Tenía una memoria excepcional para ella, era capaz de recitar
largas tiradas de versos de sus poetas preferidos. Desde pequeño practicaba con
su madre un juego consistente en descubrir quiénes eran los autores de citas de
la poesía y el teatro clásicos, siendo estudiante hacía circular los que
escribía entre sus condiscípulos del liceo y colaboraba en revistas de poesía
que él mismo y sus amigos íntimos confeccionaban.
A lo largo de su vida, el autor de En busca de tiempo perdido escribió
casi un centenar de textos versificados de muy variada índole, pero solo
publicó ocho poemas incluidos como tales en su primer libro, Los placeres y
los días (1896). Tras su escaso éxito, poco a poco, fue orientando su
carrera de escritor por los cauces de la narrativa. Proust pensaba que la prosa
y la poesía son caminos distintos que se pueden llegar a cruzar, así pues, son
numerosos los casos en los que introducía versos en sus novelas. Analizando su
obra se puede ver que su prosa es todo imaginación y su poesía todo realidad.
Este volumen recoge por primera
vez en español y en edición bilingüe la totalidad de la obra poética del autor.
Se ha intentado buscar la literalidad de los versos ajustando el castellano al
ritmo y a la métrica francesa y atendiendo a una perspectiva cronológica, a la
estructura formal y a los criterios temáticos de agrupación establecido por los
editores franceses; además nos ayuda a iluminar algunas facetas ignoradas de su
vida y a penetrar en su intimidad.
Poesía
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