En esta ocasión, la afortunada víctima es un joven cura rural que olvida los hábitos entre los brazos de la bella Clarimonde. Con ella vivirá en un tórrido paraíso carnal que cada día lo acercará más a las puertas del infierno. Esta nueva edición, conmemorativa del bicentenario de la muerte de Théophile Gautier, ha sido revisada, anotada y prologada por Luis Alberto de Cuenca y ha sido publicada por Rey Lear.
El autor, Théophile Gautier nació en Tarbes en 1811 y falleció en París en 1872. Es uno de los grandes escritores franceses, dotado especialmente para la literatura fantástica. Poeta, dramaturgo, novelista y periodista, desde muy joven mostró su admiración por E. T. A. Hoffmann y fue amigo de Gérard de Nerval, Honoré de Balzac y Victor Hugo.
Su primera vocación fue la pintura, que abandonó por la poesía. De joven merodeó por los ambientes bohemios parisienses, donde se aficionó al consumo de hachís. Muy pronto demostró un afán viajero que lo llevaría a visitar —muchas veces en calidad de reportero— países como España, Italia, Rusia, Turquía, Egipto o Argelia. En 1865 fue admitido en el exclusivo círculo de la princesa Matilde Bonaparte, prima de Napoleón II y nieta de Napoleón, y en tres ocasiones le cerraron las puertas de acceso a la Academia Francesa. Entre sus obras destacan Arria Marcela (1831), Mademoiselle de Maupin (1835), La muerta enamorada (1836), Esmaltes y camafeos (1852), Avatar y Jettatura (ambas de 1857), La novela de la momia (1858), El capitán Fracasse (1863) y Espirita (1866).
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