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Vladimír Holan, el mejor de los nuestros

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Por Javier Velasco Oliaga

Se ha presentado en Madrid la antología poética La gruta de las palabras del poeta checo Vladimír Holan. El volumen reúne ocho de sus libros y dos selecciones de sus poemarios. La obra ha sido publicada por Galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores que, como señala Joan Tarrida, director de la editorial, está empeñada en publicar la mejor poesía escrita. Y Clara Janés remarca: “es una caja que recoge en silencio toda la música de Holan”.


La antología está compuesta por ocho de sus libros: Sin título, Avanzando, Soldados del Ejército Rojo, Miedo, Dolor, Una noche con Hamlet, Toscana y Una noche con Ofelia; además de una cuidada selección de sus poemarios En el último trance y Un gallo para Esculapio. La encargada de la selección y la traducción ha sido la escritora y amiga del poeta checo Clara Janés.

El poeta checo más reconocido mundialmente, Jaroslav Seifert, Premio Nobel de Literatura de 1984 contaba en sus memorias que “como tendréis curiosidad por saber quién de nosotros era el mejor poeta, os lo revelaré directamente: era Vladímir Holan, el ángel negro” y la traductora Clara Janés remarca que para ella los dos poetas más importantes y mejores del siglo pasado son T. S. Eliot y Holan, por eso, añade “estoy empeñada en traducir toda la obra de este genio, sueño con ello”.

El título del libro ha sido sacado del de un poema de Holan y, además, es el título del primer volumen de sus obras completas publicadas en checo. Para la poetisa, Clara Janés, el estilo del poeta “se fue simplificando paulatinamente hasta dejarnos ver su corazón”, dice. Porque para ella, es en el corazón el espacio donde nace la poesía. “El corazón puede adoptar cualquier forma. El corazón es una gruta donde se puede expresar todo. Una caja que recoge el silencio de todas las palabras”, remarca la traductora.

Vladimír Holan (Praga, 1905 - 1980) vivió todos los cambios sufridos en su país motivados por la ocupación nazi, la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento de un gobierno comunista. En ese tiempo, creó sus versos más sencillos que “la gente aprendió de memoria y que les reconfortó, poemas breves que desvelan un solo pensamiento”, como Respuesta a Francia (1938), Septiembre (1938), Canto de los tres reyes (1946), Sueño (1939), Primer testamento (1939-1940), Terezka Planetová (1943) y Soldados del Ejército Rojo (1947).




En esta última obra Holan introduce el mini relato en su obra, con una gran carga metafísica donde el protagonista, perdido en la vida, reflexiona sobre la misma y se muestra más descriptivo, menos alambicado y complejo. Según explica Clara Janés, “cambió su estilo poético y pasó de un hermetismo literario a un compromiso inmediato con los acontecimientos históricos del momento”. A raíz de esta obra se le acusa de estar inmerso en un “formalismo decadente” y su obra se deja de publicar. Desconcertado y hastiado del gobierno comunista se decide a encerrarse en su casa de la isla de Kampa en el río Moldava, en el mismo centro de Praga, para no salir de allí nada más que en contadas ocasiones.

Fue en esos años cuando Clara Janés conoció al poeta checo. La obra del poeta le llega de casualidad, “un amigo mío roba un libro que no sabe de quién es y me lo regala, resulta ser de Holan y me encanta”, recuerda la traductora. El libro resultaba estar editado por Seix-Barral y desde ese momento quiso conocer la obra del poeta y a él mismo en persona. “Todo el mundo me decía que no quería ver a nadie, que ni siquiera sus traductores al francés o al inglés, no cejé en el empeño y le mandé un libro mío. A los pocos meses dijo que quería verme y allí me fui. Estuve tres horas con él sin hablarme, sin mirarme, sin hacerme caso. Hasta que me di cuenta que no podía. Al final me dijo que volviese y eso hice en todas las oportunidades que tuve”, rememora con nostalgia.

Pero su propósito al salir de allí era no volver hasta no poder hablar en checo y así poder traducir su obra. En dos años, ya estaba lista para el nuevo reto y desde entonces mantuvo una amistad, epistolar una veces, personal en otras, que la lleva a traducir gran parte de la obra del poeta checo, soñando con realizar la totalidad de la misma.

Para Clara Janés la principal característica de Holan es “la absoluta profundidad de su poesía y, a la vez, que llega a una hondura que por ser tan esencial resulta abstracta. Está vinculado con todo lo humano, con todas las características del ser, de hombre en la tierra, de lo más cotidiano”. Pero también es la contradicción uno de los principales conceptos de su poesía, “su poesía se resuelve como una ecuación y ésta puede ser la de la contradicción”, abunda Janés.

A la presentación asistió Vera Zapotkova, directora del Centro Cultural Checo en Madrid quien señaló a Holan como “el poeta más importante de mi país” y agradeció a la editorial el trabajo desempeñado y a la traductora su esfuerzo por cuidar tanto las traducciones checas y añadió que “este libro es una joya, muy valorado en mi país”. Holan inventaba muchas palabras, creaba nuevos conceptos que muchos no podían o sabían traducir. Vio en Clara Janés la fuerza de su poesía, su valor para traducir lo que él inventaba y componía, por eso, solía decirla que “usted invente, invente esos nuevos términos, que se le dan muy bien”. Este libro es el fiel reflejo de una poesía que con la traducción no ha perdido nada de su esencia, es más, la ha agrandado y todo gracias a Clara Janés.




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