hipnotizarme durante unos minutos con su melodía de flautista de Hamelín.

El «monje del poder» se ha mantenido en el círculo de confianza de los líderes socialistas desde hace décadas gracias a sus habilidades para sacar a sus jefes de diversos agujeros negros de la gestión, como las responsabilidades políticas de los gobiernos de Felipe González en los GAL o la negociación parlamentaria del Estatuto de Cataluña. Y no podemos ignorar en este punto el hecho de que Rubalcaba no destaca sólo por su dominio de la comunicación, sino también por su maestría para la intriga, la componenda y la ocultación.

Aunque Pérez Rubalcaba no sólo ha ido recibiendo encargos para arreglar los desaguisados de sus jefes en el partido, como veremos en las próximas páginas. También por su propia necesidad de ascender en la escalera del poder o por su convencimiento personal ha liderado políticas socialistas en los ministerios de Educación y de Interior. Algunas de ellas, controvertidas. Con la cartera educativa de Felipe González impulsó la LOGSE, que ha contribuido, según buena parte del sector, a que dos décadas después seamos líderes europeos en fracaso escolar y paro juvenil. Al frente de la Policía y la Guardia Civil se ha desvivido por desactivar a la banda terrorista ETA, incluso con una negociación que ha indignado a medio país por los términos en que se ha realizado y por capítulos como el de la excarcelación del sanguinario De Juana.

¿Qué aporta este libro escrito durante estos largos e intensos meses de inmersión Rubalcabiana? Ofrece muchos datos desconocidos sobre la vida personal del político, varias luces sobre los puntos más oscuros de su gestión del político cántabro, algunos documentos exclusivos sobre sus orígenes, los tejemanejes con Amedo y Domínguez para tapar los GAL y el caso Faisán y pone orden a la trayectoria de un hombre que ha vivido de primera mano, como actor o como testigo, casi todos los acontecimientos políticos que se han producido en España durante las últimas tres décadas.

Me he servido para ello de centenares de artículos periodísticos publicados desde 1982 y decenas de libros sobre nuestra historia reciente; una base documental imprescindible que he combinado con docenas de entrevistas con personas que conocen bien al cántabro desde muy diferentes puntos de vista: amigos de la infancia, de la universidad y su equipo de atletismo, compañeros del gobierno, del partido y de la oposición, cronistas parlamentarios de esos que «viven» en el Congreso y periodistas de investigación que han depositado en este trabajo algunas averiguaciones que ni ellos han revelado hasta ahora, así como compañeros de trabajo de su padre, vecinos de veraneo y diversos especialistas en otras materias.

Así pues, debe quedar constancia de mi agradecimiento infinito a decenas de personas. Este trabajo habría sido imposible sin la ayuda de personas como Nacho García Mostazo, un concienzudo periodista y ratón de biblioteca de lujo que se ha convertido en la mitad de este libro; Pilar Cernuda, reconocida analista política que ha transformado su casa durante meses en una especie de santuario al que he ido a recibir consejos imprescindibles para esta primera biografía a la que me he enfrentado; una biografía «muy complicada», como la calificó cuando le consulté sobre el proyecto.
Manuel Cerdán, acreditado periodista de investigación, que ha dedicado incontables horas a asesorarme sobre todos los aspectos del libro relacionados con la lucha antiterrorista. Incluso me ha cedido parte de su trabajo de investigación en un gesto de generosidad que nunca olvidaré.

Y hay muchos más: Jorge Casamayor (lector casi a tiempo real de cada página que escribía); Graciano Palomo (lobo estepario sin cuya intermediación y aliento constante no habría escrito estas páginas); Rafael de Madariaga (experto en aviación que me ha ayudado en laboriosas tareas de investigación); y otros varios profesionales que han ayudado con sus recuerdos y reflexiones a enriquecer capítulos de este trabajo, como los periodistas José García Abad, Raúl del Pozo, Antonio Casado, Carlos E. Cué, César Alonso de los Ríos, Manuel Soriano, Joaquín Leguina, Antonio Miguel Carmona, Narciso de Foxá, Juan Carlos Blanco, Daniel Ureña... Y decenas de personas que han preferido permanecer en el anonimato por modestia, prudencia… o simplemente por miedo.

Sus testimonios —a veces certeros, a veces contradictorios, a veces nublados por el paso del tiempo o los inevitables sentimientos— han contribuido a que en estos centenares de páginas les ofrezca un perfil sobre Alfredo Pérez Rubalcaba en el que quedan plasmadas todas sus caras: una obra sin maniqueísmos que mostrará a este político con sus virtudes y sus defectos. Sólo así puedo garantizarles que tienen delante un libro honesto que se limita a exponer la extensa vida política del monje del poder para que ustedes lleguen a sus propias conclusiones. Disfrútenlo.

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