En el acto de la presentación del libro intervinieron, además de Andreu Jaume, el escritor Lluis Izquierdo y el Presidente de Radio Televisión Española, Alberto Oliart, que glosó la amistad que mantuvieron durante toda su vida, ya que se conocieron en el Parvulario Luis Vives de Barcelona a la tierna edad de 3 años y que retomaron, después de un dilatado lapso, en la Facultad de Derecho de Barcelona, donde ambos estudiaron.
El octogenario Alberto Oliart demostró que la juventud viene implícita en el cerebro y no en el cuerpo, tiene y mantiene una lucidez que no se apaga con el paso del tiempo, sino que continúa acrecentándose. Dio un verdadero recital de recuerdos, de anécdotas, de impresiones y de amistad portentoso. Recordó cómo era y lo que era el poeta Gil de Biedma y para él lo que continuaba siendo, un verdadero amigo, “aunque muerto, sigue siendo mi amigo”, evocó.
Entre su pequeño grupo de compañeros en aquella facultad de derecho se encontraba el insigne poeta y editor Carlos Barral, compañero de lances y avatares poéticos. Oliart abandonó ese camino creativo después de sacar sus oposiciones como abogado del Estado, pero siempre mantuvo el gusto por la poesía y la amistad con unos amigos con los que no sólo compartió versos y páginas de escritura, sino también copas de whiskey, “Jaime aguantaba el alcohol como nadie”, recordó y añadió “en una ocasión, enfadado, me dijo –tienes la resistencia de un porquero de Trujillo- con lo que no me estaba en realidad insultando, sino comparando con el conquistador Pizarro”.
Sobre el proceso creativo de la obra de Gil de Biedma señaló que “escribía un poema como si lo escribiese otro, como cuando uno se mira al espejo”, esta forma de escritura le hacía ser un escritor muy reflexivo y perfeccionista. “No le gustaba improvisar, para él la literatura de primer aspecto o de masas no entiende lo que es un buen texto, éste es un proceso dilatado, meditado y trabajado”, afirmó.
Lluis Izquierdo rememoró pasajes de su obra y dijo que “decir que la producción de Jaime es escasa, es un error, ya que no tienen en cuenta la intensidad” y como bien dijo la intensidad de su poesía y su calidad es una de las principales características del poeta. También recordó los gustos lectores del poeta “lee a Guillén, sobre todo el Cántico de la tercera edición, la del 45 y a Elliot”.
Jaime Gil de Biedma tuvo su última aparición pública en diciembre de 1988 en la misma sala donde se celebró el acto de presentación del libro, recordó el editor Andreu Jaume, que aprovechó la ocasión para dar las gracias a todas las personas que han colaborado en el libro cediendo la correspondencia personal.
El argumento de la obra reúne la correspondencia literaria escrita por Gil de Biedma entre los años 1951 y 1989, fecha próxima a su muerte, desde el despertar de su vocación poética hasta los últimos meses de su vida. Ordenadas cronológicamente, las cartas nos van contando de viva voz la evolución intelectual y moral de uno de los referentes más sólidos de las letras hispánicas del siglo XX. El resultado es un viaje apasionante por la intimidad poética y vital de un gran escritor, imprescindible para entender la evolución de la literatura de la segunda mitad del pasado siglo.
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