Julia Conejo Alonso, nacida en Tarrasa y afincada en León, además de practicar la docencia en la rama de Lengua y Literatura, ya demostró ser una excelente poeta cuando en Octubre de 2010 recibió el premio de poesía "Joaquín Benito de Lucas" por su poemario "Muñecas recortables".
Peces transparentes comienza con un poema titulado: "Pez cristal". Verso libre, poema de corta extensión de rima ausente, y estas tres premisas se repiten durante todo el poemario, un poemario que no necesita de una estructuración por bloques, ni necesita prólogo o consejo, el conjunto destila una sinceridad tanto general como particular, una sencillez que desdeña el artificio y le dota de una elocuente frescura que se asienta en el lector como de improviso.
Julia consigue introducir sus mensajes a través de una dulzura cotidiana, a través de una aparente claridad y desnudez que se adentra sin permiso, pero es al llegar a los últimos versos de cada poema, cuando encontramos, o debería decir, sentimos, esa pincelada tan característica de agridulce melancolía, ironía y realidad.
De esa manera, Alonso, irrumpe con descarnada emoción entre unos versos aparentemente ingenuos que gozan de una carga silenciosa, carga que no es más que un móvil, un macguffin de: inteligencia, filosofía y nostalgia, de una elegancia tal que hace peligrar el verdadero protagonismo de esas pinceladas finales.
"Pez cristal", ironiza acerca de lo inútil de la sinceridad. "Paquita" es una apología del anonimato, de la sencillez, una visión nostálgica y melancólica que critica lo pueril de la popularidad. En "Insomnio" hay grafismo, hay dureza, dureza que contrasta con el ocre atemporal y pictórico de "Paisaje con niñas".
En el poema "Artemisia" somos testigos de tres revelaciones: que Julia venera la obra y figura de esta pintora caravaggista italiana, hija del pintor toscano Orazio Gentileschi. Confiesa tener la misma vocación que la autora de "Susana y los viejos". Y reconoce, en un valiente ejercicio de autocrítica, haber carecido del valor necesario para entregarse a la pintura, "No te he visto, Artemisia, al mirarme en el espejo". "Soy agua empantanada/por pura cobardía".
El poema "Anciana" adolece la crueldad del reflejo en el espejo: "No son nuevas las calles/ni es más lento el invierno". Eres tú quien no acierta/-extranjera en tu cuerpo-...". El poema "Esperanza" es todo un canto de desesperanza, un terrible asentamiento de experiencia en tierra ingenua: "La esperanza/es un sobre cerrado de cromos repetidos".
En líneas generales, la lectura de "Peces transparentes" ha significado, para mí, un grato descubrimiento. Julia ha merecido su consagración poética por su arriesgada propuesta lírica, que huye de la retórica compleja. El tándem formado por: claridad, brevedad y sencillez, avalan a esta singular creadora que ya tiene preparado con la editorial Origami la publicación de su siguiente libro: "¿Para qué sirve el frío?
Poesía
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