Pronto comienza a escuchar los rezos monótonos de un entierro y se descubre rodeado de cadáveres en la cripta de la familia Rotstein, que tenía por costumbre dejar los cadáveres insepultos sobre las lápidas de tierra.
Otto va recordando, poco a poco, la sucesión de acontecimientos que terminaron por sepultarlo bajo tierra.
Muchos años atrás, su primo, el conde Maximilian, contrajo matrimonio con Hanna, hermosa mujer de la que Otto estaba profundamente enamorado. Años después, Maximilian se vio obligado a marchar al frente para combatir en la guerra y, aunque prometió enviar mensajeros que portaran noticias, transcurrieron diez años sin que nada supieran los suyos acerca de él. Suponiendo el peor de los destinos para su primo, Otto aprovechó y pidió la mano de Hanna. No obstante, esta no se lo puso tan fácil, pues necesitaba una prueba de la muerte de su marido para casarse con Otto.
Es en este punto de la historia donde entra en juego el malvado Nathan Leibush, más conocido como “el alquimista”. Don Nathan traza un diabólico plan para convertir a Otto en un hombre rico y poderoso y poder, así, aprovecharse él mismo de dichos privilegios. Así, propone a Otto beber una pócima que lo sumiría en un profundo y paralizante sueño. Poco a poco, iría recobrando sus facultades, pero, mientras tanto, parecería muerto. El plan consistía en hacer pasar el cuerpo inerte de Otto por el cadáver de su primo, muerto en combate. Con el cuerpo de su esposo ante sí, Hanna obtendría la prueba necesaria para poder contraer matrimonio con Otto, y este ocuparía el puesto de poder de su primo.
Seducido por el alquimista, Otto sucumbe ante las promesas y argumentos de este, no obstante, sucede un imprevisto con el que no contaban: cuando la pobre Hanna llora el cadáver de su supuesto marido, que yace sobre el catafalco, este regresa, al fin, de la guerra. En este momento, Maximilian se enfrenta con el temible Nathan Leibush dando muerte a la única persona que conoce el secreto: la persona a la que están velando es, en realidad, Otto Von Rotstein ¡y está vivo!
La angustia del protagonista crece a medida que se esfuerza por resucitar sin conseguirlo. Finalmente queda inevitablemente enterrado en la profunda, oscura y silenciosa cripta familiar.
Concha López Narváez nació en Sevilla y en la actualidad reside en Madrid. Estudió la carrera de Filosofía y Letras, y se licenció en la especialidad de Historia de América. Ha publicado numerosos libros, muchos de los cuales han obtenido diversos premios. En la colección Paralelo Cero ha publicado, con una excelente acogida, El visitante de la madrugada y Hola, ¿está María? --que comparte autoría con Carmelo Salmerón.
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