El acto fue presentado por la directora de la editorial, Ofelia Grande, que destacó la colaboración del ayuntamiento de Gijón y de CajAstur. Se mostró encantada con la labor de ambas instituciones y afirmó que “el premio es el más bonito que se concede en España, ya que el jurado es totalmente independiente y la editorial no interviene en ningún proceso del premio”. Además, la novela, en menos de tres semanas que lleva a la venta, ya va por la segunda edición “lo que supone un éxito de lectores notabilísimo”, añadió.
Por representación del jurado estuvo presente el escritor Marcos Giralt Torrente, que dijo estar absolutamente encantado por haber sido miembro del jurado de este premio, ya que le ha dado la posibilidad de juzgar a “una novela sorprendente por su tremenda audacia en el argumento, en la historia, en la estructura y en los personajes”. La obra de Montes, para Giralt, refleja un mundo personal, sin subordinación a ningún tipo de obra anterior. Es, por lo tanto, una obra extremadamente original.
Giralt Torrente hizo un profundo análisis de la obra tanto en la historia, como en la estructura, en el estilo y en los personajes. Dio una lección magistral de crítica literaria que nos deja poco que añadir. La historia sucede entre dos gritos, el primero el que da la hija cuando descubre a su anciana madre muerta y el segundo que prefirió no desvelar para que los lectores paladeen la novela sin conocer el desenlace. El tiempo entre estos dos gritos es de 12 horas, una jornada de velatorio desde la mañana a la tarde. En ese tiempo hay un fluir de gente que pasa por la casa acudiendo al velatorio. “No hay una trama propiamente dicha, sino que son las historias de la gente que pasa por allí”, cuenta el novelista.
La estructura se ciñe a las horas en que transcurre el velatorio. Los capítulos son cortos, muy cortos, no superan las tres páginas y están centrados en los personajes que entran y salen de la casa. El estilo es muy dúctil y se acopla a la intencionalidad del libro. Contiene varios puntos de vista, siempre con un narrador omnisciente que va dando paso a los personajes y a sus pensamientos. Prescinde de los puntos y aparte, algo que Camilo José Cela ya hizo en Oficio de tinieblas 5 y del que tiene claras influencias, como de Faulkner y Saramago.
Antonio Montes quedó encantado con la presentación que hizo Marcos Giralt Torrente y le agradeció sus comentarios, al igual que agradeció los desvelos de la editorial del ayuntamiento gijonés y de CajAstur “que es la que pone la pasta”, dijo entre sonrisas. Para él, su novela “es un grito contra la hipocresía y las convenciones sociales”, dijo y lo que sucede en la obra son anécdotas reales que le han pasado a él en primera persona o que se las han contado amigos en otros contextos. Él ha sabido encajar todo esto de manera magistral.
Para el autor, El grito es el reflejo de “la vida de un pueblo, en este caso mi pueblo, aunque ni los personajes ni las situaciones se corresponden con la realidad”, señala. Muchos de los habitantes de Montejaque han querido identificar los personajes de la novela con los de la vida real pero “no se corresponden fidedignamente”, afirma.
El velatorio, en muchos pueblos de Andalucía y del resto de España, es un acto social en el que se va a charlar, a contar chistes y sólo se guarda la compostura en la habitación donde se encuentra el finado. Sigue formando parte de la España profunda. En el libro trata este tema con humor, humor que da pié a la sonrisa y, también, a la risa. En su pueblo natal, la obra está siendo un éxito y ha gustado mucho y aunque no haya librerías en él, a los habitantes de su pueblo no les importa desplazarse a Ronda para adquirir los ejemplares de su convecino.
Montes se mostró como un escritor ya hecho y sólido que ya tiene casi preparada una segunda novela para dársela a los editores, novela que cambia de registro y discurre en una gran ciudad como Madrid. Cree que para él es todavía difícil vivir de la literatura, pero seguirá escribiendo como hobby y quién sabe si en un futuro sí lo podrá hacer.
Antonio Montes (Montejaque, Málaga, 1980), es licenciado en Economía y Master en Comunicación y Cultura (Gestión Cultural) por la Universidad de Málaga. En la actualidad trabaja como asesor de empresas en Marbella. El Grito no es la primera novela que escribe, pero sí la primera publicada.
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